Nueva visión

Nueva visión del Cromlech Pirenaico y del Camino de Santiago

Estamos estudiando y hablando del cromlech pirenaico, ahora ligado a un nuevo apéndice, el Camino de Santiago, procedente de la primitiva peregrinación conocida como el Camino de las estrellas.

Cromlech pirenaico y Camino de Santiago, son principio y fin de un camino personal imprevisto. El enlace de ambos, pudiera proceder de la opinión de que el cromlech pirenaico y el Camino de las estrellas nacieron, como idea, simultáneamente, de la creencia mesopotámica de que las almas de los muertos, al morir se iban por el extremo oeste terrestre, situado al borde del mar circular que, equivocadamente, pensaban que circundaba la tierra. La firmeza y persistencia de esta creencia, hizo que la peregrinación del Camino de las estrellas continuase llevándose a cabo, incluso después de haberse establecido el cristianismo como religión oficial, en el norte peninsular. Da la impresión de que mandatarios de ambas religiones, la astral pirenaica primitiva y el cristianismo, llegaron a un acuerdo que parece haber culminado en el sincretismo de convertir el ignoto Camino de las estrellas en Camino de Santiago, del que sí existe amplia información histórica, aunque quizás, un tanto fantasiosa, al menos, en su inicio.

Antecedentes previos
¿Qué es y significa el cromlech pirenaico? 
1- ¿Qué son los cromlech pirenaicos? 
Los cromlech pirenaicos, son construcciones modestas circulares, de diámetro variable que oscila entre dos y diez metros, realizadas con piedras de porte muy diferente hincadas en el suelo, siendo algunas muy destacadas del resto. Hasta fecha reciente, han sido estudiados principalmente con la ayuda de principios y reglas procedentes de la arqueología; por tanto, especialmente, teniendo en cuenta los restos y vestigios que se encuentran de/y en estos monumentos. 

Los cromlechs se extienden en el Pirineo a lo largo de más de doscientos kilómetros y al parecer fueron construidos siguiendo criterios relacionados con la astronomía, la geografía, topografía, geodesia y las creencias religiosas de su época. Astronomía geocéntrica a ojo desnudo y geografía derivada de considerar la tierra plana y circular, acompañada de observaciones que fueron poniendo los cimientos de la cosmografía; geografía y geodesia incipientes que trataban de conocer la forma de la tierra y permitieron plasmar los primeros e inexactos mapas que, sin embargo, sirvieron para imaginar ideas religiosas, equivocadas, fundamentadas en observaciones geo-astronómicas. Todo, con ayuda de una topografía incipiente, buena conocedora de las particularidades que ofrecía el terreno, subrayadas principalmente por medio de efemérides astronómicas producidas y observadas en el horizonte local, a la salida y puesta del sol, la luna, los planetas y las estrellas, en diferentes épocas del año, hecho que permitió la confección de un sistema de coordenadas que dieron vida científica al cromlech pirenaico y al Camino de las estrellas y, permiten hoy, una recuperación coherente de parte del pensamiento de los constructores del cromlech pirenaico.

Parece razonable que para estudiar unos círculos de piedras, emplazados en un espacio tan extenso, ordenados en direcciones precisas de acuerdo con principios matemáticos y astronómicos presentes en los cielos y reflejados en la tierra que, además, marcan límites geográficos subrayados por accidentes importantes del terreno y por la toponimia de éstos, se deba buscar ayuda en otras ciencias que puedan completar la información suministrada por la arqueología.

Más información sobre qué es el cromlech pirenaico

2- ¿Qué significado tiene el cromlech pirenaico?
La propuesta respecto al significado del cromlech pirenaico, después de la incorporación, de nuevas disciplinas en su estudio, en concreto, la Astronomía de la época de su construcción, fue: todos los cromlechs pirenaicos, representan estrellas. Esta conclusión, se dio por demostrada y zanjada, al escribir Del crónlech pirenaico (Descodificación astronómica de una religión olvidada), Editorial Txertoa, San Sebastián 1998, y, posteriormente, en la continuación de la investigación, publicada, durante cerca de tres lustros, en la página www.cromlechpyrene.com.
La función funeraria atribuida de forma general al cromlech pirenaico, es ocasional y está subordinada a otros menesteres que, en líneas generales, pudiéramos considerar religiosos con fundamentos astrales.

