III Lenguas

Vestigios lingüísticos en el cromlech pirenaico


Información suministrada por los topónimos
(En busca del significado de la toponimia original en la zona del cromlech y del Camino de las estrellas, más tarde de Santiago)



Nota previa
Este apartado es, en mayor medida que las ideas que se vienen exponiendo, desde hace una veintena de años acerca del cromlech pirenaico y, desde hace una decena, en otro rango e intensidad sobre su compañero de tándem, el Camino de las Estrellas, una hipótesis de trabajo inconclusa.
En esta hipótesis se examina la toponimia mayor de la zona ocupada por el cromlech pirenaico y el Camino, contemplándolos como un todo, incrustado, en los triángulos citados en el apartado sobre Geografía y en las prolongaciones de sus lados. Esta forma de hacer no ha sido predeterminada, sino que se ha ido imponiendo y revelando a medida que avanzaba el trabajo. Se pretende poner de manifiesto la relación que existente entre topónimos situados en emplazamientos muy distantes entre sí pero cuya nominación parece responder a criterios similares en disciplinas generalmente relacionadas con la astronomía, la geografía y la religión, de la época de nominación de estos espacios y de construcción del cromlech pirenaico.

En la antigüedad, antes de que Grecia y Roma, alcanzasen su pleno desarrollo en Anatolia, en Mesopotamia, en Egipto, en definitiva, en el Oriente Medio, lejano e inconcreto, el verbo, la palabra, principalmente, el nombre y la denominación de las cosas tuvieron un carácter mágico e interesado que el tiempo y nuevas formas de concebir el mundo, han hecho olvidar; no obstante, todavía hoy, se pueden apreciar en diferentes lugares de la tierra que, con los cambios, los nuevos mandatarios, introducen palabras nuevas, cambian significados de las existentes, suprimen otras o crean eufemismos. Este proceder que viene de lejos, concuerda con las modificaciones y eliminaciones que se hacen de hechos históricos acaecidos durante nuestra propia vida. Esta manera de hacer del hombre, podría explicar que manifestaciones y hechos de primera magnitud, de la protohistoria y de los comienzos de la historia, como la presencia sumeria (?) en la península, el significado del cromlech pirenaico y de las religiones astrales que lo propiciaron, hayan desaparecido de nuestros conocimientos. Por entonces se entendía que las cosas sin nombre no existían. Lo primero que hicieron los dioses, después de crear el mundo y las cosas, fue nominarlos por boca del hombre. Nosotros tenemos hoy, gracias a la traducción de tablillas en escritura cuneiforme, constancia expresa de este proceder. La práctica de esta investigación está mostrando que, además de haber sido concebido el cromlech pirenaico con principios de astronomía mesopotámica, existen en el entorno de éste, numerosos ejemplos en la toponimia que parecen tener el mismo soporte histórico: las tablillas babilónicas, tanto las de carácter técnico como las de religioso. Jean Bottéro, en su vasta y documentada obra, nos da cumplida explicación de este último aspecto, el religioso, que se desvela un poco a continuación en la materia que pretendemos subrayar. 
Jean Bottéro y Samuel Kramer en Lorsque les dieux faisaient l’homme. Mythologie mésopotamienne, Bibliothèque des histoires, Gallimard Paris 1989, pp. 602 y siguientes, traducen y glosan el Enûma Elìs: « Cuando en lo alto… »,  al que también se suele llamar Poema —o Epopeya— de la creación . Parece ser que la composición Enûma Elìs, data, según autores, de alrededor de 1156-1025 a.C., en ella, como en el contenido de otras tablillas del Oriente Medio, se vislumbran relaciones tanto con el cromlech pirenaico como con el oeste del mundo entonces supuestamente conocido y en cuya tarea de descubrimiento y nominación se hallaban algunos por estos pagos. Es decir, se sugiere que, aún ausente de la historia escrita, el, digamos, acervo mesopotámico, parece que en el primer milenio a.C., estuvo presente en el occidente europeo y existen vestigios suficientes, para que, en cualquier caso, sin insistir en la probabilidad de este supuesto, abundar en la idea de que merece ser estudiado.

El Enûma Elis, comienza:
“Cuando en lo alto
El cielo no estaba todavía nominado
Y que aquí abajo la tierra firme
No era llamada de un nombre…
Y cuando los dioses todavía no habían aparecido
No eran llamados por nombres
Ni estaban provistos de destino
En (Apsu-Tiamat) los dioses
Fueron creados:
Aparecieron Lahmu y Lahamu
Y fueron nominados de nombres…”

En el mismo poema, en la parte V, vv.1 y siguientes, continúa explicando la tarea del dios supremo:
“Él acondicionó los lugares de estancia
Para los grandes dioses;
Dio origen en Constelaciones
A las estrellas que son sus imágenes.
Definió el año,
Por consiguiente, trazo el marco;
Y, para los doce meses,
Atribuyó a cada uno tres estrellas.
Cuando de la continuación del año
Él hubo trazado así el plan
Fijó la Residencia de la Polar (?)
Para definir la cohesión (?)´
Y, en fin, para que ninguno de ellos cometiese
Falta o negligencia en su recorrido.
Él estableció, lindes con la dicha Polar (?)
Las Residencias de Enlil y de Ea.
Habiendo entonces, de los dos lados del cielo,
Abierto Grandes Puertas
Puso sólidos cerrojos
En la izquierda y en la derecha”
….
(Los signos de interrogación los pone Bottero para señalar deterioros en el texto, dudas de traducción o desperfectos en la tablilla.)
El poema está dedicado a Marduk, un dios tardío en el panteón mesopotámico, apuntando ya al monoteísmo dicen algunos, pero que se hizo cargo de los atributos de todos los dioses mesopotámicos anteriores, incluidos los de la tríada: Enlil, Anu y Ea, y la astral: Sin, Utu e Isthar = luna, sol y venus, presentes las dos en la toponimia pirenaica, al igual que los conceptos astronómicos que se desprenden de las tablas Mul Apin. No vamos a pormenorizar ahora todo ello. Al margen de esta observación, conviene repetir que la información que, nos han dejado las tablillas de escritura cuneiforme de Mesopotamia y Oriente Medio, parece tener un más que razonable encaje en la olvidada historia del Extremo Oeste europeo, en el espacio de tiempo que estuvieron vigentes tanto el cromlech pirenaico como el Camino de las estrellas y su posterior olvido al surgir la dominación romana y la cristiandad. Si se sacan a colación, estos retazos de tan viejas historias pendientes es por entender que, no se pueden hacer las afirmaciones que se han hecho o harán, respecto a los orígenes del cromlech pirenaico o de algunos topónimos que subsisten y se suponen inalterados, sin antes, comenzar a citar algunas fuentes culturales de las que pudieran proceder.
En resumen, se podría pensar que el origen o la inspiración del cromlech pirenaico y del Camino procede de Mesopotamia, así como sus: astronomía, cosmología, religión y forma de nominar los accidentes geográficos. Además, en el extremo occidental europeo, en las proximidades y a uno y otro lado del paralelo 43, subsiste un entramado toponímico, relacionable entre sí, realizado en lenguas de oriente medio vasco incluido —sin que tal supuesto quiera decir que la lengua vasca tenga la misma procedencia—, inspirado en ideas que estuvieron vigentes y dejaron restos escritos en el primer milenio a.C. en tablillas de escritura cuneiforme, la mayor parte sin descifrar todavía.
“Los expertos dicen que la mayor parte de la literatura sumeria está escrita por gentes que hablaban acadio, siendo ya el sumerio un lengua muerta, que, como el latín se usó varios siglos después de la desaparición de los últimos hablantes. Hoy en día el entendimiento del sumerio escrito está en ascenso. Las traducciones modernas, en ocasiones, se desvían significativamente en comparación con las realizadas hace pocas décadas.
El universo, abreviando, se contemplaba como una estratificación de dos o tres capas. Generalmente constaba de: ‘cielos’ —an en sumerio, y samu en acadio—; ‘tierra’ —ki en sumerio y ersetum en acadio— y ab, aba, a’abak, mar en sumerio y tâmtu en acadio, y, en otras tradiciones como una tripartición, tal: ‘cielos, ‘tierra’ y ‘mundo de ultratumba’ o ‘más allá’, o bien: ‘cielos’, ‘cielo-atmosfera’ y ‘tierra’.”
Este pequeño resumen entrecomillado ha sido obtenido en Internet en la dirección: http://xoomer.virgilio.it_XOOM/bxpoma/akkageng/Mesopotamia.htm. Con parecida y complementaria información se encuentran numerosos trabajos.
Estas, aparentemente, alejadas informaciones de cuanto rodeaba, en el primer milenio a.C., al cromlech pirenaico y a su entorno, Camino de las Estrellas incluido, forman parte del análisis que se viene realizando siguiendo distintas fuentes. Teniendo en cuenta los datos que aportan estas nuevas fuentes, parece necesario volver a reflexionar con su ayuda sobre ambos: cromlech pirenaico y Camino de las estrellas, a fin de alcanzar un conocimiento sobre ellos más cercano a la realidad pasada.

En el espacio geográfico, antes descrito, de Extremo Oeste que fue elegido para construir el cromlech pirenaico y recorrer primero el Camino de las Estrellas y siglos más tarde el Camino de Santiago, encontramos una toponimia que, estudiada bajo ciertas premisas, ofrece significados relacionados entre sí y con apariencia de ser o proceder de los originales. La primera premisa se refiere a la lengua en que debemos intentar buscar los significados, hecho que hoy, tras años de tanteos, no admite duda: sumerio. Inicialmente, se partió del vasco, lengua que ofreció, en la zona hasta ahora presentada del cromlech pirenaico, algunos resultados que parecen fiables y permitieron adelantar: quiénes construyeron algunos grupos de cromlechs pirenaicos y dieron nombre a ciertos emplazamientos, a la par de tener conocimientos de astronomía, se expresaban en vasco. La creencia de que el sumerio, como lengua, había contribuido a nominar buena parte de la toponimia mayor del cromlech pirenaico y del Camino de las Estrellas fue tomando cuerpo con el tiempo y los descubrimientos casuales que fueron apareciendo en nombres, lo suficientemente raros para pensar que si de ellos había surgido, sin modificarlos, una traducción directa de encaje lógico en las creencias y conocimientos de la época, merecía la pena insistir a fondo en la toponimia, utilizando la lengua que comenzaba a parecer clave: el sumerio. 

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Primer hallazgo, Coruña = Tierra de los muertos


El primer hallazgo, tan casual como contundente, fue: Coruña = Tierra de los muertos. Kur.ug5.na Como bien explica Horowitz p. 281, este ejemplo con otros aparecidos con posterioridad, sugiere pensar un poco más largo. No estamos tratando de encontrar significado a un topónimo, estamos pretendiendo desvelar con mimo, con cuidado, mediante tanteos, adelante y atrás, arriba y abajo… rectificando si ha lugar… , las claves que pudieron utilizar para nominar el gran o gal Oeste europeo —gal  decían en sumerio a gran—. Creían que las almas de los muertos, se iban por el oeste. Estamos con ellos en el oeste de la tierra bordeada por el mar exterior. El mar circular ¿rodeado del mundo de ultratumba, del infierno? No lo sé; pero Horowitz, en su tan mentada Mesopotamian Cosmic Geography, en la p. 361, en un aparte referido al tamaño y a la forma de los infiernos, después de enumerar diversos nombres utilizados para designarlos —no todos— y decir que no había datos sobre cuánto medía, aunque se consideraba muy grande, sobre su forma y referido a un epíteto del infierno utilizado en una tablilla, dice: “… este epíteto revela que el mundo de ultratumba, como los cielos y la superficie terrestre fue de forma circular.” Según esta opinión, más allá del límite terrestre por el oeste —el que estudiamos— y el mar circular, se debían de encontrar los infiernos. Tengo la impresión que los infiernos, en el oeste europeo, no fueron considerados circulares y continuos sino, más bien, discontinuos pero emplazados al final de una tierra circular. La Coruña y su hoy Costa da Morte; el golfo de Gascogne, visto como Kas.ku.ug5.na = ruta.lugar.de los muertos —la diferencia con Coruña es ‘tierra de los muertos’, frente a ‘camino o ruta de los muertos’—; y, por fin, el estuario de la Gironde o de la Gironda, según la lengua utilizada, visto, con la ayuda del sumerio, como: Gir.un.da, Kir5.un.da, etc., proporciona un juego etimológico interesante a través de kir5, en ocasiones —Horowitz p. 269—, también infierno que, con Coruña y Kas.ku.ug5.na abundan en la teoría: mundo de ultratumba al oeste del mar circular, sí; pero, no situado seguido o continuo, al menos en su punto de partida, como correspondería a un mar circular geométrico sino desperdigado, como corresponde a la realidad geográfica. Así se explicaría, conceptualmente al menos, la dispersión geográfica de nombres que parecen querer decir lo mismo y que, tienen como común denominador el hecho de estar situados al borde del supuesto mar circular vistos en las figuras 2, 3 y 4 del apartado ‘Geografía’. De otra parte, el mar circular real, da cumplida explicación al hecho de que las construcciones de cromlechs terminen al llegar al mar circular, o bien, se inician en él. Metidos en esta reflexión, al pie de Peñas de Aia, al borde del golfo de dos nombres: Gascuña y Vizcaya, el primero de aparente origen sumerio, como se expone arriba, y el segundo, a través de Bi-iskak-Aia, diría que de clara procedencia vascongada, como se mostró hace bastantes años, en razón a la traducción de Bi-iskak-Aia por ‘Dos-resplandores-Aia’, resplandores en su día atribuidos a Sirio y Antares, en razón de cuando plasmaron en la banda 120º-300º: Pico de Orhi-Peñas de Aia, teoría que hoy entrelazo, sin decidir si, por contra o además, las luminarias fueron el sol y la luna solsticiales. Reflexión que conduce a otras, tales: ¿dos lenguas diferentes, afines, derivadas, entremezcladas etc.?, ¿dos conceptos religiosos diferentes, el uno afín a la lengua inicial y el otro, en alguna manera, responsable de la segunda…? etc., etc. Hay cosas que no sabes, ni sabrás; pero, otras, se pueden, en cierta manera, intuir y plantear.
Otro de los mundos de ultratumba que han ido apareciendo, en el transcurso del estudio del cromlech pirenaico, es el que pudo dar nombre a la Sierra de Aralar. Arali, tanto en sumerio como en acadio, más en éste, se llamó —Horowitz pp. 282-284— en ocasiones al mundo de ultratumba. La Sierra de Aralar, para quienes imaginaron los cromlechs que componen el triángulo e-uskaro entiendo que fue considerada su tierra de los muertos, es el límite SO de la tierra de cromlechs, al norte de Aralar discurre el río Araxes que desemboca en el Cantábrico, en el golfo de Gaskuña, ¿Kas.ku.ug5.na?, presunto camino o lugar de muertos al oeste del mar circular, a través del Oria con el que empalma en la Tolosa guipuzcoana, al igual que otro el Ariège o Arieja ¿Araxes de nuevo?, lo hace en el Garona en el Tolosa del Languedoc para continuar juntos hasta el Atlántico por el estuario de la Gironda, ¿Kir5-Un-Da? —¿algo así como ‘Puerta del infierno-alta-línea, lado’? En el infierno había siete puertas, Horowitz p.358, se podrían estar refiriendo a la de arriba, pero…—, ¿otro presunto lugar de muertos al oeste y en el mar circular? Al sur de la dicha sierra de Aralar discurre el río Arakil, ¿Ara-kir5?, que a través del Arga, y, junto al Aragón, desembocan en el Ebro pasado Milagro, para terminar en el Mediterráneo. La traducción de estos topónimos al sumerio, es prácticamente directa; pero, se debe dejar madurando y tratar de encontrar las claves del conjunto.
 Henry Miller tenía razón, da lo mismo por donde se empiece, qué cereza salga primero, al final: “Nada se pierde para siempre, y, menos que nada, los pensamientos.” Volviendo a nuestro cromlech, se continúa, al son de los mapas y creencias antiguos.
El mapa 6 de la pestaña Geografía (poner enlace) del apartado sobre geografía Tierra de cromlech y su entorno, se extiende del Mediterráneo al océano Atlántico, en él se han dibujado unas líneas inspiradas por el cromlech y su posible significado, con la intención de convertirlo en mapa y entramado mnemotécnico que permita ordenar, cuando sea posible, las materias que se vienen estudiando. Su forma y esquema no proceden de voluntarismo alguno, han ido surgiendo durante el trabajo, su geométrica concreción, no pretende demostrar que en el pasado, el entorno del cromlech, fuese concebido de esa manera. Sin embargo, alguno de los hitos que lo configuran, continúan visibles y, sus mudos enlaces, están avalados, no por una sino varias de las nuevas disciplinas incorporadas. Por eso utilizamos el mapa, como guía en la que estudiar qué se encuentra en sus puntos cruciales: un topónimo bien conservado y con significado en el lugar donde se encuentra; un grupo de cromlechs; un santuario modernizado que encaja en el todo; una creencia olvidada que se manifiesta en un entorno; un río o una montaña convenientemente orientados para seguir el relato supuesto; unas montañas orientadas entre sí, en el caos, no como creían, en señal de... sino de forma casual, pero, siguiendo con precisión alguna efeméride astronómica, un mar etc... Hemos comenzado, por razones históricas personales y para poner de manifiesto la importancia del sumerio, por Coruña, situada en el mapamundi de Hecateo al oeste, para luego hacer alguna observación en su zona Este, con ánimo de resaltar aparentes concepciones de un mundo global ¿protohistórico?, diríase que sí, puesto que la historia no hace mención al intuido relato que se pretende desvelar, aunque, sí deja al descubierto hitos y mimbres de geografía e historia que permiten tejer una nueva  narración que, las limitaciones del relator y el estado de la cuestión, obligan a entender como un todo dibujado con línea discontinua, en hilvanes todavía. Sastres vendrán que lo recompongan y cosan; puesto que, caso ¡vaya si hay caso! Continuemos en el mapa 8 y sus hitos, centrados en lo que se ha considerado la zona mollar del cromlech pirenaico: el triángulo: Pico de Orhi-Peñas de Aia-Txindoki, desde el que se comenzó a desentrañar el significado y el relato oculto en el cromlech pirenaico. En él y su entorno se ponen de manifiesto la luna y el sol.

La luna y el sol en la toponimia


Puesto que resulta inconcebible hacer una descripción astronómica del mundo, una cosmografía humana en definitiva, sin contar con el sol y la luna, siempre teniendo en cuenta sus respectivos ciclos. Los intentos y diferencias de criterio a la hora de sincronizar éstos, están presentes tanto en el cromlech pirenaico como en las primeras manifestaciones artístico arquitectónicas del cristianismo; por tanto, una de las formas coherentes de desbrozar el camino cerrado por el olvido, es tomar el cabo del ovillo de los dos astros y sus incidencias, y seguirlos. Realmente, nada nuevo, la luna y el sol, han constituido motivo de observación y de estudio para el hombre desde el Neolítico, se trata de volver la vista atrás, ayudados por los vestigios que han quedado, aunque no seamos capaces de verlos sin un recordatorio, para, junto a los conocimientos de astronomía de la época, intentar adentrarnos en sus ideas.

De la luna, en diferentes lugares, se ha apuntado:
1- El Diccionario Electrónico de Sumerio de la Universidad de Pensilvania, —por no malinterpretar la traducción, se ha preferido copiar y pegar—, expone:

e [HOUSE] (13124x: ED IIIa, ED IIIb, Ebla, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, uncertain, unknown) wr. e2; ĝa2; e4 "house; temple; (temple) household; station (of the moon)?; room; house-lot; estate" Akk. bītu
e'udsakar [NEW MOON HOUSE] wr. e2-ud-sakar "new moon house"
gigirdala [MOON?] wr. ĝešgigir-da-la2 "a phase of the moon?"
itud [MOON] (36175x: Lagash II, Ur III) wr. itud; itudx(|UD.AN.ŠEŠ.KI|); i3-ti; iti7; i-ti; itudx(|UD@s|); itudx(|UD×BAD|) "month; moon" Akk. arhu
udnua [MOON] (2x: Old Babylonian) wr. ud-nu2-a "the astronomical New Moon or Dark Moon" Akk. bubbulu
usakar [MOON] (381x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Old Babylonian) wr. u4-sakar "crescent moon; moon; crescent-shaped object; semi-circular line; half wheel" Akk. uskāru; warhu

A cuya vista, vienen a la memoria: allá en tierras del sol naciente, la ciudad de Osaka; el apellido navarro y el pueblo de Osacar, cercano a Pamplona, hoy pedanía del municipio de Juslapeña, persisten en Navarra; Aduna, cercano a Villabona, ambos pueblos de Guipúzcoa, ¿Aduna viene de udnua? No lo sé, tampoco sé si el Balaitus, cumbre singuar en el Pirineo, pudieran proceder de Bala-itud — “bala [TURN ] (3308x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, unknown) wr. bal; bil2 "to rotate, turn over, cross; to pour out, libate, make a libation; reign, rotation, turn, term of office; to revolt; to hoist, draw (water); to transfer (boats over weirs etc. blocking a stream); to carry; to boil (meat in water); to change, transgress (the terms of an agreement); conversion (math.)" Akk. elû; nabalkutu; nakāru; naqû; palû; tabāku”—; ni sé si e-uskaro y e-uskera o e-uskara, en acepciones anteriores a las actuales, se pueden adscribir a la luna o a la casa o templo, mejor, referido a una de las casas de la luna— e, en sumerio, = casa, templo de la luna creciente, y, menos, si pasando de la luna al dios o diosa luna, Sin, los numerosos topónimos que subsisten llevando incluso Sin o Txin están relacionados con nuestro satélite, visto como el dios Sin, aunque sé que en numerosos casos resulta obvio. Así: bahía de Txingudi, Sin-gu-di; Monte Txindoki, Sin-du-ki; monte Sintxaleku, Sin-, con aglutinaciones coherentes varias y misteriosas, y sufridoras piedras en su modesta cumbre, en las que no vale la pena entrar, es más importante, advertir que dos km. al sur se encuentra el monte Malkor que cuenta con una ermita bajo la advocación de Santa Bárbara, a cuyo pie este se halla el pueblo de Gorriti, Gur o Kur-iti, repitiendo con ‘iti’ su pasado significado lunar, recordado en la toponimia de la zona, tan agarrada por el paisaje que, sólo, se puede comprender yendo a todos estos lugares de ‘ir y ver’ y compararlos con otros análogos en su geografía y toponimia. La presencia y el nombre del cercano por el este, Huici, no es casual, como tampoco la prominencia norte situada a unos 2-3 km de éste, Atume. Toda esta zona, ampliada con la que se extiende a su NE Kornieta, mejor, Kurnieta, seguida al norte de los crómlicos Olegi y Loizateko Soroa, son de evidente observación astronómica sobre la referencia Txindoki, Balerdi y las Malloas de Aralar. Al igual, en el Duranguesado el monte Oiz, semeja en nombre y emplazamiento a Huici, de él se observan la ringlera de montes del Duranguesado de Udalaitz a Alluiz. La toponimia de observación de Aralar y éste mismo, es lunar, tal vez, como corresponde al lugar de muertos que cierra el cromlech pirenaico al SO; por contra, la correspondiente al Duranguesado es de clara inspiración solar.

La luna, su camino celeste, sus observables relaciones con el sol, los ideales deseos del hombre y su imaginación, dibujaron el triángulo Orhi-Aya-Txindoki. La toponimia y los cromlechs que señalan su camino, lo expresan. Hablando de la luna resulta obligado, una vez relacionada en el Pirineo, incuestionablemente, con Mesopotamia, hacer mención de informaciones complementarias, como son las procedentes de Cuneiforms Monographs, piblicadas por STYX Publications Groningen, así en la 7, denominada Sumerians Gods and Their Representacions, editada en 1997, en su p. 19, Gudrun Colbow, escribe: “En contraste, con muchos otros dioses, el dios luna es referido en numerosos escritos cuneiformes con dos signos diferentes o combinaciones de signos que se adaptan mal para expresar diferentes lecturas de sus nombres. La ortografía dShesh.ki por Nanna, y la ortografía dEN.ZU, leído Su’en o en su posterior forma Sîn ofrecían dos posibilidades a los antiguos escribas mesopotamios para designar el dios luna en documentos escritos.”

En la monografía cuneiforme 18 de igual procedencia, del año 2000, escrita por David Brown, Mesopotamian planetary Astronomy-Astrology, en la p. 57 referida a los planetas y sus fenómenos de mal agüero, de la luna se escribe: “Luna: (d)30/Nanna/zu.en/en.zu = Sîn = (Dios luna). Sin duda, su número característico es el 30, derivado de la duración en días de un mes “ideal” (ver Ch.3.1.2).”
Enfocando la cuestión desde el carácter aglutinante del sumerio, se puede aventurar que las dos formas ortográficas del dios luna propuestas por Colbow pudieran dar origen a dos epítetos: ‘hermano-tierra’, para dSHESH.KI y ‘cielo-parte, división’, para dEN.ZU, supuestos que señalan con otros muchos ejemplos el lado misterioso y un tanto esotérico del sumerio y la importancia que pudo llegar a tener un buen manejo de aquella primera lengua en escribirse y, diría, que en nominar las grandes superficies de la tierra entonces conocida. Sin olvidar otros significados que nos llevan a Anzû: águila, pájaro, o dramatizando, ‘el águila con cabeza de león’ que propicio el ‘mito de Anzû’, bien transcrito y narrado en sus dos versiones por Bottéro. Anzû  estuvo a las órdenes de Enlil-Duranki y terminó su vida a manos de Ninurta, pp. 389-425 de Lorsque le dieux faisaient l’homme, Jean Bottéro.
La luna no deja de ser un eslabón más de aquella religión, hoy inconcreta, a la que literalmente, siglos más tarde, sin levantar la voz de la historia, ‘pasaron por encima’. La luna, reúne condiciones para ser examinada con detenimiento, como elemento aislado; en esta historia, resulta imposible no ser tenida en cuenta en una religión que suponemos astral; su presencia toponímica sobre el terreno, parece evidente, tanto en vasco como en sumerio, ambas lenguas son aglutinantes y, como tales, forman palabras nuevas uniendo unas con otras.

De nuevo me encuentro que esta historia lleva tanto tiempo descuidada que, se comience por donde se comience, necesita explicaciones e incisos continuos. La primera vez que me encontré con una discordancia, con algo que no encajaba respecto a la luna, fue estudiando en el Valle de Hecho, el grupo de cromlechs conocido como la ‘Corona de los muertos’, creí que ‘muertos’ no tenía sentido en un grupo en el que no ha aparecido el menor atisbo de restos humanos, a pesar del empeño puesto en su búsqueda, y de que el significado de los cromlechs del mismo, respalda la suposición de que se pudiera tratar de la representación de una especie de ‘camino de la luna’ ‘Harran Sin’ —con signo bajo la h que indica que se lee Charran—, casi recién salido de las tablas Mul.Apin. La explicación de haber evolucionado a ‘Corona de los muertos’, pudiera estar en la múltiple acepción de la palabra vasca ‘il’ en vasco: muerto, luna, mes, que podría haber propiciado, al traducir del vasco original al castellano, un baile de significados que justificasen el nombre actual. Ahí quedó la cosa. Si ni siquiera se entra en la tesis fundamental de mis investigaciones: ‘cromlech = estrella, siempre’, mal se puede entrar en otro tipo de consideraciones, derivadas de la misma. Como por ejemplo, las sutilezas toponímicas sugeridas por este supuesto y por un posible ‘camino de la luna’ dibujado con círculos de piedras, visible en un próximo accidentado y nítido horizonte, hoy tapado por un espeso bosque de coníferas. No obstante, el caso es que particularmente he continuado con el estudio y he visto en otros lugares que, efectivamente, con frecuencia, ‘il’, en diversos topónimos debe de traducirse por luna; sin embargo, con el tiempo he comprobado que, hay numerosos topónimos, los referidos a la luna incluidos, que cobran el sentido religioso-astronómico de la época, utilizando el sumerio —sorprendentemente, en sumerio ‘il’ quiere decir, subir, ascender, salir —la luna, por ejemplo— etc., que invita a nuevas cavilaciones y traducciones razonadas sobre posibles significados olvidados y relegados. Esta capacidad vehicular de ambas lenguas, vasco y sumerio, para dar significado religioso-astral, a buen número de topónimos del espacio ocupado por el cromlech y el Camino de las Estrellas, sugirió de inmediato una posible relación entre las dos.