Modus operandi:
Al iniciar una investigación, no se sabe qué caminos se van a seguir ni qué hitos se van a encontrar y ser tenidos en cuenta; ni, menos, qué se encontrará al final. Desde el primer trabajo, Del crónlech pirenaico..., se contempló el cromlech pirenaico como un todo, tanto por la gran extensión que ocupa, como por el resto de sus aspectos, repetidos en su ejecución en diferentes lugares. Su conjunto resulta una obra monumental en cualquiera de sus acepciones, sobre todo, desde un punto de vista conceptual; su significado unitario y estelar, además, del espacio geográfico que ocupa, obligan a adjudicarle un espacio temporal que, en buena parte, perduró en tiempo histórico. Su legado histórico, como se viene diciendo, aparece incompleto, cercenado y acotado por las ideas dominantes de la época inmediata posterior a su vigencia, hecho que le hace manifestarse insípido e, intelectualmente distorsionado y poco atrayente, mientras que observado desde puntos de vista diferentes a los hoy aplicados en exclusiva, abre nuevos horizontes que explicarían de forma más completa, racional y científica: sus orígenes y devenir, dentro de las evoluciones habituales, en otros pasajes de la historia del hombre, en los que centrando y predicando, en apariencia, ideas, se persigue, además, el poder, asuntos todos que han quedado olvidados al suponer que la función exclusiva del cromlech pirenaico, se circunscribe a la de suponerlos, únicamente, enterramientos; cuando sólo en ocasiones, es así. Al ir entrando en la cuestión, se van viendo las dificultades que surgen para encontrar, con rigor, el hueco del cromlech pirenaico en la historia. El cromlech pirenaico, por su construcción —600 a.C.— es asunto que arranca en la protohistoria o a caballo entre ésta y la historia; sin embargo, el significado religioso que, con cierto fundamento, se le supone como hipótesis de trabajo en estas entregas, lo enlaza en el tiempo, inexorablemente, con la historia y la siguiente gran religión que le sucede: el cristianismo. Es decir, se está suponiendo que la vigencia, digamos, espiritual, del cromlech pirenaico, se extiende cuando menos desde la época de su construcción —600 a.C.— hasta los comienzos de la cristianización de la zona pirenaica. La sede episcopal de Pamplona pudo fundarse, según los expertos, hacia el siglo IV, se prolongó durante la, difícil de documentar, cristianización de las gentes de la montaña —últimos fieles de la religión astral pirenaica— que se produjo con mayor o menor intensidad, según autores, hacia el siglo VII, y concluyó, según diferentes hipótesis en estudio, hacia la imprecisa fecha del siglo IX en la que se encontró el arca de mármol con los restos de Santiago el Mayor, límite máximo del sincretismo final que sumió en el olvido la ya exhausta religión astral pirenaica y proporcionó al cristianismo los argumentos necesarios para hacerse con los últimos reductos de dicha y supuesta religión, convirtiendo la antigua peregrinación al oeste, en la dirección que emprendían las almas al morir: el Camino de las Estrellas, en el vigente Camino de Santiago. Este supuesto, se ha realizado al amparo de ¿dudosas? interpretaciones de signos todavía presentes, en buena parte toponímicos, en el actual Camino de Santiago y, sobre todo, en el arte Románico que acompaña su ruta, destacando como elemento de enlace, el crismón y el significado oculto de algunos santuarios construidos sobre otros precristianos como San Miguel de Aralar o Santa María de Eunate. La aceptación de esta hipótesis de trabajo invita a pensar que el cromlech pirenaico y el primitivo Camino de las Estrellas, su significado e influencia, estuvieron vigentes durante no menos de quince siglos.

En ésta, digamos, nueva historia o punto de vista, la toponimia ocupa un lugar destacado, por el hecho de dar significado, en sumerio, generalmente, y sin modificaciones, a vocablos que pudieran ser piezas clave del entramado que llega a hacer comprensible el cromlech pirenaico.

En resumen, esta postrera exposición, pretende dar una nueva perspectiva a nuestra historia primigenia, partiendo de las raíces del cromlech pirenaico: sus constructores; las lenguas que llegaron a entender y utilizaron para transmitir su mensaje, arrancan en el sumerio y desembocan en el vasco; sus caldeos —en sentido de sacerdotes— y fieles; el marco geográfico en el que se desarrolla el cromlech pirenaico y su entorno espiritual; las creencias religiosas que de astrales terminan en cristianas, etc., son considerados el meollo del asunto. Se han dejado de lado, las ideas y toponimia que de los romanos y del latín se derivan, por considerarlas en este trabajo, posteriores, derivadas y subordinadas de las originales. 