Hoy puedo decir que esta relación existe. Parece bastante variada y, si bien no tengo tiempo ni conocimientos para abordarla como se merece, iré apuntando con la mejor voluntad, los ejemplos e ideas que vayan surgiendo al paso. Tal vez, la primera duda sobre una posible competencia entre ambas lenguas, vasco y sumerio, vino de la creencia en una posible lucha entre sus mandatarios, para quedarse con la supremacía y el mando de una ya discutida religión astral pirenaica. También diría que de mi interés por lo trino en las religiones en general, fueron surgiendo diversas asociaciones de ideas que pudiéramos calificarlas de cualquier manera, menos de científicas. En Mesopotamia la trinidad por excelencia estuvo compuesta por: Enlil, Anu y Ea. En sumerio 3, tres, se dice: ‘es’ o ‘pesh’, ambos nombres se escriben hoy con un acento circunflejo invertido sobre la ‘s’ que se pronuncia ‘sh’ igual que en la palabra inglesa ‘dash’;además dios, puesto que de dioses se trata, en sumerio se dice ‘ilu’. En vasco, tres, se dice ‘iru’, que hoy un chino pronunciaría ‘ilu’, en tanto que el equivalente del sumerio ‘esh’, que, también, dentro del mal pensado y no probado todavía gatuperio imaginado, podría considerarse el ‘ez’ vasco, ‘no’ en castellano. Interpretaciones que se prestan a equívocos que apuntan hacia hipotéticas mal intencionadas substituciones, encaminadas a poner en tela de juicio, la trinidad arcaica, tergiversando el ‘verbo’. En igual sentido, de desprestigio verbal apuntan las actuales palabras vascas ‘ilun’, simplificando, ‘oscuridad’, e ‘iluña’, en dialecto Bajo Navarro, ‘boñiga de vaca’. No obstante, una de las primeras palabras que suscitaron mi curiosidad sobre posibles concordancias y discordancias entre el sumerio y el vasco, surgió, como tantas otras veces, de Mesopotamian Cosmic Geography de Wayne Horowitz, en el índice de Sumerian and Akkadian terms p.391, de la palabra: bur\bùr\bùru 138-139, 232, 285, 288, 307  (Earth) 285  (Heaven) 232.
Doy cuenta escueta, cómo hacen los índices, de las citas e interpretaciones del autor del vocablo ‘buru’ que, en primera instancia, podríamos traducir, de Horowitz y otros, como agujero, hoyo, abismo, profundo; incluso, poéticamente, en p. 285 dice que se asoció al ‘mundo de ultratumba’. Además, en p. 232, tras volver a insistir, en el auténtico significado sumerio de ‘buru’: ‘hoyo, agujero, pozo’, asocia luego el mismo con un equivalente de ‘samu’ —omito tildes imposibles para mi teclado—, cielo,… En fin, se trata de interpretaciones, llenas de matices, que se deben de sopesar, pero que, sin embargo, no podemos eludir. El sumerio y el vasco —me refiero, al conglomerado actual—, son dos lenguas que están dando pruebas de dar explicación cabal, con harta frecuencia, cada una por su lado, a demasiados topónimos que explican la geografía o ilustran conceptualmente al cromlech pirenaico o al Camino, impidiendo que, de un plumazo ortodoxo de cualquier signo, se les pueda excluir de un concienzudo estudio bajo nuevas premisas, que ambos reclaman desde los incómodos límites, en buena parte folclórico-turísticos, en los que, injustamente, se les tiene encerrados. Parte de la nueva propuesta, apunta a la conveniencia de buscar relaciones entre la lengua sumeria, presente de forma directa e indeleble en abundante toponimia y la lengua vasca, heredera, al parecer, de conocimientos y creencias expresados en la primera, sin que haya duda de que en una u otra lengua se da cumplida explicación a diversos topónimos. En este orden de ideas, cuya principal misión es abogar por la necesidad de realizar este estudio comparativo, en el capítulo relativo a ‘iguales significantes para significados opuestos’, vemos que el ya glosado en sumerio ’buru’; en vasco, quiere decir lo contrario: cabeza, cima, cúspide, etc. Naturalmente, aislado, poco dice este ejemplo que, no se hubiera citado de no existir otros.

En cuanto al sol:

1- En la citada monografía cuneiforme 18, en la p.56, informa: Sol: “dutu/d20/20/shamshu/shá-mash = dios Sol. La distinción entre shamshu “el sol” y el vocativo Shamash se hace en las inscripciones, pero la frecuente necesidad de mencionar el sol, admitió el uso de los signos dutu, d20, y 20 más comunes en la mayoría los textos en consideración.”
2- El Diccionario electrónico de la Universidad de Pensilvania, apunta:

ud [SUN] (29106x: Lagash II, Ur III, Old Babylonian) wr. ud "day; heat; a fever; summer; sun" Akk. immu; ummedu; umšu; šamšu; ūmu
utu'e [SUNRISE] wr. utu-e3 "sunrise" Akk. şīt šamši
utušuš [SUNSET] (14x: Old Babylonian) wr. utu-šu2-uš; utu-šuš2 "sunset; the West" Akk. ereb šamši
  De cuya información, invitan a la reflexión: ud, utu y shamash, todos con sus variantes gramaticales.

Al sol en vasco, el Múgica, le llama: ‘eguzki’ y ‘eki’. Ambas formas, parecen pertenecer a una lengua aglutinante. Si fuese así, las descomposiciones, pudieran semejarse a: e-guz-ki, e-gu us-ki y e-gu uz-ki, para la primera forma. En cuanto a la segunda, la más lógica parece: e-ki. Puestos a buscarles un sentido en vasco, el nombre completo ‘eki’, significa directamente ‘sol’, en dialectos bajo navarro y suletino, en tanto que las aglutinaciones parecen aleatorias y fuera de contexto. En cambio, utilizando el sumerio como lengua aglutinante ‘e-ki’, queda en un obvio ‘templo-tierra’, que diría es coherente con las creencias cosmogónicas sumerias. De otra parte en sumerio, Eguzki, más que a un nombre, llevaría a un epíteto, con dos palabras aparentemente fijas: ‘e’ y ‘ki’, es decir, ‘casa o templo’ y ‘tierra’, y una tercera ‘guz’, de significado y descomposición varia en los lexicones y diccionarios, en significados no alejados de ‘penacho’ y ‘cima’ que, además, de tener un sentido, sólo pueden conducir hacia un epíteto; no sin antes advertir que se trata de un asunto para especialistas.

Giros solsticiales


Desde un punto de vista técnico, no podemos olvidar que tanto la luna como el sol regían la vida del hombre por entonces, hasta extremos que hoy tenemos olvidados, seguían por consiguiente el devenir de ambos astros, principalmente, sus giros solsticiales en el horizonte, donde desde puntos de observación predeterminados, observaban el accidente geográfico en cuyo punto, el sol y la luna, daban la vuelta, giraban, en los solsticios, año tras año, en su aparente caminar en sus salidas y puestas hacia el norte o hacia el sur, llegados los astros a estos puntos de giro, deducían que el cambio de estación había llegado, e incluso, sabemos, por los cromlechs encontrados que utilizaron métodos para calcular, los días o meses que debían intercalar al año, para mantener sincronizados los ciclos lunar y solar.

En esta última disciplina, Herman Hunger & David Pingree en Astral Sciences in Mesopotamia, Brill: Leiden-Boston-Köln, 1999. pp. 75-79, 3.3. Intercalation Schemes, dan cuenta de los dos esquemas de intercalación presentes en las tablas MUL.APIN cada uno de los cuales está basado en una comparación del año solar con los meses lunares sinódicos. Hunger y Pingree creen que los datos astronómicos, aportados por las tablas MUL.APIN que tratan de la astronomía babilónica, proceden del 1000 a.C., fecha que haría posible coincidir, al menos, cronológicamente las técnicas expuestas por estos autores, con las utilizadas por los constructores del cromlech pirenaico. Parece, según estos autores, que los meses comenzaban en Mesopotamia con la Luna Nueva. Los cálculos que ‘sugerían’ las intercalaciones se hacían los días 15, con luna llena, por estar entonces en oposición, en el zodíaco, el sol y la luna. Los citados autores en la p.77, interpretan de las tablas MUL.APIN: “En el 15 de Nisan, en el 15 de Duuzu, en el 15 de Tesritu, en el 15 de Tebetu, observe las salidas del sol, el tiempo de visibilidad de la luna, la aparición de la Flecha —en definitiva, Sirio—, y encontrará cuantos días hay en exceso.” Sin entrar en los detalles, para especialistas, expuestos en el texto de H & P, el hecho cierto es que una técnica de intercalación de este tipo, encaja a la perfección con cuanto está reflejado en los monumentos existentes en el triángulo en estudio: Orhi-Aia-Txindoki, y permiten pensar que, desde un punto de vista cronológico al menos, el entramado técnico que dio origen al cromlech pirenaico, podría proceder, con antecedentes y sin fantasías, de Mesopotamia. En consecuencia, puede considerarse científicamente admisible, dar una primera vuelta de tuerca, desde el ¿sumerio? a alguna toponimia que pudiendo hablar desde su casi nula evolución lingüística, permanece callada a la espera de un entramado común que la engarce y dé más ejemplos que puedan relacionarse entre sí. Puesto que, como se observa desde numerosos emplazamientos y en la técnica astronómica utilizada, el hecho observable en el paisaje más determinante es: el ‘giro’ del astro en el horizonte sobre un accidente geográfico singular y característico. En principio debemos de fijarnos en los astros que giran o dan la vuelta en el horizonte, en los nombres de los lugares en que lo hacen y en el significado de la palabra ‘giro’, sinónimos y similares, en las lenguas utilizadas supuestamente en la confección de los topónimos de los lugares de emplazamiento de los cromlechs implicados en la efeméride que se pretende desentrañar y del lugar de giro o vuelta singular en el horizonte. Giro, girar y similares, debemos mirarlo en las tres lenguas que dan algún sentido etimológico o significado, al cromlech; hasta ahora: sumerio, acadio y vasco.

El Diccionario electrónico de sumerio de la Universidad de Pensilvania, preguntando por ‘turn’, responde:

a gur [TURN] (3x: Ur III, Old Babylonian) wr. a2 gur "'to turn the arm'" Akk. ?
bala [TURN] (3308x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, unknown) wr. bal; bil2 "to rotate, turn over, cross; to pour out, libate, make a libation; reign, rotation, turn, term of office; to revolt; to hoist, draw (water); to transfer (boats over weirs etc. blocking a stream); to carry; to boil (meat in water); to change, transgress (the terms of an agreement); conversion (math.)" Akk. elû; nabalkutu; nakāru; naqû; palû; tabāku
dub [GO AROUND] (30x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Old Babylonian) wr. dab6; dub "to go around, encircle, turn; to search; to tarry" Akk. lawû; sahāru
gi [TURN] (1485x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, unknown) wr. gi4; gi "to turn, return; to go around; to change status; to return (with claims in a legal case); to go back (on an agreement)" Akk. lamû; târu
gur [TURN] (659x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, unknown) wr. gur "to reject (legal evidence), to turn away; to turn, return" Akk. sahāru; târu

Preguntando por ‘du’, la respuesta es, entre otras acepciones:
du [WHIRL] (16x: ED IIIb, Ur III, Old Babylonian) wr. du7-du7 "to whirl" Akk. sarû
Supuesto que confirma el Halloran en su p. 46, al informar sobre du7.

La primera observación de este cortar-pegar realizado, nada tiene que ver con este trabajo, pero al estar en la primera línea y persistir hoy día sin cambios tanto en vasco como en castellano, se menta: agur = ‘girar, doblar el brazo’ ¿Saludar?, diría que resulta obvio y así lo apuntan diversos lexicones. La segunda es que para elucubrar con el acadio hacen faltan medios y, sobre todo, conocimientos de los que carezco. En cuanto a las palabras sumerias que expresan, giro, vuelta, etc., se pueden apreciar en diversos lugares, siguiendo el orden mostrado, parecen merecer crédito:

‘Gur’ se encuentra con toda probabilidad en la localidad navarra de Gorriti, con bastantes probabilidades de proceder de Gur-iti = Giro-luna, a favor de este supuesto encontramos el muy cercano por el sur, hoy, monte Sintxaleku, en referencia al dios luna Sin, dando, también al sur, sobre las Malloas de Aralar en posición óptima para observar sobre ellas y montes cercanos las puestas y salidas lunares a lo largo del año. Afirmación que requiere explicaciones al margen de la etimología que se está presentando.
Gur, tiene frecuente aparición en el área de influencia del cromlech, en muchas ocasiones significando montaña o lugar.
Bala, significando giro o similar, aparece esplendorosa, en el tres mil pirenaico Balaitous, de probable descomposición: Bala-itud = Giro-luna. También el Balerdi, de claro significado desde el Sirio de los cromlech de Olegi, con mayor elaboración parece derivar de Bala , giro.

Du7, también, puede significar giro y deja Txindoki, desde Loizateko Soroa, en Sin-du7-ki = dios luna-giro-tierra.

El sol en Mesopotamia y con respecto al cromlech pirenaico tiene diversos nexos de unión que están presentes tanto en el propio cromlech pirenaico, como en los alineamientos que observamos en cruz de San Andrés o en oposición E-O —en luna llena, siempre se sitúan ambos astros en puntos opuestos de la eclíptica. Al igual que la luna, el sol fue llamado de dos maneras diferentes: UD, en su designación como astro y UTU o SHAMASH al nominarlo como dios. Las tres voces pueden reconocerse en nuestra toponimia; particularmente, por cuanto se pueden relacionar con diversos topónimos de su entorno geográfico, entre otros, son interesantes para Ud, sus posibles analogías con Udala, Udalaitz o similar, con Anbutu o Anboto y con Ulzama. Los dos primeros, emplazados en el Duranguesado, dignos de contemplarse desde diferentes lugares, entre los que tal vez destaque el monte Oiz al norte y el cordal de Urkiola con el Santuario a San Antonio. Se encuentran, además, nombres de cumbres próximas como Alluiz, que, con las anteriores y otras de la zona, invitan a imaginar que fue el sumerio la lengua más utilizada para designar los accidentes de la región y situar en el paisaje algunas posiciones del sol: a su salida en Udala, en su culminación en Anboto y en el solsticio de verano en ‘Allu-¿?’ —Allu=Alluttu , en sumerio era Cáncer, por donde salía el sol en el solsticio de Verano a unos 60º—. El sol se ve salir por Alluitz a 60º en el solsticio de verano, desde la zona de Urkiola, poco al norte del Santuario de San Antonio. Desde el monte Oiz, situado justo al norte del Anbutu, An-bu-utu, en el que An, tantas veces presente en el cromlech pirenaico significa cielo y utu como se viene de copiar sol en sentido de astro, en cuanto a bu, copiamos: bu [PERFECT] (28x: Old Akkadian, Ur III) wr. bu; bu2 "perfect" Akk. gitmalu que necesita una licencia en su traducción para ver la perfección en la culminación, de la que el observador queda dispensado si sube al monte Oiz o mira un mapa. El Oiz, es un buen observatorio de los astros que culminan y cruzan los picachos del Duranguesado, al igual que el alto de Huici para las Malloas de Aralar o el Santuario de San Miguel de Aralar respecto a San Donato.

Santos como los citados, recordados repetidamente en ermitas, santuarios o simples topónimos, en lugares en los que el sol, la luna u otro astro subrayaban efemérides astronómicas comprobables todavía, invitan a buscar analogías entre los astros protagonistas de las mismas y los santos cristianos que les sustituyeron en la toponimia. El triángulo ­—santag o santak en sumerio— Orhi-Aia-Txindoki, la sierra de Aralar, los rocosos picos del Duranguesado y las proximidades de todos ellos son lugares sobrados, para hacer valer la pertinencia del sumerio en esta historia y poner de relieve los retoques efectuados en la toponimia durante el periodo de cristianización.

Los santos que utilizaron para hacer verosímiles las citadas suposiciones, debieron de necesitar al menos dos requisitos: pertenecer a los primeros tiempos del cristianismo, es decir tuvieron que existir o ser santificados antes del periodo de cristianización y, de otra parte, tener unos nombres que desde un punto de vista fonético recordasen al anterior, de forma que pudiesen justificar el cambio y ser asimilados con prontitud. Esta suerte de juegos etimológicos primigenios para realizar cambios, no son una apreciación personal, han sido estudiados, en diversos lugares, por eruditos y especialistas en estas cuestiones, entre ellos se encuentran los descritos por Pierre Riffard en Ésotérismes d’ailleurs, Éditions Robert Laffont, S.A., Paris 1997, quien en el capítulo 8, Les Mésopotamiens, pp. 340-412. y, en el 9, referido a los egipcios, en cuyas páginas ofrece un interesante resumen de los métodos utilizados.

Volviendo a algunos astros y santos, presentes en la cuna del cromlech arriba citada y su próximo entorno oeste. Parece acertado pensar que los santos más antiguos en el santoral, fuesen los tenidos en cuenta, entre ellos, se pueden considerar: a san Donato servitano, monje norte africano del siglo VI que se estableció en Hispania; a san Antonio Abad —251-356 d.C., canonizado el año 491, llamado con frecuencia san Antón; a san Andrés primer apóstol llamado por Jesús, hermano de Simón Pedro, muerto crucificado en una cruz aspada que se llamó de san Andrés. Todos nombres procedentes de la primera etapa del cristianismo, que, junto con otros, vistos en el terreno, en compañía de nombres de fonética análoga en lenguas vigentes en el primer milenio a.C., ponen en guardia e invitan a pensar o a lucubrar con las insinuaciones hechas más arriba, para coadyuvar la sospecha, se encuentran: el Cerro de San Antón y su cercana ermita bajo la advocación de éste santo, junto a Peñas de Aia, emplazados justo al norte de los desvaídos cromlech pirenaicos de Agiña I en el eje-banda: pico de Orhi-Peñas de Aia, que, también es uno de los de san Andrés; el cordal de Urquiola, en el que se encuentra el santuario de San Antonio o de san Antón ¿An-tun? con reminiscencias tempranas de exponer, camino de Anboto o An-bu-utu, como se ha razonado arriba situado en una de las zonas geográficas que no pueden ocultar su etimología sumeria, en ocasiones, diría además, polisémica; los ejes de san Andrés 60º-240º paralelos, túnel de san Adrián-Udalaitz y monte Aratz-Anboto; los san Donato, ermita y sierra emplazados justo al sur del san Miguel de Aralar, desde san Miguel en la sierra de san Donato culminaba/culmina el sol y todos los astros parecen apuntar a Don-Atón, en consenso con la nueva autoridad religiosa o en guiño políglota de algún creyente recalcitrante de la religión astral pirenaica , tan descalabrada en el Santuario de San Miguel de Aralar, salvo en lo que respecta a la toponimia que le rodea y atañe.

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Toponimia del cromlech pirenaico y de su Triángulo núcleo

La toponimia que corresponde al triángulo: Pico de Orhi, Peñas de Aia y Txindoki, por el lado Orhi-Aia, tramo final del camino de piedra pirenaico hasta su llegada al mar circular —na-ab-ara = piedra-mar-camino y ¿propuesta de etimología para Navarra?, sí, aunque con posterioridad, se ha preferido la acepción de na= ser humano, en consonancia con la marcha de éstos por el oeste— , en el golfo de Kas.ku.ug5.na = ruta o lugar de los muertos, también llamado en vasco de Bi-iska-aia = Dos-resplandor-Aia. Dos nombres en dos lenguas diferentes, para dos significados distintos pero complementarios con el significado del cromlech, dejando evidencia que de que los hablantes de dos lenguas diferentes, o dos facciones de una sola, supieron del significado del cromlech pirenaico. De otra parte, situando esta interpretación, con intención de tratar de comprender el todo, en el mapa mnemotécnico 8 del apartado de geografía. Siguiendo la cadena pirenaica por el eje O-E central de la misma, Peñas de Aia-Andorra. Aunque, continuando la cadena, ya sin cromlechs, en su extremo oriental se encuentra Cataluña avalando, con su directo y complementario significado en sumerio, la creencia sobre el devenir de las almas que se viene atribuyendo a la religión astral pirenaica, tras interpretar: Cataluña = Ka2-tal3-ug5na = entrada-morada-muertos humanos.(Esta última interpretación en sumerio, pensamiento recurrente del autor durante muchos años, tal vez se haya producido por cuanto Cataluña termina en -uña, como Coruña, Gascuña y, diríase, dentro del significado del cromlech pirenaico visto como un todo, como Santoña y la Santonge francesa. Se ha puesto de manifiesto, con la ayuda complementaria, al diccionario-e de la universidad de Pensilvania, del Sumerian Lexicon de John Alan Halloran, editado por Logogram Publishing, Los Angeles 2006. Al repasar la interpretación kur–ug5na de Horowitz en p. 281 de Mesopotamian Cosmic Geography: ‘Earth of de Dead’ kur.ug5na, que no parece una definición precisa, ya que, diríase, para expresar la idea, basta con Kur.ug5,7. Halloran en su Sumerian Lexicon en p. 294 traduce ug7 y ug5 por: muerte; persona muerta; en tanto que el diccionario-e de la Universidad de Pensilvania lo traduce por morir. Parece, expresión mucho más precisa teniendo en cuenta ‘na’, leyendo el vocablo completo: Kur-ug5-na que el diccionario-e, eligiendo las acepciones convenientes, interpretaría literalmente como: Lugar-morir-hombre y el Halloran, aceptando en la p.184 de su lexicón, la primera acepción de ‘na’: human being, seres humanos, dejaría la traducción de Coruña, en algo similar a Lugar-muertos-humanos, dejando la traducción más precisa que Horowitz, donde sólo se sobreentiende. Esta redundancia de -ug5-na, pretende dejar bien claro que las almas que se iban al por el oeste del mar circular son las de los seres humanos, no las de otro tipo de seres. Este hecho, es análogo al expresado por Cicerón en “El sueño de Scipión” que, especifica, siglos más tarde y con exigencia mayor, que las almas de los hombres que bajan al nacer y suben del cielo en los cruces de la Vía Láctea, las que suben al morir son las de los elegidos, no las del común de los mortales. No sabemos si las frecuentes representaciones en el cromlech pirenaico de estos tramos eclíptica tuvieron los requerimientos supuestos por Cicerón o, los sumerios, fueron más laxos, y los cielos estaban destinados a todos los humanos, aunque la existencia de infiernos, da pie a pensar que debió de haber una división entre buenos y malos.
La equivalencia: Cataluña = Ka2-tal3-ug5na = entrada-morada-muertos humanos, tiene visos de verosimilitud, además, encaja dentro del significado de la toponimia mayor del norte pirenaico peninsular, sin manipulación gramatical; Andorra = An-dur-a = Cielo-Unión-Línea o An-du7-ra2 = Cielo-giro-dirigir, du7 en Halloran p. 46, comenta: girar alrededor (regularmente seguido por ra2), de ra2 escribe en la p. 218, diría que se capta el concepto, aunque la traducción literal en español no me gusta. En cualquier caso, el sumerio y los sumeriologos, merecen un gran respeto; Aragón = Ara-gun3 = Camino iridiscente; Navarra = Na-ab-ara = seres humanos-mar-camino; Kas4-ku-ug5na = Paso rápido-dispersión-muertos humanos, o bien, Kas4-ku4-ug5na = Paso rápido-entrada-muertos humanos —¿indicando que el gofo de Gascuña, no era un lugar de estancia de las almas de los muertos sino lugar de paso rápido hacia el más allá?— Siguiendo la costa, se puede al amparo de los antiguos mapas latinos, seguir apuntando con ayuda de nominaciones y creencias mesopotámicas: Vardulia y Mardulos que corresponde al actual Guipúzcoa y sus habitantes, parece proceder de Mardu = Oeste. En Mesopotamia, según w. Horowitz p. 197 “El viento oeste, IM mar.dú, lleva el nombre de los amoritas, que llegaron a Mesopotamia por el oeste en el tercer milenio.” Mardu, sus derivaciones y la equivalente acadia Amurru fueron muy utilizadas para designar tierras, habitantes, etc. del oeste en diversas partes del mundo antiguo, la presencia en ‘tierra de cromlechs’ tanto de Mardu como de Amurru —Amurrio y Amorebieta, pueden ser ejemplos, el primero sin estudiar el segundo del Duranguesado, a cuyo oeste lo cierra— , son innegables. Por el ajuste a su significado se destaca Mardulo, Bardulo, Vardulo = gente del oeste, occidental. Naturalmente, del oeste del cromlech. En Mardulia está el fin del cromlech, que, hechos estrellas por el hombre, llegaron con las almas de los humanos muertos al oeste del mar circular, al golfo de Kas4-ku4-ug5na, en donde, al decir de su sumerio nombre las almas pasaban ‘corriendo’. El oeste extremo del cromlech pirenaico lo situaron en el hoy río Oria, como lo demuestran los vaporosos, dado su estado de conservación, cromlech de Igeldo y Oriamendi. El Oria, tiene dos afluentes, el Leizarán y el Araxes, del primero se suele decir: ‘el cromlech pirenaico termina en el río Leizarán’, lo cual es una verdad parcial; del Araxes se dice poco, sin embargo, bien mirado, el Araxes, diríase que Arases = Ara-ses = Camino-amargo, salobre, tal vez debiera de haber sido, puesto que lleva sus aguas al mar, en el límite oeste del cromlech, el nombre del río principal, como debiera haber sucedido con el Ariège, Arieja o Araxes andorrano, último punto de la cordillera pirenaica en el que las aguas vierten al Atlántico en el estuario de la Gironda, Kir-Un-Da = Mundo de ultratumba-alta-línea, ¿alta, por ser la del norte?, camino del el mar circular. Queramos o no, ambos Arases son principio y fin del cromlech pirenaico. Además, gracias a Anaximandro y Hecateo de Mileto, sabemos que, en el otro lado del mundo conocido, al este, en el entonces considerado mar circundante, el mar Caspio, discurría/discurre otro Araxes, nacido del monte Ararat, llevando sus aguas al mar circular en su extremo este. Todas estas traducciones que se vienen realizando, ni pretenden ni pueden ser literales; sin embargo, se está intentando que sean conceptuales y unitarias referidas principalmente a las creencias concretas pasadas que se trata de esclarecer o de poner de manifiesto, siempre teniendo en cuenta la época de su vigencia. En los párrafos anteriores nos hemos referido y tratado de poner de manifiesto, la existencia en el norte peninsular, en el primer milenio a.C., de que las almas al morir se iban por el oeste del mar circular. Las traducciones de los vocablos se han hecho directamente del diccionario a palo seco, sin adorno ninguno, bien es verdad que, a veces, una acepción determinada, antes de elegirla obliga a dar diversos saltos en el diccionario de una palabra o sílaba con subíndice a otra hasta encontrar una acepción coherente.  
Antes de continuar al oeste siguiendo la línea E-O que indica el mapa mnemotécnico conviene detenerse en Peñas de Aia, vértice norte del triángulo núcleo, Pico de Orhi-Peñas de Aia-Txindoki, del cromlech pirenaico y juez de paz de la llegada de las almas a su morada en el mar exterior.
Aya, por sus posibles significados, variada presencia y su emplazamiento, merece considerarse, desde el punto de vista de la necesidad de un principio y de un punto de creación inicial que hemos heredado, de momento, el centro y núcleo del cromlech pirenaico. En cualquie caso, equivocado o no, sí ha sido, el centro desde el que el aficionado comenzó su laboriosa, por larga, elucubración trás el significado primigenio y unitario del cromlech y su zona de influencia

El Diccionario-e de la Universidad de Pensilvania, informa preguntando con la voz ‘aya’:

aya [CRY] (110x: Old Babylonian) wr. a; u3 "a cry of woe; to cry, groan" Akk. ahulap; nâqu
aya [FATHER] (561x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. a-a; aya2; a-ia "father" Akk. abu
aya [MARSHLAND] wr. aya4 "marshland" Akk. išiktu
aya [SURROUND?] wr. aya4 "to surround?"
ayalum [STAG] (3x: Old Babylonian) wr. aya-lum "stag, deer" Akk. ayyalu

Preguntando con la voz ‘ia’:
aya [FATHER] (561x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. a-a; aya2; a-ia "father" Akk. abu
ia [OH!] (9x: Old Babylonian) wr. i3-a; i-a; ia4 "(an exclamation), oh!"
namia [GROUP OF 5] (1x: Old Babylonian) wr. nam-ia "group of 5"
udiliya [FIFTEEN] wr. u2-di-li-ia "fifteen"

Preguntando con la palabra ‘five’, 5 en inglés:
ya [FIVE] wr. ia2 "five" Akk. hanšat
[1]
ia2

1. five

Akk. hanšat "five".
[1982] M. Civil, OA 21 6.


Al margen de los diccionarios, se encuentran citas sobre Aya en Mesopotamian Cosmic Geography de Horowitz, donde el la p. 232, cita un himno a Aya; también se hace eco de él Yves Bonnefoy, en su Diccionario de las mitologías Vol. I Ediciones Destino, 1996, en cuya p.177, asocia Aia al dios Ea “o quizás Ia/Ia’u (Ebla), de un personaje divinino propio de los semitas del País y sintetizados por ellos a Enki, no es sino una expresión sumeria que significa ‘salto de agua’ o ‘Residencia (en el) agua’ ”; J. Norman Lockyer en The dawn of astronomy, facsímil realizado por Kessinger Publishing, LLC, P.O. Box 160, kila, Mt 59920 U.S.A., en pp.371-372, escribe: “ Junto con la cultura de Eridu llegó la adoración del dios de Eridu, el dios principal de Babilonia, Ea, Ía, or Oanes, simbolizado la cabra-pez, y conectado de alguna manera con el sol situado en Capricornio.” (El subrayado es del autor de estas líneas. De otra parte, completando esta información, se debe recordar, lo dicho por Yves Bonnefoy unas líneas más arriba respecto a Aya, puesto que ambas observaciones dan soporte histórico a todo el entorno visual de Peñas de Aia, incluido el significado de los numerosos grupos de cromlechs que le rodean, entre ellos el singular de Oianleku, levantando además el velo que ha ocultado manipulaciones varias pergeñadas hace unos dos milenios; silenciando primero y olvidando después, la más alta manifestación cultural y espiritual, el cromlech pirenaico, de la protohistoria de Occidente; pero, en su tramo final, enlazada con la propia historia.)

En http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Aya_(mitología)&oldid=64640451, relatan: “Aya en las mitologías acadia, babilónica y asiria fue una diosa madre, esposa del dios del sol y de la justicia Samash. Se desarrolló a partir de la diosa sumeria sherida, esposa del dios Utu.
Historia: Šherida o Sherida es una de las más antiguas divinidades de Mesopotamia, atestiguada en inscripciones de la época presargónica, siendo su nombre como "Aya", popular durante el período Ur III(siglos XXI a. C.-XX a. C.), haciendo de ella una de las más antiguas deidades semíticas conocidas en la región2 Cuando se dio forma al panteón sumerio, Utu se convirtió en el dios del sol primordial y Sherida se sincretizó en un papel secundario como un aspecto del sol junto a otras deidades solares menos poderosas (véase Ninurta) y adquirió el papel de consorte de Utu.
Cuando los acadios semitas llegaron a Mesopotamia, su panteón llegó a ser una sincretización del sumerio. Inanna e Ishtar, Nanna y Sin, Utu y Shamash, etc. La diosa menor mesopotámica del sol Aya, llegó a ser sincretizada en Sherida durante este proceso. La diosa Aya en este aspecto parece haber tenido amplia aceptación entre los pueblos semitas, ya que se menciona en las listas de divinidades en Ugarit y aparece en nombres personales en la Biblia (Gen 36:24, Sam 3:7, 1 Crón 7:28 ).
Mito: En acadio aya es "amanecer", y durante el período acadio fue asociada fuertemente con el sol naciente y con el amor sexual y la juventud. Los babilonios a veces se referían a ella como kallatu (la novia), y como tal, fue conocida como la esposa de Shamash. De hecho, fue adorada como parte de un culto separado pero adjunto en los templos e-babbar de Larsa y Sippar...”

En análoga dirección: el Dictionary of deities and demons in the Bible DDD, de K. van der Tornn, Bob Lecking y Pieter Willem vander Horst, apunta tres referencias: 1- en p.125: Aya fue el nombre de una deidad sincrética de Ugarit equiparable a las mesopotámicas Aya y Ea. 2- en p.126: “Aya es mencionada en la lista trilingüe ugarítica de dioses dA-A: e-ia-an: ku-shar-ru. El logogrífico término dA-A es usado en Mesopotamia para denominar la diosa Aya, esposa del dios sol Shamash. Ambos fueron adorados juntos en Sippar, Larsa y tal vez en Babilonia. Como Shamash fue una deidad de la luz compartiendo también en algunos aspectos con Ishtar... Ea es también conocida desde los nombres personales presargónicos y pertenece al antiguo panteón semítico en Mesopotamia (Roberts 1972) con toda probabilidad fue originariamente un dios de los manantiales y los pozos, y fue pronto equiparado con Énki, el dios sumerio de la sabiduría, destreza e ingenio técnico, cuyo dominio fue el Abzu —las aguas subterráneas potables y el Océano— y que fue adorado en el sur de Mesopotamia en la ciudad de Eridu (moderna Abu Shahrain, confín de la tierra)... Durante el primer milenio a.C. la mayor parte de sus funciones se habían traspasado a su hijo Marduk, dios de la ciudad de Babilonia, pero Ea permanecía como última fuente de sabiduría y perspicacia profunda de la historia de Mesopotamia.” 3- “En el Antiguo Testamento, en diversas ocasiones se encuentra Aya como nombre de persona...” 

Por fin, René Berthelot en La Pensée de L’Asie et l’ Astrobiologie, Payot, Paris, 1949, en el capítulo I, L’astrobiologie chaldéene, pp. 9-46, da una idea general de la religión en Caldea, además de confirmar en la p. 37: “De Sin, Shamash e Isthar, dioses de la luna, el sol y la diosa del planeta Venus, formaron una triada, tras la que constituían Anu, Bel y Ea” P. 37: “... la absorción de los dioses en un dios único se mostró desde la primera mitad del primer milenio a.C.” Este dios fue Marduk, del que poca constancia pirenaica tenemos, como no sea la presencia de un santo, durante el período de cristianización, de nombre que se podría considerar derivado de Marduk, del que sorprende su escasa entidad como santo frente a la enorme implantación que tuvo y se deduce del gran número de santuarios y ermitas bajo su advocación.

A la vista de estas lecturas, que, en definitiva, son muestra de los sincretismos habidos con los dioses a lo largo de la historia, en todas las religiones, da pie para pensar que en nuestro triángulo, las equiparaciones astrales de las tres cumbres que la componen, en momento de la evolución hacia lo astral de las religiones mesopotámicas y de la de ellas derivada, la astral pirenaica, la triada de dioses pudo acercarse a: Peñas de Aia = dios Aya, Txindoki = Sin-du-ki, dios luna Sin-giro-lugar, Pico de Orhi = Sirio —¿ur-igi = can-ojo, por Sirio? —, aunque casi prefiero a Isthar, planeta Venus y diosa del amor y de la guerra, que astronómicamente da buen juego en el eje E-O, Orhi-Txindoki, al igual que lo da 'el sol situado en Capricornio' que permitiría además señalar con buena precisión, los equinoccios. Sin embargo, con la bibliografía utilizada, no termino de ver qué astro me parece el más adecuado para equipararlo con Orhi, salvo que pensasen que las pirámides, debido sus características geométricas pudieran tener varias equiparaciones: ¿una por cara? Lo dudo, pero, sin más datos, el último recurso es o callar o arriesgar estas, digamos, lucubraciones al paso.   

En la zona de Peñas de Aia, se encuentran dos topónimos que parecen estar relacionados con éstas, los actuales Hendaya y Pasaia, y, otro en cuarentena: derivado del grupo de cromlechs de Oianleku, en vasco: Oian-leku, en directo = bosque-lugar, nombre que parece demasiado obvio y romo, para designar tamaño grupo, motivo por el que dado el significado del citado grupo, se prefiere Aya-an-la-ku10 = Aya-cielo-colgar –noche; Hendaya = An-da-Aya = cielo-línea-Aya, y, Pasaia = Pa-sa-Aia = rama-rival-Aia, o Pesh-Aia, Tres-Aia, que con el tiempo derivaron a san Juan, san Pedro y Antxo ¿por Oanes de la mano de Ea o Aia, Pedro de la de sol y Antxo de la de Anzû, dios menor para los sumerios o monstruo, principalmente, en la mitología acadia que pudo ser asimilado, en momentos de cambio a la luna —EN.ZU, como se ha expuesto poco antes—  que, buenos golpes semánticos se llevó en diversas lenguas?
De peñas de Aya ‘cuelga’ en nuesto el triángulo euskaro o triángulo de la luna creciente. Antes de hablar del resto de los triángulos que se presentan en el mapa inicial, —que no han aparecido por capricho sino son fruto de reflexiones racionales de credibilidad diferente, desde los que con toda probabilidad pudieron ser vistos como tales desde el comienzo, por ejemplo el ya citado de la luna creciente, a los que encajando en el deseo de encontrar el todo geográfico del cromlech, podrían considerarse más, como entramado nmotécnico que, como figura inicialmente tenida en cuenta—, vamos a detenernos en el triángulo en sí y en el número 3.
El triángulo, desde un punto de vista práctico tuvo importancia desde los orígenes del conocimiento, el triángulo rectángulo fue utilizado en cartografía para medir distancias con exactitud. En nuestro norte peninsular y zona de influencia del Camino, se encuentra difuminado y entremezclado con otros elementos, relacionados con la Cruz de San Andrés y la toponimia que, en un estudio serio trazado a pulso, al ritmo que marca el terreno, visto con ojos ajenos del ayer, como obliga la ausencia de bibliografía directa, no se puede obviar y exige ser contemplado, desde sus raíces lingüísticas aglutinantes. La presencia del triángulo en nuestra tierra, de forma diversa, silencioso y discreto, se mire por donde se mire, se hace notar.
 En vasco, se le llama ‘iruzoko’ —tres ángulos— de clara inspiración geométrica, y, probablemente, griega; por el contrario, en sumerio, con variantes de interés, ‘santak’ o ‘sagntag’ y en acadio ‘santakku’, pudieran tener, además, concomitancias teológicas, asunto que, si bien, el aficionado es capaz de advertir alguna vía, digna de seguirse dentro de los lexicones a que tiene acceso, de ver la representaciones, la bibliografía y atributos de los dioses que se supone tuvieron los sumerios y pueblos vecinos, hasta llegar a nuestro Dios Padre. Estas informaciones, insuficientes en sí mismas para demostrar el supuesto, sin embargo, parecen camino interesante profundizar en él.
Sumerio en ristre, conviene ir exponiendo el asunto de los triángulos, empezando por cuanto de ellos dice, el Diccionario-e de la Universidad de Pensilvania, del tres y del triángulo, utilizando el método de copiar y pegar, por evitar traducciones de intermediarios que puedan alejarnos más de la intencionalidad de expresión original.

[THREE] (16x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Old Babylonian) wr. eš5; eš-a-bi; eš10; am3-mu-uš "three; triplets" Akk. takšû; šalāš
peš [THREE] (33x: Ur III, Old Babylonian) wr. peš "three; to do something three times" Akk. šalašti
triangle
saĝtak [TRIANGLE] wr. saĝ-KAK; saĝtak; santak3; saĝtak4; santak2 "triangle (math.); wedge" Akk. santakku
triangle math.
saĝtak [TRIANGLE] wr. saĝ-KAK; saĝtak; santak3; saĝtak4; santak2 "triangle (math.); wedge" Akk. santakku

Llama la atención ver palabras como Shalash, tan presentes en la toponimia y en algunos nombres que en acadio significan ‘tres’ que perduran conviviendo, con igual corrección y parecida antigüedad, a sus traducciones en vasco y en sumerio. El tres y el triángulo, planeaban sobre la geografía y los mapas de la antigüedad, digamos, crómlica y de las religiones astrales.
El 3 y el triángulo, con otros grupos de palabras, fueron una de las primeras invitaciones a intentar relacionar el vasco actual, visto por un profano respetuoso que pudiera estar equivocado en cuanto intenta exponer, desde el Diccionario Vasco-Castellano de Plácido Múgica Berrondo, S.I., y el sumerio de los lexicones disponibles. Cuanto de ambos dice el diccionario-e de sumerio de la Universidad de Pensilvania, se ha dejado constancia más arriba. En vasco, según el Múgica: iru = 1. (c) tres. 6. molesto, inoportuno. 7. S pus, podre, materia. La (c) de la acepción 1, se refiere, según las abreviaturas sobre ‘referencias dialectales’ dadas en el prólogo de la obra por el autor, a una acepción común (por lo menos en tres dialectos). La S de la acepción 7, indica que se trata del dialecto suletino. En estas traducciones del diccionario, choca el hecho, de que una misma palabra, ‘iru’, pueda tener significados tan dispares: junto al ‘tres’ de la acepción 1, que pudiéramos calificar de neutra, se encuentran las 6 y 7 que, respecto a la primera, deben considerarse peyorativas. En sumerio, ‘iru’, no tiene traducción, por el contrario, ‘ilu’, frecuente cambio fonético entre las letras ‘l’ y ‘r’ en diversas lenguas, tanto en sumerio como en acadio, significa: dios, ¿un dios asociado a la trinidad? —en vasco a Dios se le señala no con nombre sino con un epíteto: Jaungoiko, ‘Señor de arriba o de lo alto’; traducible al sumerio como ‘Aya-un’ y pequeñas variantes, ‘Padre-alto o de lo alto’— Es posible, por cuanto a la denominación de ‘tres’ en sumerio, respecto al vasco también, se le encuentra alguna particularidad. Tres, en sumerio, se pronuncia; ‘esh’ y ‘pesh’. En, vasco, he terminado por asociar, la negación ‘ez’ = no, que se pronuncia de forma que, de manera admisible, suena a ‘esh’. Este ejemplo, con ‘tres’ y ‘dios’, nos permite pensar que en él, razonablemente, se observa una polisemia oculta y una cierta precaución a la hora de poner a dios un nombre en vasco, dando la impresión de que estaban realizando un cambio de dioses, sustituyendo significados  para amainar posibles rebeldías, en la línea que, señala Riffard, procedían los sumerios, para cambiar las cosas, modificando el significado de las palabras, que, en definitiva, también cambian, sustituyen y hacen evolucionar, la lengua. De ahí, como ya apunta Plácido Múgica, distinguiendo siete variantes dialectales en su diccionario Vasco-Castellano, la enorme importancia que creo tiene mantener vivas y separadas todas ellas, al menos, si se pretende recuperarlas para llegar a conocer mejor su legado, su acervo y arcano. Discrepo de la idoneidad, para alcanzar estos conocimientos, de la unificación de todos los dialectos, que pudieron ser o proceder también de lenguas diferentes. Diría que es como encontrar ruinas, yacimientos arqueológicos o lo que sea y, para preservarlos mejor, mezclar todas las piedras y enseres, existentes en ellos procedentes de culturas diferentes, y construirse una casa o un templo sagrado nuevos, ¿dónde queda la realidad del pasado? 
 El triángulo: iruzoko, iru-zoko, tres-ángulos, en vasco; en sumerio y acadio parecen partir de conceptos diferentes, más, digamos, geométrico y conceptualmente occidental el primero, y el segundo, en sumerio, como se ha copiado más arriba, resumiendo, santak o sañtak —la g con acento circunflejo se pronunciaba como nuestra ñ— tiene aire más oriental y le cuadran semejanzas más religiosas, aunque con frecuencia lo hallamos en la toponimia por su significado geométrico. El triángulo, las líneas rectas y los ángulos, simbolizados más tarde en el crismón, pudieron ser tenidos en cuenta para señalar superficies y orientaciones, y, también es posible teóricamente, para realizar algunas mediciones con la ayuda de prolongaciones y paralelas de sus líneas, y, en cualquier caso, para con la colaboración del paisaje visual, situarse sobre el terreno. Parece razonable, dada la evidencia con que se muestran sobre el terreno espacios que pueden considerarse triángulos, hacer un sondeo en la toponimia en busca de nominaciones de las que se sospeche que su origen pueda proceder de señalar, precisamente, un triángulo. Santander y Cantábrico, son los dos espacios, terrestre y marítimo, que desde hace bastantes años, han estado bajo sospecha de tener un origen sumerio, finalmente, a partir de las aglutinaciones lingüísticas, supuestamente verosímiles: ‘Santak-an-dara’ o ‘Santak-an-der’ y ‘Santak-ab-ri-iku’ o ‘Santak-ab-ir-ku’:  para Santander, ‘Triángulo-cielo-cinturón, franja o banda’ o ‘Triángulo-cielo-escindido’ y, para Cantábrico, ‘Triángulo-mar-extensión-límite’ o ‘Triángulo-mar-poderoso-lugar’, al cambiar ‘ir’ = poderoso, por ‘ri’ de más difícil pronunciación. El primero tras suponer que Andara, nombre del Macizo oriental de los Picos de Europa, pudiera venir del sumerio ‘An-dara’, Cielo-cinturón, en teoría buen símil para designar a la Vía Láctea, tan necesitada de nombres primigenios en un espacio tan grande como el que se extiende de Andorra a Finisterre, dado que la transmisión oral del Camino de Santiago le atribuye un destacado papel que no acaba de concretar la etimología de la toponimia en uso. El segundo triángulo, el Cantábrico, presupone una sucesiva evolución de la ‘S’ inicial de santak a la actual ‘c’ de Cantábrico y se hace eco, en el primer caso citado, de la figura o traducción que para ‘iku’ hace Wayne Horowitz en Mesopotamian cosmic geography, p 62, referente a Los vuelos de Etana y el águila a los cielos, donde dado que uno de los significados de ‘iku’ es el de ‘límite de la zanja o foso’, supone que ‘la imagen del mar circular como un ‘iku’ es clara’, supuesto que llevado al mar Cantábrico, permite ver plasmada en el topónimo, una obviedad: el mar Cantábrico, es triangular, además rectangular por el lado de la desembocadura del Bidasoa, Irún, Peñas de Aia que dibujan la recta costa aquitana, hacia el norte y la cántabra hacia el oeste, sin embargo, aunque sin apoyó histórico, me parece en este caso suponer la existencia de un cambio de –ir por -ri; otra cosa es, dando por buena esta evidencia, al margen de lo acertado o no de su etimología, ponerse de acuerdo donde situar la hipotenusa del mencionado triángulo, digamos, cántabro, que, en este supuesto, equivale al golfo de Vizcaya o Gascuña. De igual interés y origen, se pueden considerar: la unión del Santoña cántabro y la Santonge francesa, situada al norte del estuario de la Gironda—‘Kir-un-da’ = ‘Mundo de ultratumba-alto ¿por estar al norte?-línea, lado’—, ambos ‘Sant-ugna’, ‘Triángulo-Tierra de los muertos’. Impecable conjunto de referencias al ‘mundo de los muertos’, justo al fin del cromlech pirenaico a su llegada al mar circular. ¿Cómo no hacerse alguna pregunta al respecto? Las hice en su día, hoy tengo una respuesta, más o menos, clara: el cromlech pirenaico se construyó hasta el comienzo del mar circular por el oeste, hasta el lugar de los muertos. Esta hipótesis la creo, me ha costado alcanzarla pero la creo: por la toponimia del golfo; por los Araxes, el guipuzcoano y el andorrano y sus Tolosas en los orcajos del Oria en el primer caso y del Garona en el segunodo; por la sierra de Aralar y el río Arakil o, mejor, Ara-kir; por el triángulo e-uskaro, Orhi-Aya-Txindoki; por la finura intelectual que desplegaron al construir el alineamiento norte, desde Peñas de Aia a Loizateko Soroa y Olegi, para colocar los giros solsticiales del sol y la luna en Txindoki, Sin-du-ki y Balerdi, ¿Bala-Ra-di?, etc.
Situándonos de nuevo en el mapa proveniente de la figura 8, con el que abrimos este aparartado, mirando, desde el triángulo e-uskaro o de la luna creciente, se encuentran, sobre el fiel de Peñas de Aya, otros dos triángulos: al oeste, el que se viene de describir englobando al mar Cántabrico y los golfos de Gascuña o Vizcaya —‘Kas-ku-ug5na’ y ‘Bi-iska-Aya, Ea o Ía’, ‘Camino-lugar-muertos’ para el primero y ‘Dos resplandores de Aya, Ea o Ía’ para el segundo, pudiendo ser estos la luna y el sol o Sirio y Antares— y, al este, con el lado que hacia el norte, desde Peñas de Aya, sigue la costa francesa hasta la desembocadura del Garona, el triángulo aquitano, cuyos dos lados restantes son, el que se extiende por el Pirineo, en dirección O-E, de Peñas de Aia a Andorra, en donde nace el último río pirenaico cuyas aguas vierten al Atlántico, el Ariège, Arieja o Araxes, que con el Garona haciendo de hipotenusa, cierran triángulo formando la Aquitania. Aquitania, pide a gritos llamarse, ‘Línea-tierra-mar-Aia, Ea o Ía’, después de traducirla de un sumerio-acadio sin artificios que hubiera dicho: ‘A-ki-tâmtu-Aia, Ea o Ía’, que supone una evolución de tâmtu = mar, en acadio a ‘tan’ que, desde las ciencias, no sé justificar; pero, tal vez, un lingüista sí.

Continuando con el eje E-O, después de Vardulia, Caristia en tiempos romanos se extendía del río Deba al Nervión. Caristia, a título de dudosa explicación continuista sumerio-babilónica, pudiera estar relacionada, con la diosa Ishtar, por medio de una descomposición del estilo de Gal-Ishtar = Gran Ishtar, o simplemente: Kar-Ishtar = Refugio-Ishtar. Ishtar en babilonia fue la diosa del amor y de la guerra y estuvo representada por el planeta Venus, formó parte de la tríada astral de Babilonia: Luna, Sol y Venus, relacionados, respectivamente, con los dioses: Sin o Nanna, Shamash o Utu e Ishtar.  

Sol-luna-cruz de san Andrés y Vía Láctea


En el cromlech pirenaico, los cuatro términos que encierra el título, tienen gran relevancia individual y están tan relacionados entre sí, tanto que incluso para estudiar su etimología, conviene dar un repaso somero a su significado individual y a sus interrelaciones religiosas astronómicas, históricas y lingüísticas. De la luna y el sol, se viene de hacer una introducción que va a permitir, junto a nuevas observaciones seguir avanzando en el significado multidisciplinar del cromlech. No obstante, es preciso añadir que de ambos, luna y sol, y sus posiciones solsticiales, de gran importancia en el primer milenio tanto religiosa como astronómica, terminaron por concretarse, llegado el cristianismo, en la cruz de san Andrés. Los precisos ejes anteriores a ésta, los solsticiales, fuero los 120º-300º y 120º-240º y su cruce, ambos formaron parte, de manera analógica, de las coordenadas de ‘tierra de cromlechs’.
Dentro del triángulo núcleo, el eje —120º-300º—, que enlaza Pico de Orhi-Peñas de Aia, están implicados tanto el sol como la luna, la cruz de san Andrés y la Vía Láctea, debiendo incluirse, además, de manera muy evidente a dos estrellas, Sirio y Antares, la primera parece que, al final del período de vigencia del cromlech fue conocida como Ur = perro, en sumerio, cuya máxima aproximación en vasco actual es ‘ora’. Este eje 120º-300º, uno de los dos de la cruz de san Andrés, junto al 60º-240º, reclaman nombre propio, asunto del que se hablará en su momento.
Fuera del triángulo, los ejes de la cruz de san Andrés, dejan también hitos celestes que llevados a tierra, dibujan mapas que dejan dudas sobre si fueron tenidos como tales durante el primer milenio a.C., aunque sirvan para seguir el relato que arranca en el cromlech pirenaico. Por ejemplo en el mapa —figura 8 del apartado de Geografía—  que estamos siguiendo, observamos que las aguas del Ebro, caminan en dirección 120º hacia Tortosa, el Mediterráneo, la salida del sol en el solsticio de invierno, de la luna en el de verano y el nacimiento de la a del Can Mayor; en sentido contrario, río arriba, el de los 300º, se va hacia los nacederos del Ebro: Reinosa, Fontibre, río Hijar, en definitiva, sierras de Hijar , de Peña Labra y del Cordel, y continuando la banda en igual sentido pero opuesta dirección como corresponde a la divisoria de aguas, tenemos a la vista los hoy Picos de Europa con sus tres macizos: el occidental, Cornión; el central, los Urrieles y el oriental, Ándara, a cuyo pie este discurre el río Deva. El macizo de picos de Europa, está nominado por un mezcla de topónimos que mantienen el posible sentir y significado de épocas pasadas, con ayuda de la aglutinante lengua sumeria. El sumerio, se ha ido deslizando en esta historia de manera fluida, como un líquido pero sin mojar, como si fuese mercurio, se mezcla y deja manipular poco, cuando lo percibes formando gotas, no deja lugar a dudas, es sumerio, en cuyo caso puede significar, sin modificar, directamente, tal o cual cosa. Bien es verdad que, en ocasiones, el mismo vocablo en otra lengua tiene un significado diferente. Pero todavía no hemos llegado a eso. El sumerio tuvo un despertar lento, deslavazado, titubeante, diría que se afianzó por méritos propios en el Duranguesado, donde aparecieron, vistos desde esta lengua, demasiados nombres, con significado comprensible y relacionable entre sí para ser casual su presencia. Pero ahora no estamos en el Duranguesado. Estamos, en la sierra de Hijar, en Peña Labra de la cual, hacia el norte y Cantabria sale en ángulo la sierra del Cordel, o en el Pico de Tres Mares, que vienen a formar un pequeño conjunto montañoso, al que se accede subiendo desde Fontibre y nacederos del Ebro. De estos montes se ve, siguiendo la banda de los 300º, el blanco macizo calizo de Ándara, limite oeste de Santander con Asturias. Elijo este punto, Tres Mares, en realidad prefiero toda la sierra, incluida la de más al norte la del Cordel de forma general, o, tal vez sería mejor contar con todo el macizo del Alto Campoo, como punto de inflexión del lado en cruz de San Andrés formada por el Ebro y su prolongación hasta Ándara —unos 300º—, macizo oriental de Picos de Europa, y el eje que, quebrando esa dirección, sale de la zona a 60º, camino de la costa santanderina, más menos, hacia Santoña para proseguir luego, si así se imagina, hasta la Santonge francesa. El triángulo norte de esta cruz, con aproximación que hoy diríamos analógica, configura la provincia de Santander. Los ríos que nacen en la zona o en las montañas que se extienden hasta el mar bañan con sus aguas el territorio, sus nombres mantienen una cierta correspondencia lingüística con otras zonas tras poner de manifiesto similitudes geográficas. En Santander, terminé por percatarme de la necesidad, para ahondar en la toponimia, de utilizar otra lengua diferente del vasco, a fin de buscar significado a topónimos, iguales o muy parecidos , sin ninguna manipulación gramatical, existentes en lugares distantes. La elección gradual que terminó por ser definitiva, del sumerio —seguro que hay más lenguas en liza, además del vasco, sumerio y acadio localizados, pero… — como lengua vehicular, fue sugerida, como viene sucediendo, por la lectura-consulta repetida de Mesopotamian Cosmic Geography de Wayne Horowitz, que, además de presentar palabras y conceptos sumerios referidos a una, digamos con el autor, Geografía Cósmica, y a otros nombres, en relación con creencias expresadas en la literatura mesopotámica, tales: sol, luna, horizonte, mar, dioses, mundo de ultratumba, puntos de la Rosa de los Vientos, camino de los muertos y un larguísimo etc., despierta la curiosidad de averiguar el nombre original de otras palabras ausentes del trabajo de Horowitz que, dado el significado que apunta el cromlech pirenaico y el inconcreto origen del Camino, merece la pena comprobar si palabras de clara procedencia astronómica, dejaron huella en la toponimia. Para iniciar su estudio, se ha elegido una sola palabra: Vía Láctea. Ausente, como tal, en Horowitz y en diversos lexicones de sumerio, aunque no en relatos y epopeyas religiosas como el Enuma Ellis.
 La búsqueda en la toponimia del nombre primitivo de la Vía Láctea en su idioma original —el que fuese— es una constante de este trabajo desde hace más de 20 años, por entender, con muchos estudiosos y amantes del Camino, que fue una pieza clave en el seguimiento y configuración simbólica del mismo. El resultado de las pesquisas iniciales utilizando el vasco actual como lengua de traducción, puede calificarse de muy pobre, tal vez el hallazgo (¿?) más fiable y verosímil fuese el suponer que el saltarín y espumoso río Bidasoa, podía proceder del vasco, a través de ‘Bide-zoar’ = ‘Camino-resplandeciente’, epíteto aceptable, por analogía y verosimilitud, para designar a la Vía Láctea. La diferencia entre que algo sea verosímil y coherente, a que sea verdad es abismal. La historia, presuntamente, en buena parte, narra verdades; pero, en ocasiones, tiene lagunas y olvidos de difícil comprensión, e, incluso, supuestas verdades resultan poco verosímiles a día de hoy. Intentar llenar y comprender hipotéticos fallos históricos, además de arriesgado resulta un tanto baladí; la sospechada verdad, aun suponiendo que se alcance en buena ley, no se puede probar; ahora bien, algunas veces se obtienen resultados verosímiles para su época que van adquiriendo coherencia con la aparición de otras deducciones repetidas sobre sucesos, lugares, creencias, etc. relacionados entre sí. Las dificultades encontradas para dar satisfacción a un topónimo consistente, y, sobre todo, repetido, para designar a la vía Láctea en vasco y la traducción casual directa llena de sentido de algunos topónimos a través del sumerio, indujo a intentar encontrar para aquélla una correspondencia con el sumerio, a pesar de no haber encontrado ni en Horowitz, ni en otros autores expertos en astronomía sumeria ni en los diccionarios y lexicones de sumerio utilizados con el mismo fin, ninguna designación específica para nuestra galaxia. En este contexto, la sospecha de que la palabra ‘ara’ estuviese relacionada con la galaxia, fue tomando cuerpo desde casi el comienzo del trabajo. Allen, en su Star-Names and their meanings, p. 475, en apartado referido a la Vía Láctea, dice: “…, en Judea fue Aroch, en Armenia y Siria, Arocea, no palabra de lexicón, pero evidentemente derivada de Aruhah, una Larga Franja, y bien aplicada a esta larga banda de luz.” La palabra nos recordó en su día a la galaica Arosa y, posteriormente, a Arihouat —donde interpreté astronómicamente sus desaparecidos cromlechs, gracias a un gran trabajo gráfico de André Muller realizado concienzudamente antes de arrasar el grupo de cromlech pirenaicos para construir un parking. Creo que a mi vez hice una buena labor que traté de difundir a mi manera, es decir, de mala manera. Y, puesto que nadie a dicho nada, lo tengo que decir yo: continúo pensando que hice una buena y, probablemente, acertada interpretación. Cuando llevas años sumido en una profesión espiritual-divagadora no remunerada, convertida en puro soliloquio, el tiempo termina por cobrar una importancia que abruma —pero, lo dejo para otro día, no sin antes decir que en Sumer, la Vía Láctea como tal está poco mentada en escritos, y según algunos expertos la veían como río, asociado además a la serpiente, id y naru serían las traducciones de río en sumerio y acadio respectivamente , mientras que la serpiente se traduciría por ushum o mush—, se te escapa y olvida la cronología de tus propios pensamientos. Yendo a conceptos posteriores como: Vía Láctea, más fijados y con posibilidades de haberse impuesto, sobre todo del griego. Ara, escueto y sin afijos, llegó pronto con el río Ara, antes y después se le fueron agregando derivados y subordinados que, pronto resultaron demasiados para mirarlos e interpretarlos como un todo y, menos, para mirar a otra parte. Unos y otros, fueron interpretándose, con mayor o menor acierto a medida que iban apareciendo, sin embargo, pronto o tarde, luego no te acuerdas cuando, algunos tenemos una tendencia malsana hacia lo general en detrimento de lo particular, te dices: ¿por qué no, estudiar los ‘ara’ y familia como un todo? Bien mirado, te pones a patear el Pirineo a conciencia buscando algo tras el cromlech pirenaico, y, luego, das la vuelta y sigues el camino, con sus diferentes variantes, hacia Finisterre donde estaba el Ara Solis y el sol se hundía todos los días en la mar, y te dices, mirando al cielo y la Vía Láctea, sí arriba parece todo uno y buscaban una semejanza en la tierra, vamos a ver qué se les pudo ocurrir. Y, las asociaciones de ideas serán muy suyas pero siempre tienen un fundamento. No interesan mis posibles fundamentos sino los vestigios que dejaron ellos, los inventores de aquella historia que, en parte, dejaron nominada. Con ‘ara’ no anduvieron parcos ni remisos en su utilización, la emplearon sin tapujos del extremo este del cromlech hasta el extremo oeste por donde se iba el sol y las almas de los muertos y a lo largo de todo este espacio. El significado de ‘ara’ a través del vasco y del latín, aunque dignos de estudio —que pudiera exponerse en otro lugar— tiene poca enjundia cuando se trata de ver un todo dentro del espacio de influencia del cromlech pirenaico; por el contrario, las posibilidades que da el sumerio sorprenden. Una fuente fiable que da un resumen del vocablo digno de tenerse en cuenta, es el que proporciona el Diccionario electrónico de sumerio de la Universidad de Pensilvania, que interpreta:

ara [GRIND] (416x: ED IIIb, Lagash II, Ur III, Old Babylonian) wr. ara3 "to grind" Akk. samādu
ara [HAND-MILL] (58x: Ur III) wr. na4ara3 "hand-mill; lower grindstone" Akk. erû
ara [OFFICIAL] (3x: ED IIIa, Old Babylonian) wr. ara "an official" Akk. ušmû
ara [TIMES] (4046x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. a-ra2 "times (with numbers); ways; way; omen; step (math.)"
ara [~BOAT] (42x: Ur III) wr. ĝeša-ra "a boat part"
ara [~MILK] (58x: ED IIIb, Ur III) wr. ara3 "designation of milk"
ara [~OIL] (7x: Ur III, Old Babylonian) wr. a-ra2 "designation of oil"

Esta traducción de ‘ara’, se puede completar con la inversa que, el mismo diccionario da para ‘way’, camino, que en realidad, parece lo más correcto, puesto que esta acepción es la más importante, puesto que se ha repetido en 4046 escritos cuneiformes:

ara [TIMES] (4046x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. a-ra2 "times (with numbers); ways; way; omen; step (math.)"
harran [ROUTE] (72x: Ur III, Old Babylonian) wr. har-ra-an "route, passage; path" Akk. mētequ; urhu
inti [WAY] (10x: Old Babylonian) wr. in-ti; en-ti "way, path" Akk. alaktu
kaskal [WAY] (705x: ED IIIb, Ebla, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. kaskal "way, road; journey, caravan" Akk. harrānu
ki'enDU [WATERCOURSE] wr. ki-en-DU "walk, way, march; watercourse" Akk. mālaku
kiĝiri [ROAD] (16x: Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. ka-giri3; ki-giri3 "road, path" Akk. padānu
kuĝ [STAIR] (51x: ED IIIb, Old Akkadian, Ur III, Old Babylonian) wr. ĝeškuĝ5; kun4; ĝeškuĝ4; kun5; ĝeškuĝx(LUM) "stair(case); ladder; threshold" Akk. askuppu; simmiltu
šiten [MARCH] wr. šiten "march, passage" Akk. mâlaku
šušer [ROAD] (2x: Old Babylonian) wr. šu-še-er "far away lands; road" Akk. harrānu; nasīkātu

Se ha optado por copiar en su totalidad, la entrada correspondiente a la voz que nos ocupa: ‘ara’, y la referida a ‘way’, camino, por concretar una sola traducción que en mi fuero interno no hago, pero que me parece fue la más tenida en cuenta. Como se viene de decir, sólo se presentan los resultados de una sola fuente, el Diccionario electrónico de sumerio de la Universidad de Pensilvania. Además, no se hace la traducción del inglés al español, por no emborronar un trabajo bien hecho —el de la Universidad de Pensilvania.
Antes de continuar con el análisis de la posible relación: ara-camino-Vía Láctea, el autor quiere dejar claro que su pretensión no es la de probar el significado de unos cuantos topónimos, sino que trata de abrir una vía de investigación que termine por desvelar el significado último que tuvieron antes de la cristianización el cromlech pirenaico y el Camino de las Estrellas. Este caso que nadie parece ver —no existe o está cerrado—, continúa siendo un caso abierto, del que se están mostrando algunos hitos dentro de lo que, todavía, considero conjeturas. Esperemos que voces autorizadas futuras de nuevo cuño, encuentren que, detrás de ellas existe algo interesante y comprensible digno de ser investigado y revisado.
De las acepciones dadas a ‘ara’, elijo o me gusta: camino en primer lugar, y ‘designación de leche’, puesto que ambas se complementan para confirmar una de las formas en que nuestra galaxia pudo ser nominada en la Antigüedad pirenaica. En cuanto a las voces que utiliza este diccionario para designar ‘way’, además de ‘ara’, encuentro interesantes: Harran, que se descompone, como puede corresponder en una lengua aglutinante en: har-ra-an; kaskal, en acadio, harranu —que recuerdan: a Arano y a su gran número de círculos construidos con piedras blancas ¿por representar estrellas pertenecientes a la Vía Láctea?, y, de otra parte que en vasco ‘arrano = águila’, equivalencia que, una vez más, con la constancia de que su constelación está representada en Arano y la sospecha de pasadas relaciones tergiversadas y encubiertas entre el sumerio y el vasco, dejan al aficionado tan desasistido como receloso. No se comprenden las causas por las que a tantos estudiosos sobre sobre el vasco no se les haya ocurrido relacionarlo todavía con el sumerio ni con el firmamento­. Teniendo en cuenta que hay cosas que se van haciendo evidentes, tratándose del principio, como dicen el Enuma Ellis, la Biblia y el Evangelio, ‘lo primero fue el verbo’. Debieron de nominar al estilo sumerio de la Epopeya de la Creación, el Enuma Ellis, ‘Cuando en lo Alto…’, luego históricamente, en los cambios, si por arraigado no pudieron cambiar nombres, modificaron los significados, en evolución que, en ocasiones, todavía se puede seguir o, al menos, intuir. La búsqueda de una idea de conjunto, nos llevó Ebro arriba, a la sierra de Hijar, buen mirador de la provincia de Santander, a cuyo extremo oeste, a unos 300º, percibimos con claridad el lechoso, por calizo y blanco, macizo oriental de Picos de Europa, la Europa de los Picos está claramente manipulada en el tiempo, con el Ándara que así se llama el macizo occidental, como con buena parte de la toponimia santanderina, no pudieron. El olvido y el silencio se llevaron su significado, ya no significa nada, pero no consiguieron evitar que una mirada bien orientada a los orígenes pueda recomponer y recordar su significado pasado. El nombre, pensando en sumerio, pudiera permanecer intacto, y, por tanto, su significado se podría recuperar. Ándara, jugando con el carácter aglutinante del sumerio, podría entenderse como: An-Dara = Cielo-cinturón o banda…, epíteto posteriormente muy utilizado para designar la ‘Banda celeste’ que es la Vía Láctea, buena idea, por otra parte, para designar una montaña que por su aspecto lechoso, desde el macizo del Cordel, tiene una clara analogía con la Vía Láctea, que como nombre tiene dos significados de aplicación directa, dentro de las acepciones presentadas para ‘Ara’ = camino y leche. Sorprende un tanto tan dispares significados para una misma palabra, hecho que de alguna manera, hace sospechar que pensar en Ara = Vía Láctea, en principio, no parece descabellado. Igual consistencia, puesto que, como en Ara, An-dara, no tiene ninguna modificación lingüística del sumerio original, pudo con toda legitimidad tener el significando de ‘franja celeste’ que se le viene de adjudicar. Considerada válida esta suposición conviene ver si se podrían establecer analogías con el significado de los numerosos vocablos que llevan estas palabras en la zona que nos ocupa. Sin embargo, semanas más tarde, hizo acto de presencia, a través de la descomposición: An-dar-a; simplificando y resumiendo mucho, algo así como: Cielo-escindir, dividir, separar-lado, brazo(x 6115) o agua (x 2329), que siendo también coherente, sugiere dejar sobre la mesa la acepción, no decidir todavía y continuar.
Ara es un vocablo que se repite con regularidad, solo o como afijo de alguna palabra compuesta. Arán y Araba —Álava—, diría que proviene de ara, fueron de los primeros en manifestarse. Arán con frecuencia se dice que procede del vasco, ‘valle’, sin embargo, me parece más acertado leer al Valle de Arán como ‘Ara-An’, ‘Camino del cielo’, que podría interpretarse también como Vía Láctea o incluso ‘Camino de An o Anu’, referido a uno de los dioses de la tríada mesopotámica —Enlil-An-Enki, para los sumerios y Enlil-Anu-Ea para acadios y babilonios—, un poco en consonancia con el río que nace en el Valle de Arán, el Garona, de ¿‘Gal-Una, Gal-Anu…, en definitiva, Gran-Anu’?, el gran río pirenaico que desde los antiguos montes Auna —así dicen que se llamaba el Pirineo originariamente— termina de verter sus aguas al Atlántico junto al andorrano Ariège o Arieja —en definitiva, de nuevo, Araxes, que me gusta intuir y tener en cultivo, como Ara-ges, algo así como Limo-ges y Limou-Sin, de otro cesto. Andorra constituye un punto de inflexión en cuanto a vertido de aguas ya que a partir de ésta, todas las aguas salvo las del Ariège que desemboca en el Garona, acaban en el Mediterráneo. La dirección del Garona, aunque inversa, es como la del Ebro, de crismón, 120º-300º, de la salida del sol en el solsticio de invierno al de su puesta en el de verano, o, a la inversa, la salida de la luna en el solsticio de verano —120º— y su puesta en el de invierno —300º—.
No es tiempo todavía de especular con que estos hechos fueron observados y tenidos en cuenta por los constructores del cromlech pirenaico a la hora de emplazar sus monumentos; pero, si se cree, después de haberlo estudiado con detenimiento, que el cromlech pirenaico tiene un componente astronómico demostrable por sí mismo y, como el Camino de las estrellas tiene, además, un componente religioso astral deducido en buena parte de observaciones astronómicas que terminaron por ser plasmadas en analogías terrestres, parece lógico ir sacando éstas a la luz con objeto de tratar de probar, cuanto de momento no deja de ser una mera intuición, surgida al hilo del estudio del cromlech pirenaico, cuya primera consecuencia práctica es la de pensar que ellos creían, como reflejan buena parte de las religiones del primer milenio a.C., que las almas de los muertos se iban al más allá por el occidente extremo.
Motivo, por el que tratando dejar de lado la especulación, se continúa intentando poner de manifiesto peculiaridades que pudieran estar relacionadas con el significado del cromlech pirenaico y del Camino. Volvemos con ‘Ara’, al Valle de Arán y a Andorra, donde hubo importantes grupos de cromlech pirenaicos hoy desaparecidos, tanto en la cuenca del Garona como del Ariège, Arièja en occitano. El Arièja, nace en el Circo de La Fuente Negra en la frontera de Andorra con el departamento francés de los Pirineos-Orientales y desemboca en el Garona a 8 km al sur de Toulouse. Ambos, Garona y Ariège, son los últimos ríos, por el este pirenaico que vierten aguas al Atlántico. Las investigaciones realizadas sobre ¿dónde está el límite, si lo hay, del cromlech pirenaico por el este?, no terminan de ser concluyentes, proceden de trabajos bibliográficos de diferentes autores que hablan de grupos o excavaciones de grupos de cromlech pirenaicos, algunos ya desaparecidos hace más de un par de siglos. Mal asunto. Casi todos los trabajos hacen mención, al material encontrado, a vestigios, a excavaciones anteriores poco cuidadosas, a la ausencia de material debida a los buscadores de tesoros, etc. Lo cierto es que la arqueología, en general, se ha comportado en parte como los buscadores de tesoros, se ha centrado principalmente en la búsqueda de objetos. Con los resultados que, respecto al cromlech pirenaico, todos sabemos. Produce una gran tristeza nostálgica moverse entre las piedras de grupos desaparecidos, en realidad por no saber qué mirar ni buscar, por no haber comprendido a tiempo que no todo era material ni estaba enterrado.
 Arán, Andorra, Garona y Ariège, como las capitales de ambas, Viella en Arán y Andorra la Vella en Andorra, parecen de procedencia semejante, como más de un Beleya o Beleia que anda suelto, nombres con aroma mesopotámico, teónimos centrados en la raíz Bel, de frecuente presencia en el Pirineo. Aunque pueda ser una pretensión excesiva, dar significado actualizado de todos ellos a través de los modernos diccionarios de sumerio, creo que pudieran servir para formar parte de una especie de lexicón de palabras razonablemente similares susceptibles de soportar analogías y de proporcionar información de la época. No se trata, de acertar la procedencia y el significado de determinados topónimos, como Coruña, Durango o Ándara, que, con las ayudas del sumerio y afines, de su emplazamiento, aspecto propio visual o paisajístico y en relación de cuanto geográficamente les rodea, etc., parecen hablar por sí mismos, se intenta encontrar las analogías que permitan adivinar o intuir un pasado olvidado y oculto. Sin entrar en traducciones precisas ni acepciones concretas, pero de acuerdo con los lexicones modernos de sumerio, para los nombres citados, se podría elegir en primera instancia, al margen del expresado anteriormente, Ara-ses —ses = amargo, salobre, para indicar que los tres ríos Araxes, van camino del mar salado, las descomposiciones siguientes: Ara-an y An-dur-ra, incluso de nuevo An-dara, para Andorra, tienen sentido. Supuesto, el de los ríos, que da un significado similar a los tres Araxes, puesto que los tres se dirigen al Mar Exterior —en los tres casos de ultratumba—, dos al golfo de Gascuña, Kas-ku-ugna, Camino de los muertos y el tercero al Caspio o mar de Hircania ¿Kir-...?, kir= mundo de ultratumba, mar exterior todavía en tiempos de Platón. Se trata de una primera impresión, la de que los Araxes pudieran proceder de Ara-¿?, como en tantos otros ríos, regiones, accidentes geográficos, etc., en definitiva topónimos que comienzan por Ara-, entre los que se encuentran, dentro de la zona en estudio: Álava, mejor, Araba visto como ‘Ara-aba = inclinación, camino, etc.-mar’, incluso y tal vez más preciso ‘Ara-ab-a =Camino-mar-lado, línea’, que cuadran a la perfección con el significado que pudo tener originariamente, la provincia de Araba, nombre que parece proceder de la divisoria de aguas hacia el Cantábrico por el norte y que  con precisión la línea de separación de las hoy Álava con Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra. La zona más al este de la línea Ara-aba, que limita con el fin del cromlech pirenaico por el oeste está plagada de nombres comenzando por Ara-, los comentaremos más adelante.
Volvemos a la zona del cromlech pirenaico de más al este, a Andorra y valle de Arán, donde quedan varios ‘Ara-’ por señalar. La primera observación que se puede hacer de este vuelo entre los dos extremos del cromlech pirenaico, pudiera ser: ambos extremos de la zona de cromlechs pirenaicos están plagados de nombres conteniendo la palabra ‘Ara’, diría, además, que referida, tal vez, a la Vía Láctea vista como Camino. Hemos hablado de la cordillera pirenaica y de su extremo oeste hidrográfico y donde hacia el norte y Atlántico parten desde Arán y Andorra las aguas del Garona y Ariège que juntas, desde el Tolosa del Alto Garona, terminan en el Atlántico; hacia el sur vemos centrados en Arán una serie de afluentes que se inician al este de Arán con el río Ara, que bordea el mítico Vignemal, para poco más al este con el Esera —Scera, llama el erudito alemán Hugo Gotius ,1583-1645, a Sirio, según Star Names…, de Richard H. Allen, p. 122—, engrosar el Cinca, ¿Sin-Ka, Dios luna-puerta? Continuando hacia oriente, al sur de Arán, nace primero el Noguera Ribagorzana, y camino de Andorra el Noguera Pallaresa. Los Noguera, con el Valira nacido en los confines sur de Andorra y los ramales del Segre que nacen al este de Andorra, en la Alta Cerdaña francesa, conforman el propio Segre que se une al Cinca justo antes de Mequinenza, donde juntos desembocan en el Ebro, constituyendo uno de sus principales afluentes. El Segre es la última aportación de aguas que, a través del Ebro suministra el Pirineo al Mediterráneo, lo mismo que, justo a similar longitud, en el lado norte de la cordillera pirenaica, el Ariège y su continuación en el Garona aportan al Atlántico las aguas pirenaicas de más al oeste. Esta zona, por el sur del Pirineo, está limitada por la cuenca del Ebro y por el norte por la del Garona; además, parece que fue el límite de construcciones de cromlechs pirenaicos al este de la cordillera. En realidad, y tiene su lógica, el cromlech pirenaico parece que se extendió desde el oeste, a partir de la zona próxima a Peñas de Aia en la que vierten sus aguas al supuesto mar circular —aba-iku— los ríos Bidasoa, Oyarzun y Oria, después de que a éste se le una el Araxes en la Tolosa guipuzcoana —prefiero várdula, pensando en márdula y en Mar.dú, Oeste, Horowitz pp. 197-207—, ¿Mardulia, la región oeste del cromlech pirenaico? Por el este el cromlech pirenaico se extendió hasta el Valle de Arán y Andorra, donde nacen los últimos ríos de la cordillera pirenaica que vierten a ese mismo mar circular, en aguas que van por el Garona y el Ariège, Arieja o Araxes, que se unen en la Tolosa languedoquiana, para marchar juntas hasta el estuario de la Gironda —¿Kir-un-da?— de donde salen al mar circular en los límites del golfo de Gaskuña —¿Kas-kugna? Golfos de Gascuña y de Vizcaya, diría que son nombres puestos por gentes de creencias troncales semejantes, separadas en un momento dado, Kas-ku-ugna como Kir-un-da y Kur.ug5.na, parecen más sumerias y Bi-izkak-Aya, más vascongada; por contra el ‘triángulo de la casa de la luna creciente’ tiene aroma de hallarse en un punto de reunión sumerio-acadio-vasco, Santak E-uskaro.
Otra palabra que, buscando vestigios toponímicos para la Vía Láctea, no debe olvidarse es ‘leche’, en sumerio se dice:

ga [MILK] (4425x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, 1st millennium, unknown) wr. ga "milk; suckling" Akk. šizbu