La presentación se va a realizar, por considerar el trabajo inconcluso, a retazos también inacabados y desordenados, sin que ello suponga una excusa para exponer fantasías. En realidad se trata de lo contrario, de reconstruir con datos objetivos y comprobables, o, al menos, de señalar algunos hitos ciertos de la historia olvidada del cromlech pirenaico y del Camino. En fin, de intentar una nueva forma de recuperación histórica global de hechos que habiendo tenido un mismo sentido, hoy se encuentran olvidados y dispersos.

A lo largo de estos años, en los trabajos cuyos resultados ahora se publican, se han tenido en cuenta nuevas disciplinas, apuntadas desde los primeros trabajos, pero ahora estudiadas y aplicadas con rigor e intensidad. En resumen, el conjunto de nuevas disciplinas, diferentes a la reconocida y necesaria arqueología, incorporadas al estudio del cromlech pirenaico, se resumen, con independencia de que puedan incorporarse otras, en las siguientes:

I- Geografía.
II- Astronomía.
III- Lenguas.
IV- Religión

Como consecuencia de la incorporación al estudio de estas materias, se han abierto y revelado nuevos puntos de vista y conclusiones sobre el cromlech y su entorno, entre los que destacan:
a- La propuesta inicial: Todos los cromlechs pirenaicos, representan estrellas. Conclusión más importante de los trabajos hasta ahora presentados, que continúa siendo válida, y cabe añadir que la astronomía que hizo posible el cromlech pirenaico, sólo puede proceder de Mesopotamia.
b- El trabajo se ha hecho extensivo al Camino de Santiago y su antecesor el Camino de las estrellas. Uno de los esquemas que ha dejado entrever esta posibilidad, se debe a asociaciones de ideas cuyo punto de partida se encuentra en el cromlech pirenaico y luego transita, entre observaciones hechas sobre el terreno y datos obtenidos en muy diversas lecturas, por resbaladizos y antiguos caminos analógicos, cuyos hitos fundamentales pertenecen a la resumida secuencia:

Cromlechs>Estrellas>Religión astral pirenaica>Camino de las estrellas > Cristianismo > Camino de Santiago

Esta disposición, está realizada con ánimo de concreción y afán de seguir un orden que permita avanzar, al igual que se podrían establecer otras, utilizando disciplinas diferentes. De hecho, el trabajo en sí, está formado, practicando este tipo de cambios de orientación, por retazos entremezclados escritos en épocas diferentes. Las lagunas, omisiones y tergiversaciones históricas, han amasado un bronco caos difícil de soslayar si no se transita por los caminos aceptados y establecidos, en cuanto se sale de ellos en busca de realidades pasadas, el transgresor se encuentra rodeado de direcciones prohibidas, lagunas que se convierten en ciénagas difíciles de vadear, debido a correcciones aceptadas varias. Un decir, pero, mal asunto, actúa la autocensura y te agarrotas solo, salvo que abandonando lo que hoy en día definen como ‘perfil bajo’, se haga caso omiso de los caminos trillados y se sigan, con sus riesgos, los abiertos a los cuatro vientos.

Además, en estas notas de prólogo, se esbozan como adelanto de la aportación de cada una de las nuevas disciplinas incorporadas, antes de desarrollarlas, unas pinceladas de su posible relación con el cromlech pirenaico:

I- Geografía:
La zona que albergó al cromlech pirenaico, pertenece al mundo por entonces conocido. Anaximandro —615-546 a.C.—, realizó un mapa, hoy desaparecido, que fue perfeccionado por su paisano Hecateo de Mileto hacia el 500 a.C., quién además redactó unos escritos de descripción del mismo de los que existen algunos fragmentos que permiten su reconstrucción aproximada. De estos mapas se deduce que por entonces, tenían la idea de que la tierra era plana y circular y estaba rodeada por un mar circular, esta creencia, inicialmente, es de origen mesopotámico. Los geógrafos del siglo V y principios del IV a.C., más bien, creían que la forma de la tierra era ovalada, con el eje E-O de longitud doble a la del N-S.