En vasco, leche = ezne, esne; queso = gazta, gazna.
Hay dos ríos, afluentes del Ebro: Ega y Arga —aunque de éste dicen que antiguamente se llamó Runa—, que, a través de E-ga y Ar-ga, podrían tener un significado coherente utilizando el sumerio, después de asociar ‘ga’ a la Vía Láctea. Ambos ríos están muy relacionados con el Aragón, sus comienzos como Aragón Subordán y su afluente Irati, que terminan en el Ebro unidos con el Arga, a la altura de Milagro. Entre sus cuencas, se incluyen de N a S la mayor parte de las tierras de Navarra y la parte más interesante ocupada por el cromlech pirenaico como conjunto; en la prolongación de uno de los lados del ya mentado triángulo: Orhi-Aya-Txindoki, ‘de la luna creciente’, el que va de Peñas de Aia al Pico de Orhi —300º-120º—, nos encontramos, en el Valle de Guarrinza, los comienzos del Aragón Subordan, y en la prolongación del vértice, de dicho triángulo, que sale del Txindoki en dirección 60º-240º, en posición de cruz de San Andrés, de luna creciente en opuesto solsticio, nos topamos al pie del monte Aratz, con el túnel de San Adrián a cuyo pie sur, se encuentra uno de las nacederos del Arakil afluente del Arga que bordea y limita el sur de la sierra de Aralar, bastión espiritual último a su SO del triángulo uskaro, visto como Arali, Mundo de Ultratumba —Horowitz pp. 268, 270-71, 282-84, 353—. El Arakil —Ara-Kir, siendo kir otra denominación del mundo de ultratumba, susceptible de estar presente también en el estuario de la Gironda=Kir-un-da—, como se ha dicho, termina con el Arga en el Ebro en Milagro.
En el camino hacia el extremo oeste del cromlech pirenaico, descrito poco más arriba, han quedado ‘Ara’ y derivados, a los que debemos de prestar atención como parte de un supuesto entramado toponímico que puede tener significados parejos, los más importantes tal vez sean los que designan a los ríos: Aragón Subordán, Aragón y a la propia región de Aragón. Entre los afluentes más importantes que engrosan el Ebro por su margen izquierda, la que hacia el norte enlaza con los nacederos pirenaicos de oeste a este, tenemos: el Zadorra, al que se le podrían atribuir en la comprensión de esta historia, más altos valores que el relativo poco caudal que aporta al Ebro, en el que desemboca en Miranda de Ebro, que, como el cercano de Miranda de Arga y al más alejado del Duero en Portugal, se puede asociar a título hipotético y provisional, puesto que en ello estamos, al sumerio, a través de la raíz mir-, norte. Si se pretende abrir puertas en la toponimia, existen palabras que no se pueden obviar, resultan demasiado evidentes, repetidas, netas y neutras, para haber sufrido transformaciones en el tiempo, una de ellas es mir = norte, en sumerio, que se presta a interpretaciones lógicas utilizando el carácter aglutinante del sumerio, así el citado Miranda, se puede contemplar como: Mir-An-Da = Norte-Cielo-lado, borde, separación, que lleva, además, de a comprender significados, a buscar, mejor encontrar, analogías próximas que se presentan solas; como ejemplo, de Hendaya, surgió: An-da-Aya, que estando al pie de Peñas de Aia, se retiene y deja en espera. Enfrente a Peñas de Aya poco al NE., se encuentra, con impecable vista sobre el trío de peñas, el que fue puerto de Pasajes, hoy Pasaia ¿ Pesh-Aya? Tres-Padre, sobre todo, teniendo en cuenta el Santak = Triángulo, de los tres Pasaia: San Pedro, San Juan ¿por el Oanes de Ea?, y Ancho, bueno para suponer por medio de An-(¿?), en sumerio, interpretaciones como An-su, An-shu, incluso Anzu, y, incluso la frecuente corrupción de lectura del nombre SUEN arcaica forma del dios luna SIN. En analogía al jacetano pirenaico río Ansó, y hacia el oeste, Santander y Asturias donde se encuentran ríos cuyo nombre no tiene desperdicio, pero, continuando con la pequeña analogía iniciada el las trinas Peñas de Aia, llegados a Santander, más o menos centrados, de E a O, hallamos los ríos: Saja, Besaya y Pas, los dos primeros convergen, poco antes de Torrelavega, para desembocar juntos en el mar y el tercero, el Pas, próximo por el este lo hace por la cercana ría de Mogro. Los tres estimulan la imaginación, para acercarse a aproximaciones de significados cercanos a los expuestos en Pesh-Aia, con Besh-Aia o Pesh-Aia. Y es que, con las palabras y lenguas, el hombre, ayer más que hoy, siempre ha hecho trampas; pero, aún hoy, hace cosas tan raras como burdas, y no para entenderse precisamente. En resumen, ¡ojo!, con tomarse demasiado en serio, con lo que se opina y lee de estas historias que, sin embargo, aun manipuladas de origen como están, merecen un respeto y, tal vez, éste sea no contradecirlas de plano sino estudiarlas sin ideas preconcebidas a sabiendas que, todavía, el riesgo a equivocarse, es muy grande. Quienes tergiversaron primero, hicieron bien su trabajo, pueden estar tranquilos, además, estas divagaciones ya no interesan, están desclasificadas y su falsedad original está tan bien arraigada, que constituye la historia.
No obstante, metido ella, te entretienes, así que continúo: Santander.
—Santander da que pensar, en el indefinido ‘sumerio-acadio-vasco’, que, a falta de otras fuentes atribuibles a la época de vigencia del cromlech pirenaico se viene utilizando. Santander, siendo claro se ve oscuro: Sant- Ander, San Andrés, etc. San Andrés, no fue un cualquiera entre los apóstoles, fue el hermano de Simón Pedro; Santak-Ander, correspondería a triángulo de Ander. Santak = triángulo, me parece una apuesta aceptable para comenzar a comprender el significado original de Santander, cuya forma es en la práctica y en esencia un triángulo trazado desde el macizo del Alto Campoo, por ejemplo desde el Cueto de Iján, 2084 m, hacia los límites solsticiales del sol en Verano: Santoña para el naciente, y el Deva y el macizo oriental de Picos de Europa, Ándara, para el poniente, forman el arco celeste que puede limitar la provincia de Santander, arco que también se puede imaginar y formar tanto con la Vía Láctea, como con el recorrido lunar en el solsticio de invierno. De ser así, el triángulo, por el norte siempre lo limita la costa cantábrica y el nombre original no estaría muy alejado de Santak-An-Tir, Triángulo-Cielo-Arco, de forma similar a la que hoy Tirana, a través de: Tir.An.Na, significa arco iris. El Tir adjudicado a Santander, en otras partes se ha convertido en Ter, antes de pasar al Der actual, se necesitan transformaciones lingüísticas que se obvian. Ander, An-Der, parece contar con buen número de probabilidades para originariamente, haber sido una forma de designar, el triángulo o arco norte —ban, pana o pan, tir en sumerio— según se quiera ver, de una cruz de San Andrés, en época anterior al cristianismo, formada por los ejes: 60º-240º y 120º-300º, desde un observatorio impreciso que hemos situado, con cierta libertad, persiguiendo más el concepto que la precisión digital, en el macizo del Alto Campoo y el Cueto de Iján, por mucho que quisiera, ya no puedo conocer el triángulo santanderino como el e-uskaro. Todos los signos que conceptualmente tuvieron gran predicamento en el paganismo astral, tanto que no pudieron ser abandonados, sufrieron sincretismos dolosos para la antigua religión que se vio vaciada de sus principios y de su natural discurrir. Con un mínimo de buena fe, el patrón de Santander, debiera de haber sido San Andrés y, sin embargo, son: San Emeterio y San Celedonio que, según la tradición, procedían de Calahorra, eran hijos del centurión y mártir Marcelo, militaron en las legiones romanas que abandonaron para abrazar el cristianismo y cuando se decretó la persecución de los cristianos fueron decapitados, junto al Cidacos, afluente del Ebro el 3-03 del año 300. Dicen que tanta es la fuerza que produce la leyenda que el nombre de Santander, procedería de uno de los santos decapitados, San Emeterio: Sancti Emetherii-Sancti Emderii-Sanct Endere-Santendere. Pues... Bueno, como para tomarse al pie de la letra y en serio la etimología de la toponimia incluida la que se viene haciendo. Con lo fácil que es hacerse eco de algo que tenemos en su extremo oeste, macizo de Ándara, An-dara, Cielo- franja, banda o cinturón. Y, qué banda encontramos en el cielo, digna de ese nombre, más apropiada que la Vía Láctea. La Vía Láctea, también se situaba en el 600 a.C., en posición precisa 60º-240º y 120º-300º de la Cruz de San Andrés: la primera, al salir Perseo hacía los 60º con el Escorpión camino de los 240º y su ocaso, en tanto que Capella a Auriga estaba cerca del Cenit, entre el solsticio de verano y el equinoccio de otoño, y la segunda, al poco de salir Sirio, el Can Mayor se encontraba a 120º, mientras que simultáneamente moría el Cisne encabezado por Albireo a 300º, en el solsticio de verano o en el de invierno según la salida fuese helíaca o acrónica. Astronomía pirenaica, desde la Sierra del Cordel como observatorio sin cromlech pirenaicos, en estado puro, definiendo un nombre, Santander, con ayuda de la Vía Láctea o de las salidas solsticiales. Al menos, los ejes citados dibujados por la Vía Láctea tal como se viene de comentar, se ven de forma impecable en las direcciones indicadas con, Capella y Vega en el cenit, respectivamente, a la manera que lo hacen los textos de estrellas ziqpu narrados por Hunger & Pingree, las cuales, simplificando, a su paso por el cenit, pueden servir de ayuda para determinar la salida y la puesta de otras estrellas. En este caso corresponde, ser estrellas ziqpu a Capella y Vega, la primera anuncia la salida de Perseo y la aproximación a su puesta de Antares, en tanto que, Vega, anuncia la salida del Can Mayor y la puesta del Cisne, efemérides que ocurren, en ambos supuestos, estando la Vía Láctea en las posiciones que señala la cruz de San Andrés. Las estrellas ziqpu, tuvieron un gran interés tanto para señalar diferencias de tiempo como para predecir la salida de estrellas y constelaciones que salían o se ponían por horizontes brumosos. Hunger & Pingree, entre otros eruditos, en Astral Sciences in Mesopotamia, pp. 68-70, explican cumplidamente este tipo de estrellas, interpretando las tablas Mul.Apin y otras tablillas. Otra cosa es que fuese utilizado este concepto de la forma aquí empleada, tras un par de recorridos por el macizo del Alto Campoo y una serie de tanteos empíricos con el programa Cartes du Ciel con la mira puesta en obtener las dos posiciones nocturnas, arriba citadas, de la Vía Láctea centrada en el cenit en posiciones: NE-SO y NO-SE. Aunque se puede tratar el asunto con bastante mayor profundidad, no se ha hecho. Sin embargo, entiendo que, para un interesado en la materia con algún conocimiento de astronomía, se abre un camino, más que suficiente para, con ayuda de la Vía Láctea, llegar a definir gráficamente la provincia de Santander, al igual que se puede hacer con los puntos de salidas y puestas solsticiales.
Ahora bien, a la provincia de Santander, se le pueden encontrar iguales límites teniendo en cuenta otros aspectos, vistos desde disciplinas diferentes, por ejemplo, el estudio de la toponimia del que ya se ha dicho algo anteriormente. ‘Santak-An-dara’, ‘Triángulo-Cielo-Banda, franja’ y ‘Santak-An-tir’, luego ter y der, ‘Triángulo-Cielo-arco’, empujan, como se ha dicho en la página anterior, a nominar la provincia: ‘San Andrés’. La cristianización de los topónimos, anteriores al cristianismo, parece que fue una preocupación importante de éste, en la que se tuvo en cuenta en primer lugar, las nominaciones que tuvieran previamente en las religiones astrales y naturalistas anteriores, a mayor importancia de aquéllos en éstas, mayor prisa y cuidado se dio y puso el cristianismo, en poner su impronta y discurso. Al ir adentrándote en el asunto, en busca de sus orígenes, se vuelve uno a tropezar en los mismas piedras, situadas claramente en el paso guiado intencionadamente de la protohistoria a la historia y en un espacio que ya no es el área pirenaica sino que, bien mirado, es el correspondiente a todo el mundo conocido, centrado en una cristiandad creciente, parece que el poder y sometimiento por la fuerza del Imperio Romano, cediesen parte del poder al pensamiento único del Cristianismo. Imponer una religión nueva, cuando existe otra que ha gozado de predicamento intelectual, y todavía contaba con una aceptable élite, sus acólitos y bastantes fieles, no es fácil y, al margen de la capacidad unificadora de los nuevos poderes establecidos, se necesitan banderines de enganche que propicien la adhesión de los neutrales, desarraigados, extranjeros, bárbaros, tibios, etc. La masa en general, suele responder, en líneas generales al adoctrinamiento y a la voz de mando de los nuevos repartidores de prebendas, más atención suelen requerir los antiguos regidores y los contumaces en el error, para los que se urden sincretismos, se conceden prebendas a cambio de apropiaciones doctrinales, permutando el significado de algunas palabras, se relativizan conceptos etc., con ánimo de desactivar nombres y creencias profundamente arraigadas. Una de estas creencias a la que hubo de dar un giro es la originaria y derivada de la Cruz de San Andrés.
A la Cruz de San Andrés, como al cromlech pirenaico, no se le puede estudiar de forma particular en un solo lugar, puesto que su presencia histórica aparece en diversos lugares. Parece lógico, como así ocurrió, que una época de malas comunicaciones y diversas cabezas pensantes, del mismo credo, pero alejadas entre sí en el espacio, que se produjeran repeticiones y yuxtaposiciones, de un mismo hecho, en el tiempo y en el espacio. San Andrés primer discípulo de Jesús, junto a San Juan el evangelista. Estuvo en el Ponto, Grecia, Anatolia, dicen que en Kiev, Ucrania, y una leyenda dice que estuvo también evangelizando en Escocia. Constantino hizo a Andrés cabeza de Bizancio dando réplica a Roma cuyo Papa era su hermano Pedro, de forma apócrifa se dice que fue crucificado en Patras, provincia de Acaya, Grecia, en cruz aspada llamada desde entonces de San Andrés. Es patrón de: Rusia, Rumanía, Escocia, Grecia, Ucrania, Malta y Sicilia. Una leyenda cuenta que San Régulo nacido en Patras, tuvo un sueño en el un ángel le pedía que trasladase parte de las reliquias de San Andrés a un lugar que se le indicaría más adelante. Régulo salió hacia el NO, camino del extremo de la tierra, al llegar a un lugar del este de la costa escocesa, le ordenó detenerse y construir un templo para guardar las reliquias. El templo se construyó en el pueblo llamado Saint Andrews, patrón de Escocia cuya bandera de color azul celeste la atraviesa una cruz de San Andrés blanca. Régulo levanto el templo dedicado a San Andrés, fue elegido obispo del lugar y dedicó su vida a evangelizar. En Saint Andrews, comenzó a construirse una catedral en el siglo XII que se concluyó en 1318 y en su momento fue el edificio mayor de Escocia. La ciudad llegó hasta 14.000 habitantes en el siglo XVI, fecha en la que como consecuencia de los enfrentamientos religiosos se saqueo y destruyó la catedral que se dejó en ruinas. Hubo diversos San Régulo, casi todos mártires, obispos y hasta uno que fue cónsul romano, en ocasiones, la leyenda les ubica en sitios diferentes, por ejemplo en el siglo IV hubo un San Régulo, también nacido en Patras, obispo de Senlis, ciudad del norte de Francia. Estos confusos hechos derivados de distintas leyendas, siendo similares y utilizando los mismos nombres, en este caso San Andrés y San Régulo, suceden en sitios muy alejados, dando la impresión de que proceden de relatos anteriores que, en el momento de la cristianización, se consideró sensato incorporar a la nueva historia, y se hizo, en una época en que la información circulaba con lentitud, y evolucionaba a su manera en regiones alejadas entre sí. En realidad parecen incorporaciones de tiempos anteriores dirigidas a gentes que todavía tenía en su memoria viejas creencias en retroceso. Este supuesto referido, por empezar por algún sitio, a San Andrés, San Régulo y la propia Escocia o el mismo San Adrián, puesta la vista en el pasado, sus creencias vigentes tambaleantes y la necesidad de adaptación de éstas a un nuevo credo revelado, nos pone en una disyuntiva difícil de dirimir; en primer lugar sugieren preguntas que parecen traídas por los pelos, sin embargo, la repetición de los hechos históricos, la similitud de orígenes y relatos, la insistencia en readaptar y domeñar la palabra y sus significado, terminan por llamar la atención, atrayendo la desconfianza y con ella instalada, es cuestión de tiempo, van surgiendo preguntas, que, con frecuencia, parecen indiscretas y bailan en la cuerda floja de la incorrección, cuyas respuestas quedan siempre, por lógicas que parezcan, en la laguna del silencio y falta de confirmación histórica, inmersas en dobles significados y ocultaciones deliberadas. Así a las preguntas que pudiéramos hacernos sobre la cruz de San Andrés y los santos que parecen acompañarla, para contrarrestar y dar réplica digna a creencias anteriores, consideradas de peso y llave de su entramado general, sólo se pueden proponer a sabiendas de que la religión anterior a la nuestra, fue astral, o, al menos, de un tipo similar, basada en buena parte en conocimientos astronómicos, al margen de revelaciones divinas. Parte del corpus doctrinal cristiano que permitió atraer mediante sincretismos y acercamientos a la filosofía griega, tanto al pueblo que se hacia eco de las religiones astrales como a sus cabezas pensantes que, mediante observaciones astronómicas, fueron sentando las bases de las religiones astrales. Las preguntas sobre la cruz de San Andrés y cuanto le puede concernir y significa, como cualquier otra que se pueda formular sobre algo de lo que no existen antecedentes ni de la pregunta y, en consecuencia, de una posible respuesta, no se suelen producir de golpe ni se enuncian desde el primer momento, se van engendrando en tiempo diferido y con datos que, con frecuencia no se buscan, llegan de la mano del azar y del florecer de una o más analogías jamás tenidas en cuenta. Sin embargo, al final, si han calado, terminan por fructificar, o en su defecto, las más de las veces, proporcionan un resultado coherente de difícil o nula demostración. En el principio de mis andreses, estuvieron los Apóstoles, la Vía Láctea, y, cosa rara, San Adrián, por el túnel de San Adrián que, en principio nada tenía que ver, aunque hoy diría que sí, del latín deducen que significa aproximadamente : ‘el que viene del mar’, el sumerio deja precisiones que, por olvidadas, se convierten en posibilidades imprecisas desconocidas, que, no obstante se presentan por entender que más vale una silueta tras la bruma de un horizonte de 360º que una imagen falsa vista con teleobjetivo que aísla del conjunto; dicho lo cual existen al menos dos posibilidades sugeridas por el diccionario: Ad-ri-an y Addir-an; en donde: en el primer caso, ad = voz, ri = distante, an = cielo o Anu —que podría dar juego en la versión Adriano—, y en el segundo, Addir = cruce y an como en el primer caso. Andrés, como concepto, parece proceder del significado que pudo tener su nombre, procedente del sumerio, para definir, como se ha dicho, las posiciones solsticiales del sol y la luna, o para indicar análogas posiciones de la Vía Láctea, por tanto tuvo que ser un concepto muy arraigado y conocido desde la más remota antigüedad, representado de diversas formas desde la prehistoria. El sincretismo que inicio su desactivación gráfica, lo inició Constantino el Grande con el Lábaro creado para la batalla de Milvio, y, diríase que terminó de cristianizarse en el crismón del románico. Como nombre, tal vez por su fuerte arraigo y significado primigenio, se jugo fuerte y con imaginación, llevando el nombre al primer apóstol Andrés, hermano de Pedro. El nombre griego se refiere a lo viril, en él se da la paradoja de que la virilidad griega, llevada al vasco conduce a un significado opuesto: andre = mujer, ejemplo que, junto a otros, debieran de animar a los lingüistas a estudiar estos asuntos. Estos cambios de significado de la palabra, del verbo, presentes en Mesopotamia, extendidos más tarde al resto de los países civilizados, constituyeron una forma refinada de acompañar con razones muchos cambios de poder que, de otra forma, hubieran sido violentos; modificaron el sentido de las palabras o inventaron, entre otros recursos gramaticales, nuevas etimologías, polisemias, sustituciones de palabras, etc., propiciaron sincretismos y deslizamientos del credo antiguo, al utilizado por los nuevos mandatarios, de forma que aún perduran, olvidadas ya, las dificultades iniciales para imponerlos. Abundando, en más aspectos de esta hipótesis, es interesante cuanto dice Pierre Riffard en Ésotérisme D’ailleurs, Éditions Laffont, S.A., Paris, 1997, en su capítulo dedicado a los mesopotámicos, pp.340-412, en el que se puede destacar, los dedicados al verbo y la ciencia de las letras pp.368-371. Esta gran e incómoda laguna que sumergió a la religión astral pirenaica en el olvido, sólo puede ser intuida y rescatada en parte, gracias al cromlech pirenaico, su preciso emplazamiento y significado y a algunas manifestaciones presentes en el románico, más propias y de mejor encaje en la religión astral pirenaica que en el Cristianismo.

Abogo sin rodeos por, la presencia intencionada e influencia simbólica de los ejes, que más tarde constituyeron la cruz de San Andrés, tanto en el cromlech pirenaico como en muchas nominaciones toponímicas de dentro y fuera del influjo del cromlech. La presencia de ambos ejes quedó patente en numerosos grupos de cromlech pirenaicos, ligados a estrellas, casi siempre: en el eje 120º-300º, en relación al devenir de la salida de Sirio en sincronía con la puesta del cisne, la puesta del sol en el solsticio de verano y su salida en el de invierno, al contrario que las de la luna, y en el eje 60º-240º las efemérides relacionadas con puesta de Sirio y Antares, a 240º, y las correspondientes a las salidas y puestas del sol y de la luna solsticiales, entre otras muchas efemérides que se podrían mencionar y se vienen repitiendo. A estos ejes los hace también patentes la geografía: notable es el que subraya el lado del triángulo de la ’luna creciente’ —‘uskaro’—, Peñas de Aia-Pico de Orhi, 120º-300º, prorrogable sobre el terreno, a través de lugares y accidentes de nombres apropiados a esta versión de los hechos primigenios, hasta alcanzar un nuevo enclave de cromlechs, en el Valle de Hecho; en el mismo triángulo, el Pico de Txindoki, adaptándose al terreno, da origen a un eje 60º-240º, nacido en Loizateko Soroa, al final del alineamiento N.-S., de grupos de cromlechs, que partiendo de Peñas de Aia termina en el monte Loizate y sus aledaños. El eje, 60º-240º, Loizateko Soroa-Txindoki continúa hasta el monte Aratz —1445 mts. ¿Ara-ash = Ara-uno?— a cuyo pie se encuentran Otzaurte y el túnel de San Adrián —¡ojo!, a los San Andrés, San Adrián, Santander, etc. La procedencia y significado originario, son los mismos. En este eje en cuestión, en el túnel de San Adrián y sus aledaños, se producen el punto de encuentro de una serie de ejes que deslindan de un lado: Navarra, Álava y Guipúzcoa y, de otro, arranca hacia el NO un eje 120º-300º señero, que termina en el golfo de Gascuña, a través de Aizgorri, Aranzazu, Escoriaza, Arechavaleta, Mondragón, etc., hasta que por Udala nos introduce en el Duranguesado, en un festival, de toponimia, digamos todavía, sumeria.
Llegados a este punto, en cruz de San Andrés, bajo cuya denominación y derivados como sanadrianes, santanderes, etc., con mucha frecuencia encontramos cruces de direcciones, caminos, ríos, desembocaduras, límites triangulares, etc., creo que estos puntos son lugar adecuado para discurrir, más allá de la geografía, de los cruces, de lenguas y culturas que también se despliegan desde estos sitios de fuera del triángulo euskaro, aunque ligados a su entramado. Diría que todo concepto sencillo: un cruce, un límite especial, una figura geométrica elemental como el triángulo, el mar, la montaña, el sol, la luna, la Vía Láctea y las estrellas, y, por terminar, un largo pero contenido etc., se nominó en, digamos, sumerio desde el principio y quedó fijado en el acervo común originario. Otra cosa es acertar siempre cuando, se da opinión sobre numerosos topónimos.
Le ha tocado el turno a San Andrés y derivados, no puedo eludirlo. Está ahí: sobre el terreno desde el comienzo de los primeros tiempos de nuestro discurrir; entre los apóstoles y en el santoral desde que se consideró conveniente. San Andrés, dice la leyenda, murió atado en una cruz en forma cruz de San Andrés. Andrés, del griego Andreas —cuyo nombre, dicen en www.churchforum.org, significa ‘varonil’, en vasco, Plácido Múgica, dice: Andere (c) 1. Damisela, señorita, y, Andre 1. Señora, matrona, esposa (c). Personalmente, si fuese la primera vez que observo una especie de antagonismo vasco-sumerio, callaría; sin embargo, como se repiten y hacen cosas, digamos, raras que parecen intencionadas, en determinados vocablos, diría: ¡ojo!, An-‘?’, ‘palabra sensible’, aunque, provisionalmente y conceptualmente,  voy viendo An-Tir, Cielo-Arco, sin poder olvidar que este arco dibujado desde la sierra del Cordel, ¿Kur-der o Gur-der, Montaña o giro del arco? hasta la Costa Cantábrica, en los dos extremos solsticiales del Camino de la Luna, Charran Sin, 60º y 120º, Cáncer y Capricornio, Allul y Suhur-mash—. San Andrés, para nosotros, no fue un cualquiera, su predicamento viene de lejos, fue el primer apóstol en ser llamado por Jesús, fue discípulo de Juan el Bautista y hermano de Simón Pedro.  San Andrés, murió crucificado en una cruz aspada. Constantino el grande utilizó el anagrama aspado por primera vez en el año 312 como símbolo de su estandarte, en la batalla de Puente Milvio, en las afueras de Roma, a este anagrama se llamó el Lábaro constantiniano, tras ver éste en sueños, dice la leyenda, cómo bajo su custodia sus tropas ganaban la batalla.
 El lábaro, como muestra la figura, consta de una P con una cruz de San Andrés centrada en su palo descendente; con posterioridad, vemos derivaciones de dicho lábaro, constituido ya en símbolo cristiano, tanto en el crismón del Románico como encabezando, con distintas formas, todos los escritos de dignidades eclesiásticas y mandos civiles.
 En primera lugar, vamos a desmenuzar la presencia, dentro de la geografía de influencia del cromlech pirenaico, de la Cruz de San Andrés y sus variantes. Al margen de lo dicho al tratar del túnel de San Adrián, de hecho zona de encuentro de las provincias de Navarra, Guipúzcoa y Álava, y del pueblo del mismo nombre en el que se sitúa la desembocadura del río Ega en el Ebro. Siguiendo el Ebro —río situado en el eje 120º-300º—, aguas arriba, hasta sus nacederos en la sierra de Hijar, donde desde sus cercanías y Fontibre dan origen al Ebro que se dirige al Mediterráneo, hacia el sur bajan aguas que vierten al Atlántico a través del Pisuerga y el Duero, y, por el norte, descienden las aguas que van al Cantábrico, dando origen comprensible a la Provincia de Santander.
Santander, requiere párrafo separado. Se advierte como parte del sistema de ver y nominar el oeste del mundo y mar circular de la época, pero parece que evolucionó de manera diferente.
Mirando el mapa mudo que se extiende a los pies del hoy Tres Mares y, mejor, desde la sierra que se le une hacia el norte, la sierra del Cordel, diría que vista con los ojos inmersos en el cromlech pirenaico y en la cruz de San Andrés, mirando hacia el norte y el mar, se imagina y plasma evidente un triángulo, que por el NO a unos 300º desde el Cueto de Iján en el Cordel alcanza el blanquecino macizo oriental, llamado de Ándara por cuya vertiente oriental discurre el Deba hasta su desembocadura en el Cantábrico haciendo de límite entre las provincias de Santander y Asturias. Por el NE la vista hacia los 60º va a parar a Santoña, cercana al límite de Santander que al NE se extiende un poco más al O de Castro Urdiales. El triángulo santanderino, hoy, de entrada y como tal, sólo se puede intuir de forma borrosa y analógica, suponiendo sus vértices norte: NE y NO, alineados con la costa cantábrica y el vértice sur, situado hacia los picos de Peña Labra y Tres Mares, o mejor, lindando al norte, en la sierra de Cordel, y, más concretamente, en el Cueto de Iján. De éste y desde Tres Mares, por estar en línea de 60º, se ve Santoña a 60º, salida del sol en el solsticio de verano. El origen físico de los límites de la antigua provincia de Santander o de Cantabria, nada tienen que ver con estas observaciones, se citan por ser reales y estar tratando de centrarnos en una época imaginada en la que todavía no existían límites geopolíticos, las gentes, pongamos, de camino al oeste, llegaban a punto y querían situarse bajo referencias obtenidas con anterioridad por otros congéneres, por ejemplo: llegados a un pico, cerca y al norte de donde nacen las aguas del río Ebro, mirando hacia y el mar, en el solsticio de verano el sol sale, tontea con el horizonte hacia Santoña, mientras que se pone rojo al ocaso por Picos de Europa. Hoy no sabes bien, si asimilar la efeméride a An-Dara2, o a An-Dara4, más o menos, Cielo-Rojo o Cielo-Cinturón —referidos el primero a las luces del amanecer y atardecer y el segundo al cinturón celeste de la Vía Láctea—. Sí, pero cuando las cosas, todavía no tenían dueño, las podían llamar con las referencias que tenían en cuenta y como mejor les pareciese para hacerse entender y dejar huella como legado de futuro. Eran pocos, pero algunos pensaban en cosas de este tipo, adivinar sus pensamientos y realizaciones puede parecer e, incluso, ser vano y quehacer menor, algo así como realizar pasatiempos plagados de falsas casillas en blanco. No se llegan a completar y cuando se adivina algo, no se sabe si se acierta; sin embargo, el pasado es como es y más vale entrever todas sus posibilidades cuando las hay. Se comenzó a hurgar en él hace decenios y se continúa; engancha más que un sudoku y nunca se saben los aciertos, los errores sí, los errores cantan, pero si se desechan, los cimientos, se van asentando, y muestran algunos elementos del entramado como conjunto. Uno de estos elementos, es el triángulo y sus adláteres.
Y, continúa una pregunta:
—¿Hasta dónde llegó primitivamente el Camino de las Estrellas?
—No es igual el Camino de las Estrellas que el de Santiago; de ser así, es probable que no terminasen en el mismo lugar. No concibo bien que siendo hecho probado que el cromlech pirenaico llega hasta el Golfo de Gascuña, el Camino de las Estrellas continuase. No. Creo, me parece, diría, que debieron de terminar en el mismo punto. Más, si como parece verosímil, desde Andorra, el Camino de las Estrellas acompañaba las almas de los muertos. Además, encaja mejor en una historia coherente y lógica que, semejante obra, con cientos de círculos de piedras a lo largo de más de 200 km no la imaginan unos atolondrados que hoy siguen una dirección y mañana cambian. Quienes concibieron tal tarea, necesitada además de serios conocimientos técnicos cuando menos en topografía y astronomía, sabían desde el primer día, cuanto querían plasmar y realizar. Y si terminaron en el mar circular con sus círculos de piedras, observando las estrellas y astros del firmamento, fue por que lo desearon con arreglo a sus creencias e ideas. En buena lógica, no existían razones adicionales para continuar el Camino de las Estrellas, más allá de donde con la ayuda de éstas, dejaron el cromlech, frente al despegue de las almas de sus muertos hacia su mundo. El Camino de Santiago tuvo otro origen, al margen de los intereses nacidos de la reconquista y la cristianización, sugerido por el fervor y continuidad de la peregrinación entonces vigente, la del Camino de las estrellas tras las almas de los muertos. El Camino de Santiago, cuenta con distintas e inciertas versiones, cuyas características comunes, coinciden en lo más revelador entre los principales historiadores. Así: Santiago el Mayor predicó en Galicia después de llegar a la Península en el 33 d.C.; volvió a Jerusalén en el 43 y murió martirizado por orden de Herodes Agripa; sus discípulos pusieron a la mar, en barca desgobernada y en ella su cadáver que llegó a Galicia; el obispo Teodomiro, en el siglo IX, encontró su cuerpo en Iria Flavia, para terminar apareciendo sus restos en Santiago de Compostela; Alfonso II, 760-842, el Casto, Rey de Asturias, erigió una iglesia donde se encontraban los restos del Apóstol, ésta comenzó a crecer con numerosas ampliaciones, a la vez que aumentaba el número de peregrinos, destacando la de Alfonso III el Magno, Rey de Asturias; en el año 997 el musulmán Almanzor arrasó la iglesia y la ciudad; el rey Bermudo II de León ordenó la reconstrucción de la Basílica que volvió a ser consagrada en el año 1003; después Alfonso VI el Bravo, 1057-1109, Rey de León y, más tarde, de Galicia y Castilla, se cree que hacia 1078, inicio los trabajos de la nueva catedral románica en su concepción y esencia que evolucionó con el tiempo, con reformas y ampliaciones, hacia el gótico en 1316, para concluir con un acabado barroco en su fachada oeste, llamada del Obradoiro en 1738-1750. El Camino de Santiago, fue aprovechado, esencialmente, en dos considerandos: en la lucha contra los moros y en la cristianización de la cornisa norte peninsular a partir de su reconquista. Todos los autores coinciden en que la última parte en ser cristianizada fue la correspondiente a la montaña pirenaica, personalmente, añadiría que por tener ya una religión importante, la astral pirenaica, cuya mejor manifestación fue y es el cromlechs pirenaico.
Entre el Este y el Oeste de los Caminos de las Estrellas y de Santiago, se aprecian diferencias dignas de reseñarse. Al Camino de las Estrellas pirenaico, le cuadra la explicación arriba señalada y su fin a la llegada con el cromlech, al mar circular en el golfo de Gascuña, por tanto, en hipótesis las iniciales peregrinaciones por el Camino de las estrellas, debieron de tener los posibles puntos de llegada, sin especificar, puesto que no se han estudiado, alrededor del golfo de Gascuña, y en buena ley, se debiera tener en cuenta los dos lados de costa que, desde Peñas de Aia, el uno remonta hacia el norte hasta la Santonge francesa y el otro costea hacia el oeste hasta la costa santanderina, Santoña a oriente y Unquera en el Deva que le separa de Asturias, a occidente. Este supuesto, presta alguna verosimilitud al mapa de triángulos presentado en el apartado de geografía, ya que en definitiva se ha casi reinventado, por su cuenta, el mapa romano de la provincia Tarraconense, después de la división provincial del emperador Diocleciano, que gobernó del 20-11-284 al 1-05-305 y, entre otros cambios de organización territorial, separó la provincia Tarraconense de la Galaica, y de otro lado, tiene en cuenta al río Ebro como línea de límite natural, incluyendo hacia Unquera la línea de prolongación del macizo del alto Campoo y nacederos del Ebro hasta el Cantábrico. De otra parte, marca una separación de hecho en la línea cantábrica: Peñas de Aia-Coruña. Diría, sin proponerlo a ciencia cierta, que inicialmente, en contra de cuanto llegué a pensar y escribir en algún momento, hubo en el norte peninsular dos tierras o lugares de los muertos y por tanto dos caminos primitivos de las estrellas, la ya narrada, la pirenaica que termina en el golfo de Gascuña, y la galaica o de Coruña de orígenes diferentes dentro de la idea común existente en la época debido a las religiones astrales imperantes, vigentes todavía en época histórica y cuyo olvido y ocultamiento deliberados a dado lugar a una notable laguna histórica. El Camino de las Estrellas inicial galaico, parece más relacionado con el megalitismo y peregrinaciones que se extienden en la costa atlántica oeste del mundo entonces conocido desde Marruecos, Portugal, Galicia, Bretaña francesa, Gran Bretaña e Irlanda, se trata de un megalitismo, con sus excepciones, muy diferente al pirenaico, tanto en la datación: al atlántico le atribuyen una antigüedad del orden de 4 o 5000 a.C. en tanto que al pirenaico ésta se sitúa alrededor del 600 a.C.; además, los monumentos son completamente diferentes, siendo los atlánticos notablemente mayores y de tipología, en general, distinta a la pirenaica, en los primeros dominan normalmente los dólmenes y menhires, en tanto que en el Pirineo destacan los numerosos círculos de piedras de ejecución modesta, tanto por el tamaño de sus piedras como de sus comedidos diámetros, y para terminar el carácter mortuorio de los primeros es bastante más general y más evidente que en el Pirineo. No hablamos de las excepciones, ni siquiera se pretende hacer un resumen de los dos, únicamente, se desea señalar la enorme diferencia entre ambos, sin por ello ignorar que el origen, con al menos un par de milenios de diferencia, pudo ser el mismo: la posición al oeste en el extremo de la tierra circular y una astronomía en el megalitismo atlántico, presente aunque notablemente menos evolucionada que la representada en el cromlech pirenaico. La ascendencia celta de los galaicos y el tipo de monumentos y ausencia de cromlechs del tipo pirenaico, invitan a pensar que el megalitismo galaico, como el portugués, es atlántico y en consecuencia, anterior al cromlech pirenaico y sin una ligazón ni física ni espiritual que auspicien en sus inicios una posible relación en sus peregrinaciones que, todavía, por imperativo de la época sólo pudieron ser Camino de las Estrellas. Las peregrinaciones siempre se dirigen a un punto o lugar: Roma, La Meca, Santiago, Finisterre, Carnac, Stonehenge, etc.  Sospecho entonces que llamando a las prehistóricas Camino de las Estrellas, por entender su relación, al menos, con la caída del sol al oeste, la peregrinación atlántica en el norte de iberia, se pudo dirigir con alguna probabilidad, hacia Coruña, la Costa da Morte, Ara Solis y Finisterre; sin embargo, no parece probable que los puntos de partida, dado que las mismas parece que celebraron a lo largo de toda la costa atlántica, todas ellas debieron de tener un carácter local o regional, sin que resulte fácil unirlas al Camino de las estrellas pirenaico, sobre todo teniendo en cuenta que en la aparición de ambos hay no menos de dos milenios a favor del megalitismo atlántico. El cromlech pirenaico es posterior pero su importancia intelectual, en consonancia con las épocas de vigencia de ambos megalitismos, atlántico y pirenaico, es muy superior, tanto por su extensión y unidad como por su contenido técnico-astronómico y religioso hacia el más allá de la muerte, de forma que, con la diferencia en el tiempo que se quiera, al nacer el cromlech pirenaico en toda su extensión, las peregrinaciones debieron de terminar en el golfo de Gascuña ¿no lejos de donde lo hizo el cromlech?
Con el comienzo del Camino de Santiago, la historia parece haber sido inversa. El Camino de Santiago primitivo se inició con el descubrimiento de la tumba del Apóstol. Alfonso II el Casto, en el Siglo IX, peregrinó a Santiago, a instancias del Obispo Teodomiro de Iria Flavia, otorgándole las donaciones para crear la primera Basílica. Alfonso III, peregrinó varias veces a la tumba del Apóstol y realizó numerosas donaciones, para mejorar la Basílica.
Podemos decir que ellos definieron, saliendo desde Oviedo, y consolidaron el primer Camino Jacobeo, hoy denominado Primitivo, el cual se mantuvo durante todo el siglo IX.
En el siglo X, se trasladó la capital del Reino de Oviedo a León y aparece y consolida el actual Camino Francés desde León, mermando la afluencia de Peregrinos por el Camino Primitivo.
No obstante el Camino Primitivo, siguió canalizando el flujo de peregrinos procedentes del Norte y de aquellos que deseaban venerar la colección de reliquias de la Cámara Santa de San Salvador de Oviedo, y la exposición del Santísimo de la Catedral de Lugo. Estos hechos parecen indicar que el Camino de Santiago propiamente dicho comenzó desde los reinos cercanos a Galicia, los de Asturias y León, hasta que con la capital del reino ya unido de León la orden de Cluny consolidó el camino francés, dejando de lado la capital asturiana, asentando el paso de su camino por León, uniendo en esta capital las peregrinaciones que desde Europa cruzaban el Pirineo. La proximidad de Santiago, a los vestigios de las iniciales peregrinaciones a Finisterre en busca del final de la tierra por el oeste, con similares criterios a los propiciados por las peregrinaciones del que venimos llamando Megalitismo Atlántico que se extendía de Marruecos a Irlanda, favoreció la temprana aparición de las peregrinaciones jacobeas, alentadas además por los nuevos mandatarios religiosos y civiles, y por el probable sincretismo, aceptado por las autoridades, nacido de una progresiva fusión de las viejas y nuevas creencias y tradiciones. Que sepamos, estas peregrinaciones se produjeron con gentes procedentes de las regiones que rodeaban a Santiago y Finisterre, la propia Galicia y Portugal y las tierras circundantes de los reinos de Asturias y León.

Las incursiones musulmanas y las batallas acaecidas entre moros y cristianos durante la reconquista convirtieron a Santiago de Compostela en un bastión simbólico que los moros se afanaban en destruir y los cristianos en defender. El musulmán Almanzor arrasó la basílica y la ciudad en el año 997, llevándose las campanas de aquélla a la Mezquita de Córdoba. En 1236, el para entonces rey de Castilla Fernando III el Santo, reconquistó Córdoba y devolvió las campanas a su lugar de origen. Entre tanto distintos reyes cristianos reconquistaron el norte peninsular circunstancia aprovechada por el clero para, al mismo tiempo, cristianizar a sus habitantes. Hacia el siglo XI, se produce el sincretismo de conciliar y unir el primitivo Camino de las Estrellas a Finisterre con el nuevo Camino de Santiago, diría que éste fue uno de los últimos pasos hacia la desaparición de la Religión Astral Pirenaica y consagración definitiva en solitario del Cristianismo.

En el triángulo norte de la Cuenca del Ebro —volver al dibujo— que hemos sobrevolando desde su extremo oeste, tras haber arrancado del túnel de San Adrián, en el que ya no vemos al cromlech pirenaico, puesto que lo dejaron de construir poco al este, sin embargo, se pueden continuar en tierra con líneas imaginarias que señalan alineamientos realizados con las coordenadas utilizadas en el cromlech, calcadas de las celestes. Así, retornando al túnel de San Adrián y al monte Aratz, nos trasladamos hacia Aranzazu, Udala y el Duranguesado, el monte Oiz y su abanico de ríos que se deslizan al Cantábrico, entre topónimos que no admiten, otra interpretación seria que no pretenda ser conjunta en sumerio —o lengua de él derivada o afín, que está por ver…—, en elucubraciones que pertenecen al Ara-aba, no a las aguas que van llenando la ubre que constituye el Ebro con el concurso preferente de las aguas pirenaicas y de sus estribaciones dirigidas al sur. En las proximidades del túnel de San Adrián —se subraya la línea de coordenadas mudas, de dirección solsticial, 60º-240º, que arranca de Txindoki y va a San Adrián y monte Aratz— juntándose en la zona una retahíla de topónimos de raíz Ara-, de los que ahora sólo se hace mención a los que se muestran en la vertiente sur cuyas aguas terminan en el Ebro, las que se dirigen al este son las del Araquíl o Araia que llegan al Arga, para enlazar con las del Aragón en Funes, y, al poco, juntas, ir a parar al Ebro a la altura de Milagro —otro Mir-, norte en sumerio, que con los años, veo como Mir-Arga—. Las aguas que nacen al oeste del Araquíl con las que bajan de la divisoria de aguas de Ara-aba por el sur, forman el Zadorra que desemboca, como se ha dicho, en el Ebro en Miranda. Entre ambos, Zadorra y Arga-Aragón, confluye en el Ebro, el Ega, en otro San Adrián, pueblo esta vez. Una de las conclusiones que se pueden ir sacando de los topónimos de la zona de influencia que hemos atribuido al cromlech pirenaico, a las coordenadas utilizadas en éste, y a su forma de entender y ordenar el paisaje, si utilizamos el sumerio para acercarnos a su significado, es la de que, en líneas generales, sus nombres son descriptivos, aunque hoy resulta temerario y casi imposible llegar a una conclusión precisa sobre significados exactos. Tomando un solo ejemplo, el río Ebro, los lexicones nos pueden llevar por caminos muy diferentes, así con la referencia del Halloran, vemos que se pueden obtener interpretaciones de posibles significados coherentes para Ebro, cuando menos, a través de: p.36 buru3, bur3; buru14, bur14; p.55 e2; p.57 e2-u4-7, e2-u4-15, e2-u4-sakar (SAR); p.58 e2-ubur; EBUR (cf., buru14). Se han elegido las entradas un tanto al azar, al igual que las tres referidas a la luna que comienzan por e2-, prefijo de significado: casa, familia, templo, recipiente, contenedor, terreno. Se ha eludido de propósito realizar traducciones precisas de Ebro. No es que no se puedan realizar, es que hay que hacerlas con y para gentes que tengan los mismos afanes: conocer sin ideas preconcebidas aquella época, y esas personas, con los datos que se apuntan, podrán formarse opinión propia sin gran esfuerzo. Confieso que a e2-, como prefijo le he tomado respeto con el tiempo, es más, diría, que al margen de traducciones literales, tal vez, he intuido un tanto su sentido. Si traducir de una lengua moderna a otra, que cree uno que las conoce un poco, ya resulta complicado, hacer pinitos con lenguas antiguas, mezcladas, y, en parte, evolucionadas siempre por el paso del tiempo, pone los pelos de punta; sin embargo, dando vueltas por el terreno, amparado por conceptos que parece tenían en cuenta —el cielo, la tierra, la luna, las aguas, etc.—, en ocasiones, se tiene la sensación de estar captando un poco el espíritu, parte de la esencia de sus pensamientos y preocupaciones. Por eso, creo que al inicio no son demasiado importantes, los significados exactos de los topónimos, da lo mismo pensar que el Ebro es el destino y recogedor final de todas las aguas que en el deshielo bajan lechosas desde las blancas nieves de la cordillera —¿kur-di-... del sumerio?—, que suponer que el Ebro actúa como ubre pirenaica, o, que en sus riberas —y las de sus afluentes—, se producen o son propicias para la recogida de cosechas. El hecho cierto es que con independencia del significado original del nombre, las características del río y sus riberas son esas, y, en consecuencia, cualquier significado que coadyuve estas funciones, sin aplicar sofisticaciones lingüísticas, en una lengua determinada, es digno de, al menos en primera instancia, de ser retenido. Los ajustes, si se continúa la labor, los traerá el tiempo.
Volviendo al triángulo-casa-luna creciente: Txindoki-Aia-Orhi, en relación con los ríos y sus desembocaduras en el mar, es prácticamente atlántico, aunque alguno de sus ríos por el sur y el oeste, terminan en el Mediterráneo. Citando alguno cercano de aquél, el Ega, respecto al Pirineo, es un río de zona límite, nace en Lagrán —Álava— al norte y pie de la sierra de Toloño y discurre de oeste a este hasta Estella, donde se une al Urederra que baja de norte a sur desde sus nacederos en la sierra de Urbasa, situada al sur y frente a la de Aralar, para bajar juntos, ya como río Ega, en igual componente hasta San Adrián donde desemboca en el Ebro. Como resumen el Ega constituye la parte oeste del mapa mental y nemotécnico imaginado como prolongación desde Txindoki hasta San Adrián y el Ebro. Nominar éste río, en el mapa mental imaginado, en sumerio: E2-ga, parece aceptable —e = casa, templo; ga =leche, ¿luego, Vía Láctea? Si, así fuese, deberíamos de hablar de una Vía Láctea en posición N-S, de la que caben dos posibilidades...
El Arga es considerado el río navarro por excelencia, y, diría, al menos referido a nuestro triángulo en su vertiente mediterránea, que, ‘crómlico’, también. Se trata de un río que, por medio de sus afluente Larraun que nace en la propia sierra de Aralar y Arakil, discurre en práctica componente N-S, está en la línea imaginaria analógica N-S que desciende de Peñas de Aia, se encuentra en Irurzun con el río Arakil que bordea por el sur la Sierra de Aralar y, del significado de ésta obtiene nombre. Más adelante, en Olza, ambos se unen al Arga propiamente dicho. Su desembocadura en el Ebro, ya unido al Aragón desde la Plana de Funes, en Milagro. El Arga, discurre en parte, desde del Larraun, nacido en Aralar, en correcta y analógica posición N-S, proyectando una línea imaginaria desde Peñas de Aia, vértice norte de nuestro particular y lunar triángulo, hasta, manteniendo la posición N-S llegar al Ebro. Los nacederos del Arga y fuentes principales se encuentran en tierras de cromlechs cuyas aguas se dirigen al Mediterráneo. El afluente Arakil, tiene uno de sus nacederos al pie sur del túnel de San Adrián; otras fuentes del Araquil, también llamado Araia, se encuentran en esta localidad, Araia, visto como Ara-aya, Camino del padre, al igual que en traducción directa Peñas de Aya, nos inducen a pensar sin el menor artificio gramatical en Peñas del Padre, similitudes, que objetivamente, nos obligan a dejarlas sobre la mesa como probables piezas del puzle que nos dejaron: Camino del padre hasta la sierra de Aralar y el río Arakir, éste Camino del mundo de ultratumba mientras recorre la sierra por el sur. Difícil de saberlo a ciencia cierta, pero, al norte de la sierra discurre otro Ara-, el Araxes, que lleva sus aguas al golfo de Gascuña, ¿Kas-Ku-ug5-na, Camino al lugar de los muertos?, entre otras propuestas realizadas. Mientras que al sur, el Camino del Ara-kir o de ultratumba, el Arakil —¿Ara-kir?—, limita con precisión toda la parte sur de la sierra de Aralar, extremo SO del Triángulo de la luna nueva —uskāru, en acadio—: Txindoki-Aya-Orhi. En Irurzun se une el Arakir con el Larraun y continúan juntos camino del sur, hasta desembocar en al Arga al sur de Ororbia e Ibero. El Arga, hacia el sur y Mediterráneo, fue el río emblemático y blasón destacado del cromlech pirenaico construido en el límite oeste —mardu—; al igual que hacia el norte, lo fueron el Oria-Araxes, hasta llegar al mar circular. Sus afluentes principales de cabecera son el ya mentado Arakil o Araia al que se le une el Larraun en Irurzun; el Ulzama que baja de Quinto Real y Belate, y al igual que el Arga, situado poco a su este, entre cromlechs de cabecera, para unirse con él en Villaba; el Juslapeña al que discurren las aguas de San Cristóbal y parte de Pamplona y su zona, uniéndose al Arga en Ororbia, y, por fin, el Elorz, río también de la cuenca de Pamplona al que bajan aguas del puerto de Loiti —¿Lu-iti? — y del sur de Peña de Izaga y de otros pequeños valles como el del propio Elorz, éste tiene diversos pequeños afluentes de entre los que me gusta destacar el Sadar —por su probable significado siríaco, Star Names, Richard Hincklei Allen, Dover Publications Inc. N.Y. 1963, p. 124 (nota 1) — que drena el valle de Aranguren y el barranco de Errekaldea que baja del puerto del Carrascal. La ausencia de cromlechs en estos ríos que no tienen sus nacederos en el Pirineo, es prácticamente total. El cromlech pirenaico, desde cualquier punto de vista, con sus pequeñas excepciones, es atlántico o, mejor, está inspirado por el mar circular. El triángulo e-uskaro, es una cuidadosa expresión de esta creencia personal, con su propio mundo de ultratumba al SO preciso, en la Sierra de Aralar, Arali, Aralu, Kir o como de Horowitz y otros se desprende, limitada al norte por el río Araxes que, desde Tolosa, al igual que el languedoquiano Arieja o Araxes, corren unidos, el Araxes de Aralar al Oria y el, digamos, andorrano al Garona, hasta el mar exterior de la época, el hoy Atlántico, a lugares en los que persisten los –ug5.na o los kir-, recordando a sus muertos, sus creencias, su entorno, límites imaginados, lenguas, etc. No es cuestión de correr, vale más ir sacando limpias y sin demasiados destrozos las piezas del puzle y dejarlas juntas encima de una gran mesa. El tiempo de atar cabos, parece lejano.
El Arga y el Aragón son dos ríos en los que en parte de sus cabeceras se percibe una enorme actividad crómlica. El Arga del lado del Araquil, da claras muestras, al bordear éste con claridad la zona sur de la sierra de Aralar, el probable ‘mundo de ultratumba’ de aquella época en la zona, de recibir su nombre de este hecho preciso, a través del sumerio Ara-kir, en opinión que más que concretar, prefiero dejar con alfileres y que los interesados vayan sacando sus propias conclusiones con la ayuda inicial de Horowitz, de la pléyade de especialistas que están surgiendo en el esclarecimiento de tablillas cuneiformes y de los lexicones sumerios al alcance de su mano. No quisiera centrarme en un solo vocablo, con torpeza de aficionado, habiendo en nuestra geografía, cientos que deben ser tomados en cuenta, como un todo, por profesionales. Si hubo un sistema general de nominaciones, vayamos a descubrir el sistema y no a modificar los nombres que nos salen al paso, más de uno puede ser correcto, o, menos distante del original que el recién inventado. No existen urgencias para modificar nada, un nombre retocado a propósito o por el paso del tiempo, puede ser mucho más ilustrativo de cara a desvelar el pasado que otro que, con lenguaje de hoy, tenga un significado alejado del original.
Otro ramal importante del Arga, el Ulzama ­—Ul-Samash—, que de la zona de Velate, poco al oeste del primero baja hacia Villaba donde se une propiamente a él, también tiene deje sumerio-acadio, como buena parte los topónimos de la zona y el propio Arga —¿Ar-ga; Ara-ga?, ¿Camino de Leche, Vía Láctea? Se dice que el río Arga, primero se llamó Runa que, podría entenderse como Ru-na, ‘ru’ y ‘rug2, Halloran p. 219 tiene una acepción que se puede entender por ‘retorno’, en tanto que ‘na’, tiene dos acepciones principales ‘piedra’ y ‘ser humano’, la primera se utilizó para buscar significado a Navarra, Na-ab-ara, ‘camino de piedra hacia el mar’, se ha dicho poco antes, sin embargo, tal vez, entender ‘na’ como ‘ser humano’ sea más correcto, dejando el significado de Navarra en ‘Camino de las almas hacia el mar’, y el de Runa en el camino de ‘retorno de las almas de los humanos’. Conceptos afines y validación complementaria de la traducción que se hace del golfo de Gascuña. Tal vez, un tanto redundante y poco exacto puesto que el destino de las almas era el oeste del mar circular.
El cambio a Arga, Ara-ga = Vía Láctea, entra dentro de la dinámica general del significado del cromlech. Sin embargo, al observarse la existencia de grupos de cromlech, en cuenca mediterránea, entra la duda de si hubo diferencias espirituales entre los cromlech de ambas vertientes: atlántica y mediteránea, teniendo los primeros un doble significado, astronómico y escatológico, y, los segundos, principalmente astronómico. Por el significado de algún grupo de cromlech, como el mal denominado ‘Corona de los muertos’ en el Valle de Hecho, de evidente inspiración astronómica y sin el menor asomo de restos humanos en sus sesenta y tantos círculos, se puede pensar que los grupos de toda la vertiente mediterránea pudieron tener esta característica. No obstante, esta generalización sería gratuita por mi parte, puesto que se trata de un punto de vista que no he estudiado.
En los ramales principales del Arga, zona del collado de Urquiaga, del Sayoa, cromlech de Irumugueta y otros, existen diversos grupos, todos estudiados y dada opinión por escrito, aunque todavía sin publicar, de los que, tras repaso, podría hacer alguna nueva consideración. Aunque todos estos nuevos puntos de vista, obligan a pensar en que tuvieron creencias escatológicas más complejas que la simple marcha de las almas por el oeste al morir; tal vez en consonancia, no sólo con las almas que van al oeste al morir sino con las que bajan del cielo al nacer los humanos, como se aprecia en las numerosas representaciones de cromlech en los dos tramos de la eclíptica que cruzan la Vía Láctea, que, ya apuntan en ese sentido, en supuesto refrendado por abundante información bibliográfica de procedencia clásica.
 El tercer río hacia el este, el Aragón, enlaza los cromlech pirenaicos del triángulo en cuestión, con sus próximos por este en el Pirineo, situados en le prolongación del eje solsticial, 300º-120º, Peñas de Aia-Pico de Orhi, que tras atravesar una zona sin cromlech, llegado Guarrinza, Valle de Hecho y el Aragón Subordán, nos encontramos una zona unitaria de cromlech pirenaicos digna de ser estudiada como enclave diferenciado. El emplazamiento de los cromlech no parece casual, puesto que está unido a la zona atlántica siguiendo la línea solsticial que arranca en Peñas de Aia. En este enclave se encuentran cumplidos significados de topónimos tanto en vasco como en sumerio; asunto, que requiere estudio e información conjuntos. Ahora estamos en los ríos Aragón y Aragón Subordán, que se pueden descomponer en ‘Ara-gun3, que sin modificaciones significa ‘Camino-iridiscente, brillante’, luego diríase que de nuevo Vía Láctea, con la ayuda del Sumerian Lexicon de Halloran donde en la p. 92 se traduce gun3 = iridiscente, brillante, bien es verdad que de gun2 se traduce por tierra, región distrito y... la conclusión final es la que todo este asunto del cromlech y derivaciones se debe de estudiar cuanto antes, puesto que los monumentos se desvanecen. En el Aragón Subordán, los avances en el conocimiento del sumerio, también proporcionan significados coherentes, entre los que se pueden citar: ‘Ara-gun3-sub2/3-ur-da-an’, de significado, después de lo dicho, tal ‘Vía Láctea-yendo, guiando, pastoreando... -Can Mayor-línea, lado-cielo’, o bien, ‘Ara-gun3-shubur-da-an’ = ‘Vía Láctea-norteña-línea, lado-cielo’, donde, la primera propuesta se fundamenta en la interpretación que de ‘sub2/3’ hace Halloran en la p. 238 de su Lexicón de sumerio y la segunda en una de las acepciones que en la p. 270 da a ‘shubur’ en relación con el norte, en probable analogía con la región de Subartu en acadio y Subur o Shubur en sumerio, situada en el norte de Mesopotamia.
 Siguiendo la cadena pirenaica hacia el este se llega al pico del Midi d’Ossau y siguiendo el Ebro, en igual sentido, desde la desembocadura del Arga-Aragón se llega a Zaragoza. En el siglo XXI, resulta duro e ingrato, después de la reconocida y unánimemente aceptada procedencia del nombre de Caesaraugusta de Cesar Augusto y del árabe a través de Saraqusta, posteriores a Salduie y Salduvia  del 300 a.C., opinar que, mirando más atrás , hacia el primer milenio a.C., utilizando el sumerio y las creencias de su época, encuentran acomodo Zara-Guza, Sara-Guza, Shara-Guza, por cuanto se trata de traducciones directas del sumerio, otra cosa es acertar entre las diversas posibles acepciones de ambos vocablos Guza y Zara, el primero parece referirse, en cualquier caso, al trono que ocupaban los dioses, reyes o grandes dignatarios; zara, puede tener más diverso significado, entre los que se podrían nombrar: 1- pivote o pilar central del trono, situado, supuestamente, Gállego arriba en dirección S-N, en el Pico Midi d’Ossau. No es que la elucubración no siga o pueda seguir siendo completada pegada a la olvidada coherencia de la época, es que quien escribe sabe tan bien como el receloso y avispado lector lo que es y no científico y el camino que siguen las correcciones varias establecidas y al uso, y prefiere que cada uno de los supuestos interesados, si los hubiera, vaya descubriendo su camino. A tropezones cuando sea necesario, se discurre y aprende más. 2- De otra parte Sara y Shara fueron dos dioses menores, el primero del pastoreo y el segundo, hijo de Inanna, Isthar, diosa de la fertilidad del amor y de la guerra.
Siguiendo el mapa mnemotécnico que abre el capítulo, hacia el este, desde el Pico de Midi d’Ossau por el Pirineo se alcanza el Valle de Arán y Andorra y, desde Zaragoza por el Ebro, Mequinenza. En el Pirineo, hacia el norte, discurren los últimos grandes ríos que, de la divisoria de aguas pirenaica, desembocan en el Atlántico y, con su curso, dibujan el triángulo aquitano; hacia el sur y Mequinenza, en dos grandes ramales formados por el Cinca y el Segre, bajan las aguas de la vertiente sur pirenaica, al Ebro. En el Cinca se unen los ríos que desde el Vignemal, Tres Sorores y Posets bajan de sus nacederos, entre los ríos Ara y Cinqueta. El ramal oeste lo constituyen los Noguera Ribargorzana y Pallaresa junto al propio Segre que recogen las aguas pirenaicas desde el Valle de Arán hasta Andorra, para juntarse con las del ramal del Cinca al norte de Mequinenza y, unidos ambos cauces, desembocar en el Ebro.
Con los analógicos ejes descritos en el párrafo anterior y los observables en el mapa, vistos con la mentalidad y la analógica precisión de las mediciones que pudieron existir en la época de construcción del cromlech, añadida la situación de los propios cromlechs y las efemérides astrales ajustadas al terreno, se llega a configurar un espacio coherente de tierras relacionables entre sí, mediante jalones, procedentes de sus conocimientos y creencias y de la toponimia. Para descubrirlos, unas veces realizan deducciones con los datos existentes y otras se obtienen a través de trabajos históricos realizados por autores fiables, hasta llegar a conformar un entramado de datos proporcionados por disciplinas no utilizadas hasta ahora, que permiten observar el cromlech pirenaico, desde otros puntos de vista.