Los cromlech pirenaicos se extienden por el Pirineo en la franja E-O, a lo largo de unos 200 km, pertenecientes al eje mayor de la tierra que pensaban oblonga, y van desde Andorra y valle de Arán al golfo de Vizcaya—en lengua vasca— o de Gascuña, mejor, Kaskugna —en lengua sumeria—. Los cromlech en general, fueron construidos formando enclaves y, dentro de éstos, están distribuidos sobre el terreno de forma relacionada con el firmamento, y de acuerdo con orientaciones elegidas teniendo en cuenta los emplazamientos de montañas singulares y los movimientos cíclicos de los astros, hecho que permite deducir el sistema de coordenadas que utilizaron.

La razón principal de que terminasen las construcciones de cromlechs en el golfo de Gascuña o Vizcaya, parece ser la de haber llegado con ellas al mar circular que creían rodeaba la tierra, supuestamente, plana y oblonga, por cuya parte oeste, pensaban, se iban las almas al morir.

II- Astronomía:
La astronomía como ciencia, ha sido la inspiradora de todo el trabajo realizado sobre el cromlech desde el inicio: la publicación de Del crónlech pirenaico (Descodificación astronómica de una religión olvidada), Juan José Ochoa de Zabalegui, Editorial Txertoa, San Sebastián 1998, hasta hoy que, se da a conocer esta Nueva visión del Cromlech Pirenaico y del Camino de Santiago que ahora se presenta.

El apartado II, Astronomía, de www.cromlechpirenaicoycaminodesantiago.com, no es una exposición de la sencilla astronomía clásica a ojo desnudo, necesaria para captar el significado astronómico del cromlech, sino un complemento de trabajos anteriores.

De un lado, es una toma de conciencia de la existencia del triángulo de la 'luna creciente = uskaru o uskaro': Pico de Orhi-Peñas de Aia- Monte Txindoki, y, de otro, se muestra el elegante artificio técnico imaginado por los constructores del cromlech pirenaico, en el eje N-S, desde Peñas de Aia y los grupos de cromlech de Agiña al de Loizateko Soroa, para poder captar desde éste, la luna y el sol solsticiales, sobre Txindoki, soslayando el hecho de que al lado Peñas ded Aia-Txindoki, del triángulo uskaro, le faltan unos 20º para ser exactamente solsticial, como hubieran deseado quienes imaginaron el triángulo núcleo del cromlech.

En el apartado 'Documentación' se adjuntan en formato PDF, grupos de cromlech y trabajos ya publicados anteriormente en el extinto www.cromlechpyrene.com, que se consideran claves en la interpretación del cromlech pirenaico.


III- Lenguas:
En el origen del Camino de las estrellas, éste llegaba hasta el extremo oeste de la tierra conocida, hacia su mar circular, hacia el Finisterre, Coruña — Coruña = Tierra de los muertos =  Kur.ug5.na, en sumerio, como bien explica Horowitz p. 281— y la Costa da morte, al igual que en el lado pirenaico, el cromlech termina al llegar a su mar circular en el golfo de Gascuña —Kas.ku.ug5.na = Camino lugar de los muertos, en sumerio y de lexicón—, se ampliará la información en su lugar.

En ésta, digamos, nueva historia o punto de vista, la toponimia ocupa un lugar destacado, por el hecho de dar significado, en sumerio y sin modificaciones, a vocablos que pudieran ser piezas clave del entramado que llega a hacer comprensible el cromlech pirenaico y El Camino.

Utilizando el sumerio, el acadio y el vasco, se obtienen en muchos casos, el significado de numerosos topónimos que encajan y se engarzan con los resultados obtenidos mediante el resto de las disciplinas utilizadas. Así, por ejemplo: el núcleo principal y centro ¿geográfico y espiritual? de cromlechs pirenaicos se encuentra en el triángulo: Pico de Orhi-Peñas de Aia-monte Txindoki; en sumerio-acadio y sin artificios lingüísticos: “santak- e-uskaro” = “triángulo-casa o templo-luna creciente”. Este hecho que define la lingüística, lo corroboran, confirman y entrelazan el resto de las disciplinas esgrimidas, con la ayuda, por supuesto, de los restos arqueológicos que subsisten, especialmente, algunos de claro y definido significado astronómico.

IV- Religión:
La religión astral que pensamos tuvieron los constructores del cromlech, resulta difícil de recons-truir por medio de los vestigios heredados procedentes de la historia.  No obstante, en las distintas nuevas disciplinas que tratamos, se encuentran: lecturas de autores que, tratan de la religión, cultura y ciencias mesopotámicas, como Jean Bottéro, Wayne Horowitz, Hermann Hunger, etc.; tratados sobre religiones orientales y del paganismo greco-romano, descritas por autores de solvencia como, por ejemplo, Franz Cumont.