Arano, lugar de reflexión

Una de las reflexiones que he venido haciendo y formando opinión con el paso del tiempo, se refiere al topónimo Arano, pueblo colindante con Guipúzcoa, provincia que limita el cromlech pirenaico por el oeste, el ‘mardu’ sumerio que pudo dar origen a vardulo y Vardulia a través de unos originales Mardulo y Mardulia. En una primera estimación, va para dos décadas, pensé que Arano, dada la interpretación atribuida a los numerosos cromlechs del lugar, principalmente, la referida a los cromlech pirenaicos del collado de Etzela 0100-01-11, Etzela (1), donde interpreté que el cromlech pirenaico nº1 representaba a Altaír, a del Águila, motivo por el que podía pensarse, junto con otros significados atribuidos a cromlech pirenaicos de este municipio, que Arano podía proceder del vasco —Arrano = Águila—, p. 165 de Del crónlech pirenaico. Hoy, aun siendo evidente la presencia del Águila en Arano y continuando pensando en la posibilidad de que el topónimo tenga un significado astronómico o celeste, la utilización del sumerio y del acadio, complican la búsqueda de un significado concreto. En acadio, existe una palabra, para designar “vía, camino y similares” que fue muy utilizada en las tablillas cuneiformes, principalmente, en sentido astronómico: ‘harrānu’. Dicha voz aparece en textos, como el Enuma Ellis o las Tablas Mul-Apin , para designar, entre otros: El camino de la luna: Harran Sin; El del sol, Harran Samas; el de Anu, Harran Anu, etc. Parece, Horowitz p. 254, que las primeras evidencias del término harrānu, proceden del final del segundo milenio a.C., es decir, que no es descartable que en un lugar como Arano cuyo elevado número de cromlechs parecen obedecer a diversas alineaciones, entre otras la señera de la Vía Láctea en el cromlech pirenaico, la E-O, con Sirio a su salida un poco al SE y Arrano —el Águila— al ocaso, y a distintos criterios astronómicos. No voy a mentarlos todos ni, menos, a dar preferencia a alguno. En su día dejé opinión escrita en Del crónlech pirenaico, que mantengo en lo esencial: todos los cromlech pirenaicos representan estrellas. Hoy he modificado la interpretación de algún grupo de cromlech pirenaicos; sin embargo, no voy a exponerlas, cualquier aficionado a la astronomía clásica y de visu, puede establecer criterio propio al respecto. Ahora, estoy tratando de demostrar, la persistencia en la actual toponimia, a veces tan deteriorada como muchos cromlechs, de significados que cobran sentido asociados al propio cromlech y a su astronomía, en lenguas, digamos simplificando, próximas al sumerio, en tarea, que, hecha la sugerencia, por entender que es atinada, y puestos algunos ejemplos, le falta mucho por desarrollar. Bajo este supuesto, copio y pego del tan mentado Diccionario electrónico de sumerio de la Universidad de Pensilvania:

harran [ROUTE] (72x: Ur III, Old Babylonian) wr. har-ra-an "route, passage; path" Akk. mētequ; urhu
6 distinct forms attested; click to view forms table.(Tabla o cuadro que se omite por dificultades en copiar algunos signos y tabulaciones, que los interesados podrán encontrar en el citado diccionario.)
1. route, passage (72x/100%)
~ ELA/Ur III/Girsu ŠU+LAGAB 1(u) 3(diš) ma-na 1(u) 6(diš) gin2 har-ra-an gešgigir hu-bu-um ma2 u3 KU i7 TUT 124 r iv 4. ELA/Ur III/Ur 1(diš) uruda har-ra-an geš [x] UET 3, 0752 r i 12. unknown/Ur III/Girsu 1(diš) uruda šu2? har-ra-an gešgigir ITT 3, 06546 o i 16. unknown/Ur III/Umma 1(bur3) 3(iku) GAN2? har-ra-an bu-ra 1(geš2) sar-ta UTI 6, 3760 3; ša3-ba 3(bur3) 2(eše3) GAN2 har-ra-an bu-ra 1/2(diš) GAN2-ta UTI 6, 3760 10.
2. path
Akk. mētequ "route, passage"; urhu "way, path".
See ETCSL: har-ra-an=route.
Igualmente, encuentro de interés para el caso, las entradas:
kaskal [WAY] (705x: ED IIIb, Ebla, Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. kaskal "way, road; journey, caravan" Akk. harrānu
šušer [ROAD] (2x: Old Babylonian) wr. šu-še-er "far away lands; road" Akk. harrānu; nasīkātu

Entradas que añadidas a las suministradas en la pp. 24, principalmente, para ‘ara’, permiten hacer algunas reflexiones, una es la de pensar que este asunto parece tener encaje dentro del cromlech pirenaico, contemplado éste de forma global como un todo sustentado en premisas astronómicas, procedentes de una cultura que utilizaba una lengua aglutinante, de la que surgieron nominaciones toponímicas que atañen a la zona ocupada y de influencia del cromlech pirenaico; otra, es la de especular, a partir de la creencia en las citadas premisas y tras admitir como hecho probado que todos los cromlechs pirenaicos representan estrellas, sobre cuáles pudieron ser los significados originales de los topónimos e, incluso, teorizar sobre el deslizamiento de los significantes originales a los que vamos encontrando en la actualidad. Las lagunas históricas escrita y tradicional, existentes tanto en el significado del cromlech pirenaico como en los orígenes del vasco, presunto final, en la hipótesis de trabajo en juego, de la lengua aglutinante original en sospecha, el sumerio, que obligan a realizar hipótesis de trabajo alejadas de los supuestos habituales.
El autor, está tratando de poner en orden su hipótesis, al tiempo que la escribe a vuela pluma, pero no sin antes haber estado tomando datos, meditando, comprobando y rectificando supuestos iniciales. Las lenguas, observamos en época histórica, sufren mutaciones que hacen evolucionar una lengua madre, como sucedió al latín respecto a las lenguas romances, desde la que se forman otras que no llegan a comprenderse entre sí, por ejemplo el francés y el español, en un tiempo no superior a 15 siglos. El ciclo de ambas nace de la utilización del latín vulgar en lugares distantes. En la península, referido al castellano, leo que el desarrollo de éste se inició en el siglo III, los primeros escritos proceden del siglo IX; en el XI se produjo una nivelación lingüística de algunos dialectos peninsulares procedentes del latín; entre 1252-1284 Alfonso X el sabio escribió las primeras obras cultas en español, si bien, otras en el siglo XVI continuaban escribiéndose en latín, en 1492 Nebrija publicó la primera gramática española; en 1713 se fundó la RAE que tomó por lema —en 1822—: ‘fija, limpia y da esplendor’, que, hoy, con el nacimiento de otras academias en otros países americanos se podría entender como: ‘fija, limpia y unifica’. La RAE publicó su primer diccionario en 1780. El francés salido también del latín vulgar, se hizo lengua jurídica y administrativa en 1539; al francés de los siglos XVI y XVII se le llama clásico y su Academia, la primera en constituirse, procede de 1635. Ambas lenguas, como otras modernas, han necesitado del orden de 15 siglos para pasar de sus balbuceos vulgares a su utilización técnica, jurídica, administrativa, ser soporte de nuevas técnicas, de abstracciones, etc. La razón principal de su desarrollo parece deberse a su utilización por un elevado número de personas en territorios extensos. El francés y el español no cuentan en un estudio sobre la toponimia original del cromlech pirenaico y del Camino; el latín sí, porque cuando llegó se conocía todavía el significado del cromlech pirenaico, aunque, diría, tiende a enmascarar y aprovechar los significados originales, en favor de los intereses del nuevo poder, por haber sido la lengua de éste, igual hubiera ocurrido, si los nuevos mandatarios hubieran tenido otra lengua en lugar del latín. El auténtico inspirador de la primera toponimia, se viene apuntando que fue el sumerio. Parece que los primeros sumerios de los que tengamos constancia, en supuesto discutible copiado de los especialistas, vienen de la ciudad de Uruk —3500 a.C. —, situada en la baja Mesopotamia, su lengua, el sumerio, fue una lengua aglutinante, las primeras tablillas, escritas en esta lengua en escritura cuneiforme, proceden del 3300 a.C. y tienen carácter administrativo y técnico, también, con posterioridad se encuentran inscripciones y dedicatorias en estatuas de templos. A partir del 2350 a.C. con Sargon se inicio el dominio acadio y con su nieto Naram Sin comenzó la decadencia de la lengua sumeria a favor de la acadia, no obstante, el sumerio prevaleció como lengua culta durante varios siglos y con su escritura cuneiforme se escribió, no sólo el semítico acadio sino, también, otras lenguas afines de Anatolia. Poco puede extrañar que en la época de construcción del cromlech pirenaico, hacia el 600 a.C., la toponimia que le rodea fuese realizada en la lengua de cuya técnica y creencias procedía, con independencia de que ésta hubiera pasado de hablada por el vulgo a culta y manejada por unos pocos, el conocimiento estaba en manos de éstos.
 La reflexión debe continuar, pero estamos en Arano después de haber dejado sobre la mesa, una serie de vocablos que complementan el significado atribuido al lugar desde el vasco, hace alguna década después de suponer su procedencia de Arrano = Águila. En sumerio para águila, leo:

anzud [EAGLE] (28x: ED IIIb, Ur III) wr. anzud2mušen; anzudmušen; AN.IMmušen "a mythological eagle" Akk. anzû
hurin [EAGLE] (23x: Old Babylonian) wr. u11-ri2-inmušen; ĝešu11-ri2-inmušen; A.BALAGmušen; BALAGmušen; erinmušen; u11-ri-inmušen; u2-ri-inmušen; u4-ri-inmušen; u4-ri2-inmušen; u5-ri-inmušen; urinmušen; uri3HUmušen "eagle" Akk. urinnu
ti [BIRD] (9x: Old Babylonian) wr. ti8mušen "a bird of prey" Akk. Erû

Voces todas que como las anteriores, pueden relacionarse con el significado de ‘Arano’, sin que ello quiera decir que el acierto en la elección del significado se ajuste con exactitud a la realidad pasada. Creo que el paso del tiempo produce cambios en la toponimia que no siempre deben ser achacados a intereses bastardos de nuevos mandatarios o de nuevas generaciones. En ocasiones, tal ocurre en Arano, en un mismo lugar y en su nombre actual, se engarzan conceptos diferentes que más que elegir uno de ellos y ponerle el marchamo de ‘original’, procede colocar todas las posibilidades sobre la mesa y tratar de buscar analogías en otros lugares. Un asunto tan olvidado ni se puede ni se debe resolver en un día, procede dejarlo madurar después de arar bien la tierra que le rodea y escardarlo de cuanto pueda evitar que salgan malas hierbas.
En Arano, en todo el cromlech pirenaico y su Camino es frecuente la voz ‘ara’ traducible en mayor grado por camino, periodo de tiempo, e, incluso, por dirección y leche. Los cromlechs de Arano, de claro parangón celeste deben estar referidos también a la Vía Láctea que, en ocasiones tuvo que ser designada con nombres incluyendo el vocablo ‘ara’, a la manera que en las tablas ‘Mul Apin’ se designa ‘Harran Sin’ al ‘Camino de la luna’, el ‘Enuma Ellis’ llama ‘Harranu’ al camino por donde van las estrellas de Anu, incluso se puede pensar en ‘Camino del cielo’, ¿‘Vía Láctea’?, para el Valle de Ara-An. Y, llegados a la Vía Láctea, no podemos olvidar, su posición señera por excelencia, la E-O en el cenit: al nacimiento de Sirio, volteo en el norte de la Osa Mayor y puesta del Águila al oeste. Esta situación, se producía al amanecer a la salida helíaca de Sirio en el solsticio de verano, y al atardecer a su salida acrónica en el solsticio de invierno. Se podría considerar y bautizar a esta posición de la Vía Láctea, tan repetida y esquematizada de tantas formas en el cromlech pirenaico, como el ‘Camino de Anu’, ‘Harranu’ o similar. No diría que no, pero no tenemos constancia escrita del hecho, al igual que sucede con el significado astronómico del cromlech pirenaico; si bien, buena parte de los cromlechs de Arano, apuntan en ese sentido. Por las Tablas Mul-Apin, supuesta astronomía que inspiró al cromlech pirenaico con el resto de la astronomía mesopotámica, conocemos que de las estrellas de esa posición de la Vía Láctea, sólo pertenecen al Camino de Anu las situadas al este, cerrado por Sirio y Proción y al oeste por Altaír, a del Águila, las estrellas de más al centro y del cenit de ésta posición pertenecen al Camino de Enlil. Según Hunger & Pingree, en Astral Sciences in Mesopotamia p.61, “El Camino de Anu parece ocupar el arco de horizonte por encima del cual las estrellas que salen entre las inclinaciones de cerca de 15º N y 15º S; el Camino de Enlil ocupa el arco de horizonte al norte de éste y el Camino de Ea el arco al sur del mismo.” No se refieren a estrellas únicamente de la Vía Láctea sino a todas las del firmamento. No obstante, al estar situada en esta posición la Vía Láctea, justo en el cenit, en posición E.-O., compuesta en ambos extremos por estrellas del Camino de Anu ¿pudo considerarse, en algún momento histórico, el Camino de Anu en esta posición, como Vía Láctea? No lo sé, aunque es preciso reconocer que pudiera ser, teniendo en cuenta que en Babilonia una de las creencias escatológicas que llegaron a estar vigentes: Franz Cumont, Astrology and Religion among the Greeks and Romans, p. 185 fue la creencia de que al morir ‘las almas volaban al cielo a lomos de un águila’. Por analogía, pensar que Harranu, en versión del Enuma Ellis, como Camino de Anu, o en su traducción posterior acadia para camino, ruta o vía, fuese asociado con la constelación del águila o, simplemente, con Altaír, tan representada en Arano y en lugares como Elurzulo, confín oeste del cromlech pirenaico hacia el mítico y aislado Izarraitz, no se puede considerar un disparate sin fundamento, si bien, no deja de ser una hipótesis sin soporte histórico al igual que todo el cromlech pirenaico; sin embargo, la ventaja de éste, se encuentra ahí, su significado no está en la historia, está en nuestros montes y sus alineamientos. No obstante, se hace mención a ella por entender que es un ejemplo en el que existe una explicación cabal aceptable intelectualmente siempre que vayan apareciendo otros casos de tipo similar. En definitiva, pensar que la palabra vasca ‘arrano’ para designar ‘águila’, puede tener su origen en el sumerio, tiene un sentido que implica, tomar una parte, el águila, por el todo. Arra-anu, Harran, en sumerio podría tomarse como Camino de Anu.
De otra parte, la versión más frecuente para águila en sumerio es: hurin, u-ri-in, urin. El aislado monte llamado habitualmente Visaurin o Bisaurin —2669 mts de altitud—, situado, dentro de lo que cabe, en la zona de influencia del Valle de Hecho y sus cromlechs, sin razones precisas para confirmar la conclusión, dado su emplazamiento, con frecuencia he pensado que, originariamente, el Águila pudo estar implicada en la nominación del Bisaurin. Como resulta probable que saliendo de Otzaurte, llegados a Aranzazu, pensemos en aglutinaciones sumerias, a través de Ara-Anzu —Anzud se utiliza con frecuencia en sumerio para designar águila y en acadio Anzû, nombra al animal mitológico de ‘león con cabeza de águila’, que bien pudieran ser responsable de nombres posteriores como Ansó—, etc., sobre todo si el punto de destino es el Duranguesado y alrededores dentro de otra franja 120º-300º, donde la mítica y astronomía mesopotámicas, no es que se intuyan, es que te comen vivo, al menos a los que llevamos varios decenios impregnándonos en este adobo.
Con estas aclaraciones quisiera señalar: que numerosos topónimos encuentran encaje astronómico sin excesivas manipulaciones; que a poco que se profundice, se ven las dificultades que se encuentran para obtener datos consistentes utilizando una sola lengua, fijada, además, por un solo diccionario, dando la sensación de que se produjeron deslizamientos metafóricos en designaciones características, no sé si por el paso del tiempo y algún olvido o premeditados, tanto en significantes como en significados, por eso, resulta imaginable pensar que en el Camino de Anu, la Vía Láctea en su posición señera, llegase a ser tenido por tal, e incluso, por analogía o como sinónimo, como una nueva denominación coherente para designar el águila; en un contexto religioso de vencedores y vencidos, en el que las nuevas verdades se impusieron con firmeza pero dentro de la máxima discreción, el silencio, las ocultaciones, sobre todo al escribir la historia,  la desaparición completa de pruebas, las manipulaciones lingüísticas, etc., tuvieron que ser métodos utilizados tanto por los nuevos amos como por los antiguos que, además, tuvieron que colaborar en el acercamiento. Los sincretismos consensuados resultan más eficaces y creíbles, pasan mejor, dado que siempre el tiempo y el olvido acallan a los irreductibles, y sus descendientes terminan por no saber en qué consistían las viejas protestas, aunque se conserven inconcretos e irredentos motivos para derivar y encontrar haciendo suyas nuevas reivindicaciones ajenas; los límites geográficos que enmarcan el cromlech pirenaico y su zona de influencia, de cátaros y albigenses a agotes, está llena de ejemplos que se citarán en otro lugar. En fin, que se llega a Arano, se termina por hacerse una idea del significado de sus cromlechs, asunto más fácil ya que la astronomía no deja de ser una ciencia matemática, y, llegado el estudio de la toponimia, te dispersas y aparecen fantasmas y solapes de significados y lenguas, que es mejor dejar libres sobre la mesa, desprovistos de contaminaciones cruzadas, el tiempo, el estudio y las repeticiones, podrían esclarecer esta historia enterrada, que, dudo encuentre curiosos, no contaminados por más modernos anhelos, para desvelarla. Entre tanto, Arano, continúa siendo un lugar de encuentro de conceptos ligados a la astronomía envueltos en lenguas que el tiempo ha cambiado y mezclado. De los cromlechs de Arano, se desprenden intencionalidades astronómico-religiosas que ofrecen pocas dudas:
1-En el Sirio naciente del grupo 0100-01-15 Ezkiturritako Gaina —Esker-iturri-tako, epíteto vasco de puesta al día siríaca—, hoy creo que helíaco, por tanto señalando el solsticio de verano, como indica su tallado testigo sito a 62º, similar al del Sirio de Pagolletako Gaña.
2- En el Sirio naciente de San Miguel Soro, con deslizamiento lingüístico más tardío hacia este santo, al que representó con frecuencia y con atributos similares ya en época de cristianización y, en lo material, apuntando más al giro de la Osa Mayor sobre Urdaburu.
 3. Un rayo de luz en el Arturo del grupo 0100-01-10, Unamene, del que continúo creyendo en la inspiración hesiódica o viceversa del mismo, vv. 565-570 de Trabajos y días, pero trato de enderezar un poco la versión etimológica avanzada hace años. Por entones, Del crónlech pirenaico p. 153, y siempre en vasco como solía, me decanté para Unamene, hacia Kuau-mene, Pléyades-orientación, algo así como orientación hacia las Pléyades, en argumentación que omito: hoy, manteniendo el ‘mene = orientación’, de cuya interpretación no dudo, me parece más adecuado pensar en la orientación de Arturo, cromlech nº 3 del grupo de Unamene cruzando las emblemáticas Peñas de Aia, como indica el principal testigo del círculo, haciéndose eco con Hesíodo en la llegada de la primavera: “Cuando después del solsticio Zeus cumpla los sesenta días de invierno, entonces la estrella Arturo Abandona la sagrada corriente del Océano y por primera vez se eleva brillante al anochecer;…” El diccionario de Plácido Múgica, dice: Unain (c) = pastor de vacas, vaquero, tropero, boyero. Entonces, con gran probabilidad de acertar, se puede pensar que Unamene, en el origen proviene de: Unain-mene = Boyero-orientación, y, plantados sobre el terreno, mirando desde el cromlech pirenaico nº 3 a Peñas de Aia, se le van a uno las dudas y sabe que en la larga travesía por el desierto ha dado con una verdad, complemento estelar de cuanto parecen contar los cromlechs del grupo 0100-01-18 Lepako Estua, situados en la parte oeste de Arano, donde hay cuatro cromlechs que representan el Cinturón de Orión acompañados de la s o la i de ésta constelación. El mayor testigo del grupo, situado a 52º sobre Alnitak, z Ori, parece hacer referencia a la posición de Arturo representado. En fiel reflejo de los vv. 609-611 de Trabajos y días de Hesído: “Cuando Orión y Sirio lleguen a la mitad del cielo y la Aurora de rosados dedos pueda ver a Arturo,…”, en clara alusión a la posición al sur de Orión y Sirio, a la salida helíaca de Arturo en la otoñada. Por cierto, son los mismos versos que los representados en Okabe, aunque en éste, de forma mucho más elegante y moderna, hecho que, entiendo, permite insinuar que la construcción de Okabe fue posterior.
Al margen de consideraciones astronómicas, que dan juego, pero no podemos olvidar que estamos analizando la toponimia. Unain, el Boyero —celeste—, es motivo de reflexión, al menos para el aficionado que llega de otras disciplinas sin ideas preconcebidas, procedente de lo que antes llamaban de ciencias y pretende llegar a saber, al menos unas cuantas cosas, con la claridad del 2 + 2 = 4. Cuestión de querer enterarse a pesar del corsé de sus entendederas, pero con la ayuda de los conocimientos y software de sus vecinos, mudos y refractarios a esta historia o ¿cuento?, de letras.
En mi legítimo deseo de enterarme mejor, del marco general en el que considero nació el cromlech pirenaico, he vuelto, para mejorar mi comprensión personal de uno de los hilos, el geográfico, olvidando que había comenzado a estudiar la etimología de: Unain, el Boyero. Boyero dicen que procede de la transliteración de Bowths que viene ya en la Odisea, V 272. Por tanto es un nombre que ha persistido a lo largo de unos 3000 años. El Boyero es nombre que se ha utilizado tanto para designar únicamente a Arturo como a toda su constelación. Su girar celeste, dirige o acompaña a las circumpolares Osas, y éste parece ser el motivo de su nombre griego, pues se interpreta que dirige el rodar de sus bueyes o de su carro alrededor del Polo. No vamos a entrar en el detalle de las numerosas interpretaciones históricas del hecho, exhaustivamente relatadas por Richard Hinckley Allen en su Star Names, their lore and meaning, Dover Publications Inc. 180 Varick Street New York 14, N.Y. 1963, pp. 92-103, sino a tratar de una posible interpretación pirenaica del nombre y su significado. Las dos lenguas que, en líneas generales, mejor interpretan la toponimia pirenaica son, de lejos, el vasco y el sumerio. Sin embargo, utilizándolos en solitario se observan anomalías que requieren reflexión y, dan clara idea, de los errores que se pueden cometer, aceptando la propuesta sin un análisis concienzudo de cada caso. La constelación del Boyero en vasco se conoce como ‘Unain y en sumerio por ‘Shupa’, que, en opinión personal, en el origen más parecen significantes que significados. Buey en vasco se dice ‘idi’ y en sumerio ‘gud’, y, respectivamente, boyero, oficio no constelación ni la estrella Arturo, se dicen ‘idi-zain’ e ‘it-zain’ en vasco y, ‘gudrah’ y ‘gudeusa’, ‘gud-e-us2-sa’ en sumerio, dejando constancia del carácter aglutinante de ambas lenguas y del sumo cuidado que se debe tener, antes de dar una opinión sobre la traducción de las palabras originales a cualquier idioma de nuestros días. Sin embargo, aún dudando de mis propios argumentos, tengo la impresión de que el ‘Shupa’ original sumerio de ninguna manera pretendió designar al Boyero o Bowths, como por Homero sabemos le llamaron los griegos, auténticos herederos por usurpación de la astronomía mesopotámica, sino a ‘Shu-pa’, de significado próximo a ‘Autoridad de lo más alto’, suposición que en un comienzo puede parecer un tanto forzada pero que tras maduración he terminado por preferir y aceptar. ‘Shu’ en sumerio según el Diccionario electrónico de la Universidad de Pensilvania, en primer lugar significa, ‘mano’, de esta acepción, el Sumerian Lexicon de Halloran, lleva en la p. 262, hasta ‘fuerza’, ‘autoridad’, supuesto que se ajusta mejor con una estrella como Arturo asimilada por los sumerios al dios Enlil, siendo más precisos a su ‘casa’, dios del aire y de los fenómenos atmosféricos, cuyas estrellas pertenecientes a una de las tres partes en que los mesopotámicos dividieron el firmamento en la Tablas MUL.Apin, se sitúan al norte del trópico de Cáncer en lo que llamaron Camino —aproximadamente, ‘Charran’— de Enlil. Shupa abre además la lista de ‘Estrellas ziqpu’, que parece se utilizaban para medir tiempos en la noche observando sus pasos por el meridiano. La particularidad de Arturo, a Boo, por entonces, comienzos del siglo VII a.C., según Hunger & Pingree, p.84 de Astral Sciences in Mesopotamia, es la de que al cruzar el meridiano, ‘Shu.pa’, se encontraba justo en el ‘An.pa’ = cenit. En consecuencia, ‘Autoridad de lo más alto’, ‘Máxima autoridad’, además, en relación con Enlil, el encaje como significado de ‘Shu.pa’, es verosímil. Sin embargo, el significado de ‘-pa’, no se ha explicado todavía. Los diccionarios y lexicones utilizados no dan resultados directamente utilizables, no es de extrañar, el sumerio dejo de ser lengua viva hacia el 1800 a.C. y está todavía lejos de estar estudiado del todo, los distintos autores y traductores de tablillas, con gran frecuencia, no se ponen de acuerdo en los significados de las palabras; sin embargo, por experiencia propia aunque de aficionado, percibo que hay autores, casi siempre especializados en unos pocos temas, que resultan fiables en lo suyo, por ejemplo Jean Bottero en asuntos religioso-literarios, y en lo que me atañe más directamente Wayne Horowitz y su Mesopotamian Cosmic Geography, son un pozo de información dispersa de gran utilidad en el estudio del cromlech pirenaico y la toponimia de su entorno e influencia. En las pp. 236 y 237 de la citada obra Horowitz, a través de zenit = an.pa, da información, más que sobrada para confirmar que aunque no estemos siendo precisos del todo en los supuestos etimológicos que se presentan, parece que la dirección en que se apunta es correcta. ‘Pa’, como bien apunta Horowitz, requiere aclaraciones, que el autor da en las páginas citadas, llegando a la fundamentada conclusión final, que ‘.pa’, se refiere a las alturas, a la parte más alta del cielo, hipótesis que nos lleva a suponer con lógica, que en el caso de ‘Shu.pa’, puede ser lo mismo. Supuesto que se refuerza, fijándonos en la traducción sumerio-vasca de ‘Shupa’ = Unain, que analizado, como es correcto en una lengua aglutinante, apunta a ‘Un-ain’ o bien a ‘On-ain’, siguiendo la evolución de las úes en oes, en buena parte de aquéllas dado que estas últimas no existen en las transliteraciones del sumerio, hecho que vemos con frecuencia en el vasco actual, en palabras cuya procedencia pudiera ser sumeria. ‘Un’, en vasco, en la acepción 9. del Múgica, se traduce por: núcleo, meollo, esencia, idea central, espíritu. ‘On’, también cuenta con acepciones que nos llevan a una equiparación inicial con el concepto que se desprende de ‘Shupa’, después de entender que el frecuente, sobre todo en Navarra, sufijo ‘-ain’ significa altura o similar. Hipótesis que acerca ‘Unain’ a una especie de ‘Espíritu o Señor de lo alto’, en línea con el probable significado de ‘Shupa’, en las antípodas ambos del Bowths, Boyero griego, o de los ídem ‘gud-rah’ sumerio e ‘idi-zain’ vasco. Estas observaciones, hacen pensar con fundamento que los griegos, además, de haber obtenido de Mesopotamia los primeros principios de astronomía empírica cercana a la ciencia, basada en la observación, modificaron los mitos y los conceptos religiosos introducidos y, tal vez, alguno técnico, adquiridos por los mesopotámicos en los cielos y que los pueblos herederos de las técnicas mesopotámicas como el, digamos, pirenaico, en época histórica se dejaron arrebatar la técnica astronómica y, por añadidura, se tragaron sin saberlo la mitología del vecino. UNAIN = Boyero, de apropiaciones indebidas griegas: No. Un-Ain = Shu.Pa, sumerio-vasco o viceversa, es decir, “Señor de las Alturas”; que quede claro, hay cosas que dudas y, honradamente, las dices entre rodeos. Otras no, están claras, aunque quien levante el dedo sea un presunto indocumentado. Diría que en los cielos y en la tierra y en las modificaciones realizadas en esa época de torpe y manipulado nacimiento de la historia, se esconde el secreto racional del cromlech pirenaico. Hoy, su descifrado pudiera nacer del estudio y recopilación de retazos lógicos y observaciones comprobables, se trata de hilvanar primero la historia olvidada y, luego, intentar tejer parte de la verdadera sin fantasías. Siempre estaremos más cerca de lo sucedido en el pasado, que aceptando por omisión y sin comprobaciones, el legado histórico recibido. Ya que, si algo está claro en éste es que mintieron, por necesidades suyas o de su época, tergiversando a conveniencia, sin rigor ni pudor. Sin embargo, Arano no es lugar adecuado para el pensamiento negativo, quedan cosas positivas por decir y aclarar, incluso de Unain, y sobre todo, no me atrevo a expresarlo, todavía no lo sé bien, diría que es un lugar de sincretismos de dos tendencias astrales diferentes, en el que se llegaron a acuerdos tanto astrales como lingüísticos. No, pero en Arano hay cosas que estando, no terminan de casar y... no puedo olvidar que estoy pretendiendo mostrar el todo.