También, apuntan en la dirección de la existencia de una religión anterior, las huellas ocultas y silenciadas perceptibles en el Románico, presentes en obras como, por ejemplo, la de José Antonio Olañeta sobre el crismón presentada en la web http://www.claustro.com que permiten, una vez enmarcadas en el cromlech pirenaico y su entorno, vislumbrar alguno de los postulados de la religión astral pirenaica y de su presencia en nuestro cristianismo como consecuencia de sincretismos.

El arte Románico encierra, sin excesivas ocultaciones, aunque sí, ya que nada ha quedado escrito a la vista, dentro de lagunas y silencios históricos clamorosos, vestigios que justifican algunas de las propuestas, por ejemplo: la supuesta religión astral pirenaica que inspiró el cromlech, tuvo que ser absorbida por el cristianismo, principalmente, mediante sincretismos y probables acuerdos, entre los responsables de ambas religiones. El sincretismo final que cerró el proceso definitivo de cristianización pudo ser la reconversión del primitivo Camino de las Estrellas en Camino de Santiago.

Este apartado de religión referido al cromlech, aunque éste y su soporte intelectual precedieron al nacimiento de Jesucristo en no menos de un milenio, lo trato con verdadera aprensión porque se ha cruzado en el Camino. Está ahí, a caballo entre el máximo esplendor de la religión astral pirenaica y su desaparición a la consagración del Cristianismo. De haber existido la primera, como parece deducirse de este trabajo sobre el cromlech pirenaico, aún no sintiéndome capacitado ni, menos, solvente para dirimir sobre la cuestión, en el transcurso de los años que llevo intentando realizar este trabajo, confieso que se me han ocurrido algunas preguntas que voy a intentar exponer con el mayor de los respetos.

¿Qué pudo inspirar la construcción de cientos de círculos de piedras emplazados a lo largo de más de 200 Km?
Principalmente: Las creencias inherentes a una religión astral olvidada.
La concreción de esta religión en la actualidad, resulta delicada y compleja, soy consciente de que ni sé ni puedo conocer la totalidad de la misma, aunque, al mismo tiempo, percibo la presencia de elementos objetivos comprobables que dan pie para suponer su pasada existencia, y, en consecuencia, parece científicamente aceptable, admitir el supuesto como hipótesis de trabajo. Bajo esta premisa, he utilizado algunos hechos probados con ánimo de encontrar un esquema histórico lógico y coherente de un pasado que a la historia, por tratarse, con frecuencia, de tiempos, hechos y acontecimientos históricos, le hubiera correspondido narrar y de los que, sin embargo, sólo ha dejado lagunas y silencios.

Antes de comenzar a especular aisladamente sobre la posible existencia de una religión astral pirenaica, es prudente comenzar por saber qué documentos históricos existen sobre la materia, al margen de la región pirenaica, sobre la que no se encuentra ninguna alusión escrita concreta al respecto.

La obra del belga Franz Cumont, explica con claridad y solvencia el contenido y creencias de las religiones astrales o celestes, presentando un esquema que, en buena medida, se ajusta a las creencias religiosas que parecen estar reflejadas en el cromlech pirenaico. Estas religiones, según Cumont, comenzaron hacia el 600 a.C., más o menos, la edad en que se piensa nació el cromlech pirenaico. De otra parte, las citas, de la obra del caldeo Beroso —siglo III a.C.—, principalmente reflejada en su desaparecida Historia de Babilonia, recopiladas por el historiador Flavio Josefo —37-101 a.C.— encajan, también, dentro de lo que pudiéramos entender como el entramado espiritual que inspiró el cromlech pirenaico —. Es decir, que tenemos constancia histórica de la existencia de religiones astrales, es preciso decirlo, en lugares inconcretos; en tanto que, en el Pirineo y norte peninsular, sucede lo contrario, hay vestigios: arqueológicos —el cromlech pirenaico —, geográfico-topográficos y toponímicos que apuntan con claridad hacia la existencia en la zona de una religión evolucionada de este tipo, sin que tengamos la menor referencia histórica.