Retazos de toponimia general


 1- Hasta ahora sólo he encontrado tres lenguas que, por medio de los lexicones y diccionarios utilizados, den muestras con distintos ejemplos, en ocasiones repetidos, de que quienes las utilizaron con propiedad en diversos emplazamientos de cromlechs y en determinada toponimia, supieron del significado del cromlech pirenaico, de su astronomía y de la religión que ambos reflejan. Estas lenguas son: el sumerio, acadio y el vasco, entendidas las tres de forma tan amplia como indeterminada. Amplia e indeterminada por cuanto como se viene diciendo y figura en la literatura especializada, el sumerio ha sido conocido a través de la escritura cuneiforme, fue lengua culta en la que se escribió mucho tiempo después de haber dejado de ser lengua viva, su fonética se ha deducido por medio del mejor conocido acadio que, también, se escribió en escritura cuneiforme sumeria, y, hoy, gracias al meritorio y poco agradecido esfuerzo de algunas universidades y algunos eruditos, empeñados en descifrar y mejorar trabajos anteriores de traducciones de las numerosas tablillas en escritura cuneiforme existentes, continúa ampliándose su inconcluso conocimiento
El ejemplo de más calado y enjundia implicando a las tres lenguas citadas, tal vez se encuentra en los actuales, en vasco común, euskaro y euskara, el primero se utiliza para designar a los habitantes del País Vasco y el segundo a su lengua. Diría que ambos proceden de una especie aglutinación sumerio-acadia, que se puede ver y se ha dicho como e-uskaro, proveniente de e = casa, templo y uskaru = luna creciente, ésta en acadio referida la aglutinación, en ocasiones, a las zonas del ‘camino de la luna’ donde ésta permanecía determinado tiempo. A la manera de los nakshatras, ‘mansiones de la luna’ hindúes o de los posteriores signos del zodíaco, ‘casa de la luna creciente’, evidente desde los recientes descubrimientos lingüísticos foráneos, en las antípodas del discurrir de las viejas interpretaciones locales. Creo, con la ayuda del cromlech pirenaico, que en su oeste, en su mardu, el e-uskaro‘la casa de la luna creciente’—. También Horowitz en p.15 de su ‘Mesopotamian...’, llama a la ‘luna creciente’ =uskara (u4.sakar), con la técnica y métodos de la época en el pricipio, se llamó uskaro o uskara  al triángulo núcleo del cromlech pirenaico: Pico de Orhi-Peñas de Aia-Txindoki. Desde él, resulta lógico y natural ir redescubriendo, el entramado de líneas y coordenadas que desarrolló el cromlech como un todo y los afanes de sus constructores, que, en el tiempo, parecen venir de muy lejos. En primer lugar, se manifiestan los ejes que partiendo de Peñas de Aia se muestran dibujados por la geografía: los solsticiales 120º-300º y 60º-240º; los equinocciales 90º-270º o viceversa y los bóreo-australes N-S. En los solsticios, el primer eje está representado en el triángulo, por el lado: Pico de Orhi-Peñas de Aia; el segundo eje 60º-240º, si la realidad del triángulo se hubiera ajustado a las necesidades de la secuencia solsticial, coincidiría con el lado Peñas de Aia-Txindoki, al no ser así, como reflejan los cromlechs y el nombre ‘Sin-du-ki’, utilizaron el artificio de prolongar desde Peñas de Aia en precisa dirección N.-S. los grupos de cromlechs hasta Loizate y sus proximidades, desde donde se contempla, en eje solsticial 60º-240º, un Txindoki neto y aislado en el paisaje, que plasma precisa la dirección del eje en cuestión, de forma que desde los cromlechs de Loizateko Soroa se podía nominar el ‘Sin-du-ki’, ‘Dios luna-giro-tierra’, visto como punto de giro o vuelta de la luna en el solsticio de verano y del sol en el de invierno, al igual que Peñas de Aia, desde cualquier punto del lado que viene de Orhi, hace de referencia del giro de la luna en su punto de más al norte en el solsticio de invierno y del sol en el de verano. Similar origen parece tener la bahía de ‘Txingudi’, situada justo al norte de Peñas de Aia, en cuanto a referencia de la luna atañe, leída de forma no lejana a ‘Sin-gu-di’: ‘dios luna-cuerda o línea-brillo o silueta’. Para, entre los tres significados dar luz al significado del topónimo, puesto que desde la bahía de ‘Txingudi’ se ve la luna del solsticio de invierno, con la referencia de peñas de Aia, así como con igual referencia el sol en el solsticio de verano, completando un buen conjunto, incluido Hendaya visto como ‘An-da-Aya’ = ‘Cielo-linea-Aya’, y otros cercanos que dan pie a pensar que el sumerio, es algo más que una teoría en la toponimia que atañe al cromlech pirenaico y su entorno.
 Al margen de la luna y el sol, Sirio y Antares nacientes en este eje fueron, como indican diversos grupos de cromlechs, la toponimia del golfo y de la vertiente aquitana, utilizados para indicar sobre el terreno, con círculos de piedras, los citados ejes, además, de señalar posiciones intermedias que, con ayuda de otras estrellas, señalaron determinadas épocas del año.

Como aficionado, me gusta la forma que ha realizado su trabajo Wayne Horowitz en su Mesopotamian Cosmic Geography, dividiéndolo en dos partes: Parte I: Fuentes de la Geografía Cósmica Mesopotámica y Parte II: Las regiones del Universo. Ha desmenuzando ambas en diversos capítulos, partiendo siempre de las informaciones obtenidas en distintas tablillas de arcilla escritas en escritura cuneiforme. Sorprende la amplia información que resulta utilizable, para el menester en que estoy inmerso. En numerosos capítulos, por ejemplo en los dedicados a: Nombres para el Cielo y Nombres de la Tierra, etc., se obtiene información que se puede ampliar después en Lexicones y Diccionarios, hasta convencerse de la íntima relación que debieron tener ambas lenguas, sumerio y vasco. No pudiendo olvidar. el origen de este trabajo, la afición a la montaña pirenaica y a la guipuzcoana en particular. Preguntando al Diccionario-e de la Universidad de Pensilvania, por la palabra ‘mountain’, montaña, de forzoso interés en el norte peninsular, obtenemos la lista:
durah [GOAT] (499x: Ur III) wr. durahx(DARA4); durah "wild goat, mountain goat" Akk. turāhu
gabiri [MOUNTAIN] wr. ga-bi-ri "mountain" Akk. šadû
gadam [SLUICE] wr. ga-dam "sluice, waterfall" Akk. natbaktu
gin [MOUNTAIN] (46x: Ur III) wr. gin3 "mountain(s)" Akk. šadû
ĝeškur [TREE] (2x: Lagash II, Old Babylonian) wr. ĝeš-kur "a tree" Akk. giškurrû
hursaĝ [MOUNTAIN] (598x: ED IIIb, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Old Babylonian) wr. hur-saĝ; PA.DUN3 "mountain, foothills; steppe" Akk. hursānu
 [MOUNTAIN] (15x: Old Akkadian, Ur III, Old Babylonian) wr.  "mountain(s)" Akk. šadû
kur [MOUNTAIN] (2494x: ED IIIa, ED IIIb, Old Akkadian, Lagash II, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian, 1st millennium, unknown) wr. kur; kir5"underworld; land, country; mountain(s); east; easterner; east wind" Akk. erşetu; mātu; šadû; šadû
kurbad [MOUNTAIN TOP] (5x: Old Babylonian) wr. kur-bad3 "mountain top"
kuršag [MOUNTAIN MIDST] (17x: Old Babylonian) wr. kur-šag4 "center of the mountains"
kurur [MOUNTAIN BASE] (8x: Old Babylonian) wr. kur-ur2 "base of the mountains"
kurzag [MOUNTAIN BORDER] (7x: Old Babylonian) wr. kur-zag "mountain border"
satu [MOUNTAIN] (3x: Old Akkadian, Old Babylonian) wr. sa-tu "mountain"
šeg [ANIMAL] (15x: Old Babylonian) wr. šeg9 "a deer or mountain goat" Akk. atūdu
šegbar [ANIMAL] (346x: Old Akkadian, Ur III, Early Old Babylonian, Old Babylonian) wr. šeg9-bar "a deer or mountain goat" Akk. šapparu
udug [DEMON] (41x: Old Babylonian) wr. dudug; u2-dug4; udug "a demon (of desert, mountain, sea, tomb); ~ figurine" Akk. utukku
udukurak [SHEEP] wr. udu-kur-ra "a breed of sheep" Akk. immeri šadî
                                                                                                                                                                                            Lista que mirada de forma un tanto anárquica, poco metódica, en alguna manera, ¿analógica?, resulta ilustrativa y sugiere analogías e ideas encadenadas, a quien conoce el terreno y alrededores y ha leído historias sobre sus montes, fáciles de entender desde determinados puntos y emplazamientos. Se trata de apreciaciones personales, motivadas por el trasfondo propio y recuerdos individuales de quien las mira. No se puede, con tan primitivos métodos, pretender pontificar sobre ciencia, todo lo más, se intentan desvelar analogías que pudieron ser sugeridas por el paisaje y el continuo rodar sobre las mismas tierras con ideas preconcebidas que, el tiempo y las tablillas cuneiformes permiten, en ocasiones, entrever significados entre la niebla del olvido; todavía, hoy no puede ser un sistema, pero si lo fuese parece que se acerca al método original. ¿Por qué? Por cuanto, caminando por estas sendas se obtienen resultados. ¿Qué senderista guipuzcoano, conocedor del Goierri, sus pueblos y caminos, al iniciar la lista no se pone en guardia ante la voz: gabiri = montaña? Ninguno. Y, emplazados en Gabiria, con un Txindoki de grandioso y próximo, mojón y sostén de la Sierra de Aralar, hacia el Este equinoccial, menos.

La lista, decía, sugiere cosas diferentes a unos y a otros. Personalmente, al primer golpe de vista, me impactó gabiri, que asocié con GABIRIA, GABIRI-A, y, ya sobre el terreno, con TXINDOKI. Sin-du-ki, como Aralar, su Santuario de San Miguel y buena parte de la toponimia de la Sierra y proximidades, levantan asociaciones encadenadas cuya lectura debe hacerse sobre el terreno, no vienen en los libros. Otra cosa es que, éstos, los mapas, los diccionarios, las fotografías, la historia —tanto cuanto dice como cuanto oculta—, la arqueología tanto clásica como posicional —que no existe, pero intuyo y podría mal-definir, aunque no es el momento—, etc. El caso es, tengo la impresión, de que ni del cromlech pirenaico ni de su época se saca nada nuevo y veraz en limpio, sin entrar en nuevas disciplinas asociadas de una u otra manera al paisaje. El paisaje se mantiene como estaba, y manifiesta, gracias a los vestigios físicos residuales, parte de la forma que tenían de ver las cosas, por ejemplo, las coordenadas que utilizaron, y, gracias a los restos que se han conservado en la memoria, en algunos escritos y mapas, podemos conocer el significado de alguna toponimia que permite saber, en ocasiones, el significado de la misma y la o las lenguas utilizadas inicialmente. Encontrándose así, en Gabiria, con tan modesto bagaje, frente a Txindoki y Aralar al Este, la descomposición del aglutinante vocablo, se puede aventurar que la procedencia inicial de éste, pudiera haber sido: Gabiri-a, y siguiendo la elucubración en busca del significado, tendríamos: Gabiri = montaña, y –a = 2. (dirección), en realidad creo que pretendían hablar más de la montaña, Txindoki, que define y realza el paisaje desde el hoy Gabiria, en un Aralar plagado de topónimos de claro aroma sumerio dado la posibilidad de establecer analogías: los Ganbo y Cambó; Txindoki, Tuturre, Balerdi, Aldaun, etc. El paisaje resulta determinante, así enlazando con lo dicho en pp.?, en referencia a la elección que pudieron tener, los vocablos originales del alto de Huici situado al norte de Aralar y el monte Oiz al norte de los del Duranguesado, después de observar la semejanza existente entre ambos respecto al paisaje que desde ellos se contempla: las Malloas de Aralar desde el primero y los montes del Duranguesado desde el segundo, en ambos se contempla hacia el sur la zona de giros luni-solares solsticiales y de culminación de todos los astros, de tal manera que no resulta descabellado deducir, dado además su parecido actual que, Huici y Oiz, en realidad Uiz, fuesen en su día el mismo nombre, tal vez: U-iz o U-i-zi, que en sumerio permiten, realizar alguna propuesta, en busca de un significado de ligazón general de nombres en ambas áreas, principalmente, con ánimo de buscar significado a dos emplazamientos similares para el observador que desde ellos está viendo en las montañas de enfrente, las efemérides astronómicas que en ellas se producen; sin embargo, tengo que reconocer que sin utilizar subterfugios semánticos, no encuentro un significado incontestable, como sucede con Gorriti y Atume, bue mirador éste, situado al sur de Huizi, de cara a las Malloas de Aralar. Cosas del paso del tiempo.

Retazo sobre geografía y toponimia mayor


El cromlech pirenaico y el Camino parecen nacidos del deseo de plasmar el cielo en la tierra. Dejando el primero para más adelante y centrándonos en la segunda, observamos que la tierra que alberga el grueso del cromlech pirenaico es la del oeste —tal y como sucede en otros megalitismos considerados diferentes al pirenaico—, incluso es presumible que en la época de su construcción, el borde del mar hasta el que se extienden los monumentos por el oeste, el Cantábrico, hubiese sido considerado como parte del océano circular exterior. La propuesta primera, respecto al límite oeste del cromlech pirenaico: no construyeron más cromlechs hacia el oeste por considerar que estos habían alcanzado el mar circular, en el extremo por el que marchaban las almas de los muertos. La cordillera pirenaica, situada en correcta posición E-O de mar a mar, Mediterráneo-Cantábrico, pudo tener un significado mítico especial que el cromlech pirenaico subraya, al terminarse de construir físicamente por el oeste a su llegada al mar, supuestamente circular. Dada la ausencia de escritos que señalen expresamente estas realidades geográficas y religiosas que se encuentran mudas sobre el terreno, es preciso recurrir a elementos residuales dispersos en otras disciplinas como la toponimia. En este sentido, ya se ha contado, sorprenden las equivalencias simétricas que se encuentran dentro y en las cercanías del eje E-O, más o menos centrado en el hoy paralelo 43. Ciñéndonos únicamente a los mapas comentados, al este entre los dos mares extremos, Negro-Caspio, estaba la Cólquida, cuya capital era Ea donde Jasón y los argonautas fueron tras el vellocino del carnero de oro —Aries, en realidad el sol a su salida. Recuérdese, como ya se ha dicho, la presencia al oeste del eje, de otra Ea, Ea-so, hoy San Sebastián, ¿antes de ser Donostia? En esta línea entre los mares Negro y Caspio, la Cólquida del este fue llamada Iberia —en una ocasión, jugué un poco a la etimología con Iberia y el vasco, recuerdo que quedó bautizado algo así como: ‘Orilla de Ea’ en razón de ibar = orilla e Ía = Ea. Posteriormente en el estudio se vio que el sumerio, gracias a su carácter aglutinante, también apunta propuestas coherentes, así: ‘Esquina, extremo de las lamentaciones, de las lágrimas, de Ea’, donde Ib = Esquina, ángulo, rincón y er = lágrimas, lamentaciones… nada extraño si tenemos en cuenta que se trataba la zona de marcha de las almas de los muertos ¿Cómo, tras este ejemplo, no tener aprensión a la etimología por coherente que sea para intuir el sentido inicial de algunas palabras? No obstante, diría, que su utilización, al menos provisional y como hipótesis de trabajo, parece necesaria bajo la disciplina de ciertas condiciones y criterios.
— ¿Cuáles pudieran ser estos?
—En primer lugar, se debe dar un carácter provisional a las propuestas. El mismo que se viene dando a la interpretación astral del cromlech pirenaico, donde se han podido realizar algunas homologaciones cromlech-estrella equivocadas que no invalidan la teoría general: ‘cromlech = estrella, siempre’, y que, en ocasiones, otros descubrimientos han permitido rectificar más ajustadamente errores iniciales. En materia de toponimia, también ocurre algo similar, puesto que de una parte existen topónimos cuyo significado original parece borrado por la evolución histórica de los intereses que mueven al hombre, en tanto que, de otra, hay topónimos que parecen estar divididos entre dos aguas, modificados, pero no del todo. Sufrieron algún retoque histórico para apuntar en otra dirección, pero todavía insinúan posibles significados pasados anteriores a aquél. La toponimia actual e histórica, así como la historia a veces olvidada y, con frecuencia, manipulada desde el inicio, junto con la cosmología original y las creencias iniciales y las sucesivas, utilizando un sobrio y honrado sentido común, pueden dar una idea bastante aproximada del sentido de algunos topónimos y de las creencias que los inspiraron. No se trata de fabricar, hurgando, una nueva historia. Se trata de ir obteniendo datos fehacientes, al principio con tanteos, que permitan marcar los hitos de la historia real que no conocemos y, es posible, que no conozcamos con total exactitud, jamás. Entiendo, que si el actual Camino de Santiago procede como se dice del primitivo y desconocido Camino de las Estrellas, deben de existir en el vigente de Santiago vestigios que lo atestigüen.
Volviendo al oeste que estaban descubriendo y nominando. En nuestra Iberia, bordeando la península se creyó ver al mar circundante exterior, tal como hemos visto se desprende de los mapamundis obtenidos con datos primitivos. Horowitz, dice que el nombre sumerio del mar, principalmente, fue: ab, a.ab.ba, ab.ba., y el nombre acadio: tâmtu, tâmatu, ti’amat. En la página 29 de su Mesopotamian Cosmic Geography nos dice también que, en el primer milenio a.C. al océano exterior se le llamó marratu y que por entonces fue sinónimo de tâmtu. Y, en la página 62 apunta la posibilidad de que iku —en realidad ‘campo’, entre otros significados, también se denominó así al ‘Cuadrado de Pegaso’— en su acepción ‘zanja o canal límite’, pudo tener relación, acompañando a tâmtu o a algún sinónimo, con el océano circundante.
Partimos, a la vista del significado de una serie de topónimos de los que iremos dando cuenta, de la idea de que la primera lengua que parece fue utilizada para nominar el mundo del Camino y del cromlech pirenaico fue el sumerio y las lenguas cercanas como el acadio; en consecuencia, parece interesante estudiar el Oeste extremo, final o lejano, peninsular, tal y como fue plasmado en los primeros mapamundis, y ver si entre la toponimia mayor de esta zona oeste, existen todavía nombres susceptibles de ser relacionados con el supuesto realizado.
Al oeste, junto a Iberia se encuentran, vocablos modernos que pueden ser analizados: Océano, Atlántico y mar Cantábrico.
Océano fue el primogénito de los Titanes, hijo de Urano y Gea. El Océano en Grecia fue la personificación del agua que rodeaba al mundo y se representó como un río que corría alrededor del mundo plano que era la tierra. A medida que fueron mejorando los conocimientos geográficos, el nombre de Océano se reservó al Atlántico, límite oeste del mundo antiguo.
Anteriormente, en Mesopotamia, el equivalente de Océano pudo ser Tiamat, el mar, la Diosa Madre original. El mar en acadio, como hemos visto arriba, se llamó tâmtu, tâmatu, ti’amat, ¿pudieron estos nombres derivar a Atlant-iku? En cualquier caso, teniendo en cuenta los orígenes históricos mesopotámicos y griegos de ambos vocablos, Océano y Atlántico, nominar como hoy hacemos: Océano Atlántico, parece una redundancia.
El equivalente sumerio de tâmtu, como también se ha dicho, fue ab, a.ab.ba, ab.ba., en definitiva: aba o ab. Aba podría tenerse en cuenta como posible solución etimológica de Cantábrico, viéndolo, aproximadamente como Santak-ab-ri-iku —a través de una posible evolución de Santak, Zantak, Cantak— , Triángulo-mar-situado- mar o zanja circundante. La corrección de los errores que se manifiestan en los mapas primitivos, como los citados en las figuras 3 y 4, pudieron inducir a los primeros descubridores y, sobre todo, a los nominadores a poner nombres que reflejasen la realidad física frente a la imaginada. Y, desde luego, la evidencia, en el extremo oeste del mundo y del mar circundante conocidos, del triángulo marino que formaban y forman las costas de Aquitania y las del norte de Iberia. Triángulo que bien pudo ser tenido en cuenta a la hora de nominar el mar Cantábrico que de forma rotunda quitaba la redondez original supuesta a la tierra, como parece lo fue con Santoña y Santonge ­—Santak-ug5na— para señalar la hipotenusa del ‘Triángulo del lugar de los muertos’ que se igualaría con los significados de Cantábrico y Kas.ku.ug5na = Camino-sitio-lugar de los muertos. En resumen, más que pretender dar solución definitiva al significado etimológico del topónimo Cantábrico, se insiste, una vez más, en que el sumerio, sin fantasías, da cumplida solución no a un topónimo aislado sino a multitud de nombres de la toponimia mayor y menor de este eje E-O que nos ocupa, al menos en su parte más occidental, la ibérica. Así, en la península ibérica, la emblemática cordillera E-O, los Pirineos, antes montes Auna ¿o, Anua?, pudieran venir de pirig y Anu, es decir, con el sumerio, algo así como ‘brillante Anu’, Montes del Brillante Anu o Montes brillantes de Anu, en significado nada sorprendente a poco que se piense en las nieves pirenaicas y en los cientos de cromlechs que emplazaron representando estrellas hasta llegar al pretendido mar circular, en cuyo derredor dejaron profusos topónimos con aire de ser sinónimos o complementarios; pero, siempre apuntando a sus creencias respecto al devenir de las almas de sus muertos.
 
Antes de volver a lo que pudo ser el descubrimiento del fin de la tierra por el oeste, retornando a Horowitz, el Oeste, en las tablillas babilónicas, se denominó principalmente por la procedencia del viento, mar.dú = amurru  = oeste, lleva el nombre de los amoritas que llegaron a Sumeria y Acadia por el oeste en el tercer milenio a.C.  La Geografía de Sargón, plasmada en dos tablillas del primer milenio, describe los imperios de Acadia y Sargón, y afirma incluir ‘la totalidad de las tierras bajo el cielo’ y ‘las tierras desde la salida al ocaso del sol’. En esta geografía, se identifican los puntos cardinales con los pueblos de procedencia de los vientos. En el oeste estaban situados los amoritas. Los amoritas de montaña era pueblo de pastores que ‘no conocía el grano’ y que ‘incineraba a sus muertos’.
Si imaginamos qué pudo ocurrir en el pasado, tras observar lo sucedido en diversos lugares descubiertos por gentes diferentes que, sin embargo, parece tuvieron similares conocimientos y creencias, se supone que previa a la confección de mapas debió de haber una toma de datos y un conocimiento de accidentes geográficos destacados y puntuales, comunes. Entonces, es posible que en el Oeste Extremo que estamos tratando de redescubrir, tuvieran criterios de nominación similares a los habidos en los lugares de partida. Si observamos de sur a norte, un mapamundi de la época, hay puntos de denominación similar, que subyacen en las lenguas actuales, susceptibles de haber sido puntos extremos y límites del círculo terrestre imaginado originariamente. Así, yendo al oeste llegados Atlántico a grandes rasgos, de sur a norte, nos encontramos:
1-   Mauritania y Marruecos, e incluso el gentilicio Moro — del que hay que decir, y viene de lejos, que ya el vasco lo utiliza como Mauru y que, además, incluso se llama al cromlech, ‘Mauru Baratz’ =’Jardín de Moro’; hecho que vuelve a demostrar que nos encontramos ante hitos que es preciso tener en cuenta, por mostrar sentido común, antes de pretender construir una teoría definitiva, cuando todavía faltan tantas cosas por descubrir y relacionar—. Vocablos que producen una imprecisa sensación de analogía con los citados Amurru, Mardu, Amorita, que estuvieron relacionados con el oeste en Mesopotamia. Evocación que resulta más evidente al ver su posición extrema al oeste frente al Océano Atlántico, como Mauritania, mauritano, Marruecos y moro. Sin olvidar gentilicios como Mauri y Várdulo, presentes en el pasado de Guipúzoa, probablemente, procedente de una Vardulia, mejor, Mardu-lia, en referencia al territorio situado justo al oeste del cromlech pirenaico. Con parecido interés general se pueden tener en cuenta topónimos como Amorebieta —al oeste del Duranguesado— y Amurrio —al oeste del Gorbea, ¿Gur-be-a? o ¿Kur-...?—, en interpretación alejada de otras versiones, como la del General Amor para Amorebieta y las ya conocidas de Amurrio, en las que no se entra, no por falsas o verdaderas sino por estar intentando buscar las claves de una teoría más general, alejada de la seguida para lograr una utilización presente de un vasco unificado desde un imperativo actual, en lugar de hurgar en las más evidentes y menos voluntariosas trochas del ayer, empezando por el principio —¿dialectos procedentes de un mismo tronco o lenguas diferentes vivas todavía durante el período de cristianización? —, en busca de un pasado asequible, y en parte, muy próximo.
2-   Corcubión, Finisterre, La Coruña, etc. Constituyen el extremo occidental del eje máximo E-O de los mapas más antiguos, del Camino de las estrellas y, posterior de Santiago. Se trata de nombres con claras semejanzas en los extremos occidentales europeos de más al norte, observables en los mapas actuales que van de la Bretaña y Finisterre franceses —antigua Armorica, antes, Letavia—, a la Gran Bretaña e Irlanda. Todas, zonas de Extremo Oeste y de megalitos.

Una propuesta de este escrito sería la de estudiar como un todo susceptible de relacionar, la toponimia que va de Mauritania a Irlanda tratando, además, de buscar relaciones entre los megalitismos: marroquí, portugués y galaico, pirenaico, bretón, británico e irlandés. Que ambos parten de una idea astronómica, casi constituye una certeza cuando se lleva tiempo trabajando en el megalitismo pirenaico. Sin embargo, restan incógnitas, cronología y determinados grupos de círculo de pequeño diámetro en Gran Bretaña a la cabeza, cuya solución sólo sería posible dedicando a su estudio una atención que no existe. Se trataría de abrir el caso, ‘el caso de la historia olvidada y silenciada del Occidente Extremo’, entre el trópico de Cáncer y el Círculo polar ártico, más o menos.