¿Qué conocimientos fueron necesarios para poder concebir la presunta religión astral pirenaica y qué creencias pudieran atribuirse a ésta?
Una religión astral, parece que en primer lugar debe de fundamentarse en unos conocimientos celestes, en definitiva, astronómicos, coincidentes en el tiempo en el caso de la pirenaica, con los existentes en la período de construcción de éstos monumentos —alrededor del 600 a.C. Tiempo en el que sólo existía una astronomía digna de tal nombre, capaz de engarzar con los conocimientos en esta materia que se desprenden del cromlech pirenaico y del emplazamiento y toponimia pirenaicos: la mesopotámica. Nuestro conocimiento de esta astronomía proviene del descifrado de tablillas escritas en caracteres cuneiformes, cuyo contenido y comprensión han ido perfeccionando los especialistas, hasta lograr unas interpretaciones fiables y comprensibles para el profano interesado en la cuestión.

En dicha religión o en sus inicios cabe sospechar la presencia de la triada babilónica: Enlil-Anu-Ea y, en lo astronómico, se puede advertir la presencia de dioses emparejados con astros, entre ellos, la luna y el sol, dios Sin y dios Shamash respectivamente, encabezando el panteón celeste, seguidos de los planetas y las estrellas, entre las que destacaba Sirio. Supuestos todos, todavía apreciables en la geografía y toponimia del norte peninsular.
 
¿El ‘Camino de Santiago’, procede de un primitivo ‘Camino de las Estrellas’, manifestación de culto de la supuesta Religión Astral Pirenaica, cuyo principal vestigio material fue el cromlech pirenaico y su entorno? 
Esta cuestión se plantea desde el supuesto que una religión como la pirenaica, que ha dejado im-portantes vestigios a lo largo de tantos kilómetros, muestra un notable nivel de conocimientos para la época en que fue concebida, e, históricamente, solapa su silencioso final en un naciente y pujante cristianismo dentro de una aparente normalidad y entendimiento. En buena lógica, la supuesta religión astral pirenaica, sólo pudo optar por su desaparición dentro de un marco de acuerdos y sincretismos pactados entre los dignatarios de ambas religiones. Ni estas muestras de diplomacia ni, menos, de luchas intestinas para conseguir la unión, han quedado reflejadas en la historia, hecho que da pie a entender que debieron de existir discrepancias importantes, y motivo para formularse preguntas de dudosa corrección ortodoxa, a partir de hechos que sólo podemos conocer como hipótesis, con ánimo de tratar de colmar ciertas supuestas lagunas dejadas por la historia.

Es de sobra conocida la creencia popular —que no ha podido constatarse en documentos fehacientes antiguos— de que el actual Camino de Santiago procede de una peregrinación prehistórica hoy, comúnmente, denominada el Camino de las estrellas.
En este trabajo se ha dado por bueno este supuesto, que, además, se ha hecho extensivo a una hipotética relación entre el cromlech pirenaico y el Camino de las estrellas; de hecho, el cromlech pirenaico ha sugerido la propuesta. Bueno, el cromlech pirenaico y su entorno, su significado, sus razones, su legado olvidado, su emplazamiento, su distribución geográfica y un largo, lento y torpe deambular, arriba y abajo, de lo que se ha tomado, ¿erróneamente?, por sus manifestaciones y esencia.

De otra parte, resulta improbable que una manifestación de la grandiosidad del cromlech pirenaico que, en buena parte, se ha deducido que tiene un componente religioso, no se vea, además, reflejada en las creencias religiosas posteriores y en sus expresiones simbólicas y artísticas. Hipótesis que plantea nuevas y arriesgadas cuestiones que se van a tratar de formular y de contestar, de forma científica en la medida de lo posible, en la parte central del trabajo.

Nota final:
Estas propuestas, que se extienden a lo largo del trabajo, han sido extraídas, como avance, a modo de titulares, tienen por objeto llamar la atención sobre cuestiones cerradas por la historia, con ánimo de contemplarlas profundizando en las disciplinas complementarias anunciadas, tratando de ver desde puntos de vista diferentes a los que se han venido utilizando. Se va a intentar realizar un acercamiento gradual a cada uno de sus aspectos, de modo que se pueda dejar la lectura en cualquier momento sin por ello dejar de saber desde el primer momento el objeto de la investigación y algunas propuestas generales de la misma. Si bien, cosas bien distintas son, hacer unas propuestas y lograr demostrarlas. Aunque, a decir verdad, más que demostrar, se pretende convencer de que esta historia merece la pena ser reabierta y estudiada de nuevo de forma distinta, más crítica y completa.